El tornado de abril de 2016 afectó a los dos liceos de Dolores

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Profesores prevén que Dolores continúe sin liceos hasta 2018

La ciudad afectada por un tornado todavía sufre las consecuencias
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30 de enero de 2017 a las 05:00
Nueve meses pasaron desde que el tornado del 15 de abril azotara Dolores (Soriano) e inhabilitara sus dos liceos, lo que afectó a unos 1.700 jóvenes. Hoy, mientras la ciudad continúa haciendo esfuerzos por levantarse, estudiantes y profesores del liceo Nº 1 se hacen a la idea de que 2017, y probablemente buena parte de 2018, aún los encuentre teniendo clases en las aulas móviles (contenedores), que desde junio del año pasado ofician de salón.

Para los estudiantes y docentes del liceo Nº 2 –cuyo edificio deberá construirse de nuevo– la espera será mayor: los profesores calculan que recién estrenarán el nueva sede en 2019 o incluso en 2020.

Esas estimaciones las manejan a partir de la última información que obtuvieron de las autoridades de la educación, cuando el consejero de Secundaria Javier Landoni y un grupo de inspectores visitó la ciudad en diciembre. Allí se les ratificó lo que un mes antes les había adelantado el presidente del Codicen, Wilson Netto: las obras del liceo Nº 1 se harán en 2017 y en el Nº 2 empezarán en 2018.

Después del tornado, el liceo Nº 2 quedó en peligro de derrumbe, mientras que al Nº 1 se le voló el techo. Durante su visita, Landoni presentó un proyecto tentativo para los arreglos en el edificio del primero y tuvo el visto bueno de los profesores, aunque también realizaron algunas sugerencias. Los docentes calculan que en febrero tendrán una segunda reunión para terminar de definir el proyecto, contó a El Observador la profesora Milena Charbonnier.

"Ahora estamos más tranquilos, lo vemos con otra cara porque sabemos que las cosas se están moviendo", dijo la docente, haciendo referencia al comunicado que en octubre emitió la comisión de reconstrucción de los liceos Nº 1 y Nº 2 de Dolores, donde denunciaba que a siete meses del tornado las obras de reparación todavía no habían empezado, ni ANEP había tomado precauciones –como arreglar las zonas de los edificios que se habían quedado sin techo– para evitar que las edificaciones y los materiales interiores continuaran derruyéndose.

Ante eso expresaban su "total disconformidad frente a las acciones insuficientes por parte de las autoridades" del Consejo de Educación Secundaria (CES) y del presidente del Codicen.

El comunicado fue necesario para que a los pocos días Netto viajara a la ciudad y comenzaran a agilizarse las gestiones. Para empezar, se comprometió a techar antes de fin de año la estructura del liceo Nº 1 y así evitar que se continuara estropeando el edificio y el mobiliario. De hecho, según señaló Charbonnier, ese trabajo se hizo en diciembre y todo el material que se estaba viendo afectado –30 mil ejemplares de la biblioteca, muebles de buena calidad, una pinacoteca, piezas arqueológicas y material de laboratorio, según los profesores– está a salvo.

Netto anunció que la reconstrucción del liceo Nº 1 se realizaría este año pero que para construir nuevamente el Nº 2 se deberían modificar las prioridades de obras que ANEP preveía para 2017.
En respuesta a un pedido de acceso a la información pública solicitado por El Observador, ANEP estimó que los daños edilicios en el liceo Nº 1 fueron por $ 8,5 millones. En tanto, el cálculo primario de reconstrucción a su situación original se eleva a $ 10 millones. En el caso del liceo Nº 2, la estimación de los daños asciende a $ 18 millones y la estimación primaria de reconstrucción a $ 25 millones.

Escapar del caos

En los días posteriores al tornado, los profesores que estaban en condiciones reunieron a los alumnos que pudieron y se las arreglaron para dar clases. Al cabo de unos días, distintas organizaciones sociales e instituciones ofrecieron sus instalaciones para facilitar el dictado de los cursos. Esa incertidumbre, sumada al impacto del tornado, hizo que durante las primeras semanas muchos alumnos dejaran de ir al liceo.

Según Charbonnier, algunos incluso llegaron a abandonar las clases en Dolores y se inscribieron en el liceo de Mercedes o de Fray Bentos. "Fue como un intento de escapar del caos", puntualizó la docente.

Aproximadamente un mes más tarde, ANEP inauguró las aulas móviles y eso dio un poco más de estabilidad al normal desarrollo de los cursos.

Sin embargo, eso tampoco fue garantía para que los estudiantes volvieran. A muchos de ellos el tornado los había tomado por sorpresa en el liceo y el solo hecho regresar les daba miedo. "Muchos alumnos no querían volver, tenían terror de ir a clase", comentó la profesora, quien destacó el trabajo que debieron hacer los profesores y adscriptos para que esos jóvenes no se desvincularan. "A algunos hubo que hacerles un seguimiento especial para que por lo menos se atrevieran a dar los exámenes", apuntó.

Más allá de eso, la profesora expresó que la desvinculación de alumnos no fue tan grande como se pudo haber esperado.

"Siempre tenés una baja. Este año fue mayor, pero dentro de los parámetros", manifestó. También aclaró que es difícil medir qué tanto influyó el tornado y sus efectos en esa realidad.

Las cifras de desvinculación recogidas por ANEP en la solicitud de acceso a la información dan cuenta de que a partir del 15 de abril de 2016 se desvincularon 54 alumnos del liceo Nº 1, el 5% de la matrícula. El liceo inició el año con 1.233 estudiantes y cerró con 1.179. En el caso del Nº 2 la desvinculación llegó a 7%; perdió 23 alumnos y pasaron de ser 321 a 298.

El documento también constata que en el Nº 1 hay 18 alumnos con riesgo de desvinculación debido a la cantidad de inasistencias que han tenido. En el Nº 2 la cifra se eleva a 52 estudiantes.
La profesora Charbonnier se alegró de que el número de alumnos desvinculados no sea mayor y remató: "Hemos hecho un gran esfuerzo para no perderlos, y eso que había profesores que también quedaron muy afectados después del tornado".

Aulas móviles se llueven a pesar de los arreglos

En octubre los profesores de Dolores denunciaron que las aulas móviles (contenedores) se llovían y que eso les dificultaba el dictado de clases. A los pocos días, cuando el presidente del Codicen, Wilson Netto, fue a la ciudad se comprometió a solucionarlo. Manifestó que la responsabilidad era de una empresa de alarmas que cuando fue a colocar el dispositivo se equivocó en las perforaciones. La profesora Milena Charbonnier dijo a El Observador que por más que varias veces han concurrido de ANEP a solucionar las roturas, los días que llueve mucho los contenedores vuelven a presentar las goteras. En aquel mes los docentes también se quejaron de que el piso de algunos contenedores se estaba levantando. Y pidieron techar el espacio al aire libre para que los alumnos pudieran salir los días con lluvia o mucho sol. "Sabemos que vamos a estar mucho tiempo acá, calculamos que por lo menos dos años. Las condiciones tienen que ser mejores", dijo Charbonnier a El Observador en aquel momento.

Sin fondos para reconstruir el teatro

El teatro de Dolores no se salvó del tornado que arrasó la ciudad y quedó reducido a escombros en abril pasado. Nueve meses después continúa en la misma situación ya que su reconstrucción demandará cerca de US$ 2 millones. El edificio tiene más de 120 años. Antes del tornado la sala contaba con un escenario de 14 metros y 400 butacas. En el segundo piso había un microcine con capacidad para 200 personas.

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