Leonel Briozzo y Susana Muñiz en conferencia de prensa

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Política con la vida y la muerte de bebés

El gobierno le da importancia cuando la cifra baja y se la quita cuando sube
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07 de julio de 2014 a las 19:38

Marzo de 2011. El gobierno difunde en un extenso comunicado que la mortalidad infantil del año anterior fue la más baja de la historia: pasó de 9,5 ‰ en 2009 a 7,7 ‰ en 2010. En el documento, el Ministerio de Salud Pública (MSP, entonces encabezado por Daniel Olesker), atribuye el “logro” a la reforma sanitaria y a los programas sociales iniciados en 2005, con el Frente Amplio.

Algunos fragmentos del comunicado evidencian una clara intención de hacer una lectura político-partidaria del descenso de la tasa de mortalidad infantil (TMI): “(…) La reducción de la TMI adquiere su proceso más fuerte desde 2008 (...) cuando adquirieron relevancia la propia reforma de la salud, la reforma tributaria, los cambios en las asignaciones familiares y en los regímenes de protección social. Es decir, es el resultado de las reformas estructurales de nuestro modelo de desarrollo”.

En ese momento, además, en el MSP cometieron la imprudencia de pronosticar sucesivos descensos de la tasa: “Combinando una política de control y seguimiento sanitario, potenciando la atención obstétrica, profundizando la visita domiciliaria obligatoria y continuando a nivel global la política económica y social con el mejoramiento de las condiciones de vida, seguramente la TMI seguirá bajando”.

Al año siguiente las cifras no fueron tan halagüeñas: los niños menores de un año muertos en 2011 fueron 8,9 por cada mil nacidos vivos. La mortalidad infantil no siguió bajando, sino que subió.

La reacción del MSP entonces fue completamente distinta. Primero negaron que esa información estuviera disponible y la retuvieron cuanto pudieron. En julio de 2012 emitieron un comunicado breve diciendo que la TMI seguía estando “entre las más bajas de la región” y que la diferencia con el guarismo de 2010 no era “estadísticamente significativa”. Además, se valoró como “muy positivo” que la cifra siguiera siendo de un dígito. No hubo ni una referencia a la reforma sanitaria ni a los planes sociales. Lo que fue importante en 2011 dejó de serlo en 2012.

Ante los cuestionamientos de los medios, el director de Salud del momento, Yamandú Bermúdez, atribuyó el aumento al componente “duro” de la mortalidad infantil, que refiere a los fallecimientos que ocurren durante los primeros siete días de vida. Se explicó que los neonatólogos habían empezado a salvar niños prematuros y de bajo peso que antes morían. Muchos de esos bebés, que pasaron a engrosar el registro de nacimientos, a menudo mueren días después, incidiendo más aún en el registro de los fallecimientos y subiendo la TMI.

Gustavo Giachetto, director de Salud de la Niñez del MSP, dijo a El Observador que el país se merecía un debate sobre la “viabilidad” de esos niños. El debate se dio –por lo bajo, entre el MSP y los neonatólogos– y el camino iniciado se mantuvo.

En 2013 la TMI volvió a ser mala noticia para el gobierno: pasó de 8,9 a 9,3 por mil nacidos vivos. El senador colorado Alfredo Solari interpeló a la ministra Susana Muñiz por este tema. Giachetto llamó a “no politizar” las cifras. Se dijo que había que mirar los datos por trienio y no anualmente. Se volvió a señalar a los pequeños de menos de 500 gramos.

Este año el MSP respiró: la TMI fue 8,8 ‰. Si se hace un promedio de los últimos tres años y se compara con los tres anteriores, la tasa se mantuvo en 9 ‰, es decir, no bajó ni subió. Pero en vez de decir esto, en un comunicado Giachetto optó por tomar un período de 20 años y hablar de un “marcado descenso”. El jerarca destacó que en 1993 la TMI era 20,2 ‰, que en 2002 fue 13,7 ‰ y que en 2013 bajó a 8,8 ‰.

Ayer, en una conferencia de prensa, Muñiz y el subsecretario, Leonel Briozzo, celebraron el descenso de la TMI. El ginecólogo advirtió que “puede haber pequeñas variaciones, por eso es importante no analizar año a año”, y remitió a la tendencia desde los años 70.

Sin embargo, la cúpula ministerial cayó en la tentación de atribuirle al FA la leve disminución de la tasa. De acuerdo a Muñiz, “la caída se viene produciendo hace mucho tiempo, pero se agudizó con la reforma de la salud”. “Las políticas están dando resultados”, agregó Briozzo, y mencionó lo hecho por el gobierno en torno a la prematurez, el plan Uruguay Crece Contigo y cierta mejora en el sistema de traslado materno-infantil.

¿Qué dirán si el año que viene vuelve a subir?

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