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Tragedia ecológica de Australia evidencia el fracaso frente al cambio climático

El brusco cambio del clima es el principal responsable de los incendios en Australia, un desastre inédita que afectará a la biodiversidad del planeta
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18 de enero de 2020 a las 05:02

Lo que está pasando en Australia es terrible y lo peor es que está lejos de acabarse porque los próximos dos meses suelen ser los meses más calurosos.

Los fuegos en ese país son habituales porque se trata de un territorio especialmente caliente y seco, pero nada es comparable a la devastación que están provocando incendios que comenzaron más temprano y están siendo más intensos que en temporadas pasadas. 

Los científicos afirman que el agravante ha sido el fenómeno del calentamiento global, específicamente el llamado “dipolo del océano Índico”, el cual ha propiciado un mayor período de sequía y calor intenso, lo que explica la expansión del fuego. 

Es decir, las altas temperaturas provocan incendios que a su vez generan vientos de gran intensidad, haciendo que caigan rayos en regiones aún intactas, lo que empeora la tragedia.

A esto se agregaron  incendios que comenzaron algunas personas en forma deliberada con colillas de cigarrillo, aunque fueron casos puntuales. 

Es tremendo golpe para un país que no ha sufrido ninguna recesión en las últimas tres décadas. Pero, una prosperidad en parte basada en la minería que ahora se vuelve en su contra por las consecuencias de los combustibles fósiles en el cambio climático.

Hay protestas en las calles en las que despliegan carteles que dicen: “Australia arde, mientras los gobernantes se aferran al carbón”. 

Hasta el momento murieron al menos 28 personas y 700 millones de animales (algunos científicos elevan la cifra a 1.000 millones), sobre todo en Nueva Gales del Sur, muchos de ellos de especies en vías de extinción. 

En diciembre, la calidad del aire de Sídney superaba 11 veces el nivel de “peligroso” por el humo, y temperaturas que subieron a más de 40 grados; todo un récord solo superado en el año 2009, cuando se dio un fenómeno similar.

En esta ocasión, los incendios comenzaron en setiembre de 2019 y, a pesar de los operativos de contención, sigue habiendo focos de ignición por todos lados y los fuertes vientos que se pronostican para los próximos días indican que la tragedia continuará. 

En total, se han quemado 8 millones de hectáreas, una superficie equivalente a la de Irlanda. El desastre ecológico en términos de biodiversidad es enorme y la contaminación por el humo está impactando en otras regiones, incluyendo a América Latina.

El Observador conversó con el profesor Omar Arellano Aguilar, doctor en ciencias biológicas, especializado en riesgo ecológico e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien dijo: “Australia es un bloque de continente que quedó aislado desde hace millones de años y los procesos evolutivos allí son muy particulares. Es una zona alta en endemismo y se están perdiendo especies únicas, como algunos tipos de canguros y abejas”.

El experto se refiere a que Australia pertenece a un grupo de países que, en conjunto, son hogar del 70% de la diversidad biológica del mundo. Cuenta con la variedad más importante de mamíferos marsupiales del globo, reptiles con venenos que no se encuentran en otros lugares, koalas (habría muerto entre un tercio y la mitad de los que habitan en Australia), ornitorrincos, emus, anfibios, reptiles, aves, insectos, peces (muertos o en riesgo por el aumento de las cianobacterias y las altas concentraciones de mercurio en los lagos) y demás animales autóctonos. 

Ejemplares de todas las especies de flora y fauna nativa han sido arrasados por los incendios, o continuarán desapareciendo posteriormente por el destrozo de sus hábitats. Un tercio de la isla Canguro, famosa por su naturaleza virgen y reservas naturales repletas de vida silvestre, ya se ha quemado.

Gran fracaso

¿Qué mensaje nos deja esta tragedia ambiental? 
“Que los países han fracasado con sus propuestas y acciones. En vez de ir más allá con políticas ambientales serias, se han dedicado a la demagogia. A pesar de las evidencias científicas, muchos gobiernos, políticos y empresas no creen en el cambio climático, como el actual gobierno de Australia, y no actúan en consecuencia. En el mundo, los climas extremos se están acentuando, no estamos preparados para sequías prolongadas, ni temperaturas demasiado altas, ni inundaciones de gran magnitud. China, Estados Unidos, Europa, Rusia y Australia son los grandes emisores de gases de efecto invernadero”, respondió el profesor Arellano Aguilar.

