La Casa Blanca divulgará la última versión de su plan de energía limpia (America's Clean Power Plan), una serie de reglamentaciones ambientales destinadas a limitar por primera vez las emisiones de carbono de las centrales eléctricas estadounidenses. Al delinear de qué maneras el
cambio climático es una amenaza para la economía, la salud, el bienestar y la seguridad de Estados Unidos, Obama señaló en un video emitido a primera hora de ayer que "el cambio climático ya no es un problema de las siguientes generaciones. Ya no".
"Las plantas de energía son la única y más dañina fuente de contaminación de carbono que contribuye al cambio climático", agregó el mandatario, quien hizo de la batalla contra el calentamiento global una de sus principales promesas de campaña en 2008. "Pero hasta el momento, no han habido límites federales a la polución que esas plantas emiten a la atmósfera", agregó.
Las plantas de generación de energía eléctrica son responsables de cerca del 40% de las emisiones de dióxido de carbono de
Estados Unidos, el principal gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Obama, a quien le queda un año y medio de mandato, argumentó que el plan llevará en el futuro a un descenso en las tarifas de energía que pagan los estadounidenses, a un aumento en la creación de empleos en el sector de las energías renovables, así como a servicios energéticos más confiables.
Entre otras medidas, el nuevo plan fija en 32% la meta de reducción de las emisiones de carbono de las plantas de generación eléctrica para 2030, en relación a los niveles de 2005, indicó el diario The Washington Post. En su propuesta inicial de hace un año, el objetivo trazado era de 30%.
Además, cada estado deberá elaborar planes para reducir sus emisiones con base en unas metas personalizadas que les otorgará la EPA y tendrán dos años más de lo previsto para comenzar a avanzar hacia esas metas, de acuerdo con el Washington Post.
Alcanzar la meta
La norma complementa el objetivo general con el que EEUU se ha comprometido ante la ONU con miras a la conferencia global sobre cambio climático que se celebrará en diciembre en París.
Esa meta, formalizada en marzo, consiste en que Estados Unidos reducirá para 2025 sus emisiones de efecto invernadero –en total, no solo las procedentes de centrales termoeléctricas– entre 26% y 28% respecto a los niveles de 2005.
La cumbre de París pretende cerrar un acuerdo global vinculante que evite que el calentamiento global sobrepase los dos grados centígrados con respecto a los valores preindustriales, y Estados Unidos busca con sus medidas convertirse en un referente para otros países industrializados y emergentes.
Además de combatir el cambio climático, la Administración de Obama argumenta que su nueva norma para reducir la dependencia del carbón repercutirá en facturas eléctricas más bajas para los consumidores en 2030 y en mejoras en la salud pública.
No obstante, cuando se publicó la regla preliminar el año pasado, tanto la oposición republicana como la Cámara de Comercio estadounidense argumentaron que destruiría puestos de trabajo y costaría miles de millones de dólares a la economía.