"Yo le dije que siga adelante , que no se olvide de los jubilados y el me dijo: 'Quedate tranquilo'. Así que yo me quedo tranquilo". Guillermo Jesús Franco, un jubilado de 74 años, contó a El Observador la conversación que tuvo con el presidente Tabaré Vázquez, cuando le entregó la primera tableta del Plan Ibirapitá .
De los mil jubilados cubiertos con camperas, bufandas, buzos y gorros que ayer concurrieron a la Plaza Independencia a recibir su tableta, Guillermo fue elegido al azar para recibirla de manos del presidente. Los demás tuvieron que hacer fila para que funcionarios del plan le hicieran la entrega.
El Plan Ibirapitá es la concreción de la promesa que Vázquez realizó la noche del 1° de junio, cuando ganó las internas del Frente Amplio, y anunció que de ser elegido presidente entregaría a una tableta a cada jubilado del Banco de Previsión Social (BPS).
"Me imagino a mi hermana un día de invierno, con lluvia y con frío, sola, que con una tableta pueda hacer algo tan simple como ver una película y sentirse acompañada. O ponerse en contacto con otro viejo y encontrar una compañía, un apoyo", había dicho Vázquez en aquella oportunidad.
Ayer su sueño comenzó a hacerse realidad, cuando el Plan Ibirapitá, dependiente del Plan Ceibal, entregó sus primeras mil tabletas con el objetivo de "garantizar la inclusión y la equidad" de los jubilados de todo el país.
El presidente del Plan Ceibal y responsable del Plan Ibirapitá, Miguel Brechner, dijo a El Observador que la entrega de estas primeras máquinas supone el lanzamiento de un plan piloto, que se monitoreará durante los próximos tres meses. A partir de esa evaluación, se harán los ajustes necesarios y en setiembre continuará la entrega por todo el país.
"La verdad es que no sé nada de esto, pero con las ganas que tengo, creo que no voy a demorar mucho en hacerlo. Hay que ponerle paciencia y ganas", Guillermo
Brechner manifestó que la selección de estos mil jubilados que ayer recibieron sus tabletas se realizó en conjunto con el BPS. Explicó que la idea fue buscar personas que fueran accesibles para poderles realizar el seguimiento oportuno.
Guillermo, que hace 10 años que está jubilado, confesó sentir "mucha satisfacción" por haber sido el elegido. "Yo a este hombre, a Tabaré, siempre lo quise y siempre lo voté, desde que fue intendente de Montevideo", manifestó. "Lo bueno que tiene como presidente es que lo que dice lo cumple", agregó.
Según relató, la casa en la que vive actualmente con su esposa, en el cruce de Bulevar Artigas y Millán, le fue entregada durante el primer gobierno de Vázquez por ser jubilado y con una pensión mínima. "Me favoreció muchísimo. Gracias a Dios, estoy muy agradecido", expresó.
Guillermo no terminó la escuela porque a los 10 años tuvo que empezar a trabajar. "Eran otras épocas", comentó. Desde entonces y hasta que se jubiló trabajó en una fábrica de ladrillos. "Hice ladrillos toda la vida", señaló con una sonrisa.
A su esposa le hubiera encantado asistir a la entrega de las tabletas, pero el frío de ayer y el reuma no se lo permitieron. Juntos tienen pensado aprender a usarla. "La verdad es que no sé nada de esto, pero con las ganas que tengo, creo que no voy a demorar mucho en hacerlo. Hay que ponerle paciencia y ganas", afirmó. Si bien no tienen nietos para que les enseñen a usar las tabletas, Guillermo aseguró que sus sobrinas están dispuestas a hacerlo.
Lo que más van a disfrutar, adelantó, es la posibilidad de comunicarse cuando quieran con sus familiares que viven en España, Estados Unidos y Argentina.
Ayer de mañana el frío calaba los huesos en la Plaza Independencia y muchos ancianos buscaban el lugar al que llegara un mínimo rayo de sol para mirar desde allí el acto protcolar que presidía el Tabaré Vázquez.
En esa ceremonia se firmaron dos convenios. Uno con la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (Onajpu), para facilitar la distribución de las tabletas, y otro con Cutcsa, empresa que dispondrá de un "aula móvil", que recorrerá todo el país para enseñar a las personas mayores a utilizarlas.
Además, tanto la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) como los colegios privados se pusieron a disposición para celebrar convenios que permitan a sus docentes y alumnos ayudar a los ancianos a usar sus tabletas.
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