El analista advirtió que el cambio climático también se ha acentuado en América Latina, por ejemplo en México, donde existe una alta vulnerabilidad por el avance de las sequías y la desertificación, que llevará al país a una crisis hídrica en las próximas décadas. En Brasil, el Amazonas (el pulmón del mundo) está siendo deforestado desde hace años y, con el suelo descubierto, la erosión se agrava en las épocas de lluvia. 

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) informaron que los contaminantes que se emitieron en los incendios en Australia llegaron a Argentina, Uruguay y Chile. Si bien aún no se puede evaluar los efectos directos del fenómeno, se puede afirmar que la calidad del aire ya está disminuida en muchas regiones”, agregó.

Los fuegos de Australia han emitido unas 349 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera en los últimos cuatro meses, lo que resulta un hecho sin precedentes.

“Después de mí, el diluvio”

Nada ni nadie se salvará de los efectos del cambio climático. Así lo afirman los expertos, quienes advierten que gran parte del daño causado en muchos frentes es irreversible. Aun así, no existe el suficiente compromiso real conjunto para frenar este fenómeno. 

Pareciera estar más vigente que nunca la frase “Después de mí, el diluvio”, atribuida a Luis XV cuando se dio cuenta de que sobrevendrían terribles acontecimientos que no le importaron porque ocurrirían después de su muerte.

En este caso, las peores consecuencias del cambio climático las vivirán las próximas generaciones, aunque ya desde hace años son más evidentes. También han comenzado a contabilizarse más “migrantes climáticos”.

El ingeniero industrial Alejo Silvarrey, investigador y docente en gestión ambiental de la Universidad Católica del Uruguay, también responsabiliza a los políticos de Australia del desastre de la gestión ambiental.

“Durante su campaña preelectoral, el candidato del partido liberal y actual primer ministro, Scott Morrison, mostró que no estaba muy de acuerdo en desarrollar una agenda de energía renovable y tendía a aumentar la inversión de capitales centrados en las industrias de los combustibles fósiles. Fue muy discutida su posición, pero el resultado fue que ganó las elecciones. La gente no le dio importancia al tema climático, y ahora Morrison está en el poder con un rol que resulta insuficiente en esta crisis”, dijo Silvarrey a El Observador 

 En los últimos días, Morrison reconoció por primera vez la existencia y el impacto del cambio climático, pero no ha variado su política al respecto, por lo que se ha ganado críticas por “negacionista” e insultos por sus “reacciones tardías” ante la tragedia en su país. 

Silvarrey, que está cursando un doctorado sobre cambio climático y cianobacterias en la Universidad de Deakin, Australia, pidió que la tragedia en este país sirva de ejemplo para otros países, ya que, en distintos grados, el cambio climático afecta a todos. En tal sentido, podría exacerbar, por ejemplo, el fenómeno de las cianobacterias en varias áreas geográficas, lo que podría perjudicar a Uruguay. 

“El aumento de la temperatura y las modificaciones en los patrones de lluvia favorecen a las cianobacterias. Ese fenómeno es complejo y multicausal: el cambio climático, el tipo de vida que llevamos los consumidores, los métodos de agricultura inadecuados, la cantidad de nutrientes que se descargan en las aguas, los cuales provienen de los desechos industriales, del saneamiento, y otros factores”, explicó.

Coincidió con Arellano Aguilar en que debido al cambio climático habrá más incendios, lluvias, inundaciones y sequías largas. 
En ese marco, es preocupante que en América Latina en general no haya programas de contingencias ambientales por contaminación atmosférica. En los países en desarrollo, las medidas que se toman son para contener los efectos negativos del fenómeno, pero no tanto para prevenirlos.

A esta altura, aunque se modifiquen algunas políticas y medidas con relación al cambio climático, gran parte del daño está hecho y las tragedias se repetirán. 

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