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Prueba técnica desestimó riesgo de derrumbe del CH 20

Resistencia del hormigón es casi tres veces superior a otros edificios
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22 de enero de 2014 a las 19:14

"Tomamos el toro por las guampas”, ilustró Homero Pérez Noble, hijo del creador del sistema constructivo PNV con el que fue levantado el complejo habitacional 20 (CH 20), conocido como El Palomar, ubicado en rambla República de Argentina y Cuareim, y al que se le aduce riesgo inminente de derrumbe desde el gobierno.

Él mismo operó un esclerómetro –nuevo y recién calibrado para reducir suspicacias– para medir la dureza superficial del hormigón en todos los pilares y paredes de las bases del edificio.

El resultado lo sorprendió: se registró una resistencia casi tres veces superior a la de una vivienda construida sin el método que cuestiona la Agencia Nacional de Vivienda (ANV). “Después de 50 años y de cero mantenimiento, tenemos una medición de resistencia promedio de entre 550 y 600 kilos por centímetro cuadrado. Nada más lejos de caerse”, dijo a El Observador.

El sistema de hormigón armado tradicional soporta 220 kilos por centímetro cuadrado; no obstante, el método PNV fue diseñado para resistir 450 kilos. “Ya de por sí es muy potente”, afirmó el técnico. Y agregó: “Evidentemente, (la diferencia) responde a que era una época en la que los materiales de construcción valían muy poco”. Las obras del CH 20 se iniciaron en el año 1964 mediante el Instituto Nacional de Viviendas Económicas (Inve) y los apartamentos fueron adjudicados el 2 de mayo de 1970.

El equipo conformado por los hermanos Homero y Norma Peréz Noble, un ingeniero y dos escribanos, testeó más de 40 puntos con variaciones mínimas entre las mediciones. Esta prueba, calificada como “irrefutable”, determinó que el 100% de la estructura “está saludable” y de lo único que adolece es de “deterioros de piel” que son reparables.

Versiones encontradas
El diagnóstico que había dado la ANV hablaba de un riesgo de colapso inminente que hacía “inviable su recuperación”. Diego Piñeiro, portavoz del organismo, había dicho a El Observador que, si se intervenía, “sería un maquillaje”, puesto que el daño “atenta contra la propia estructura”. Así se inició en diciembre el proceso de relocalización de 96 familias (alrededor de 500 personas) que se prevía culminar antes del 31 de marzo de 2014.

Para los Pérez Noble y los vecinos, el uso del esclerómetro viene a laudar la controversia con los informes que realizó el ingeniero Ponciano Torrado para la ANV y ante la no participación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, a pesar de los petitorios de los vecinos y del Partido Nacional y el Partido Colorado.

El primer informe de Torrado, realizado en abril de 2013, recomendaba el reciclaje; pero el de octubre apuntaba al desalojo y a la demolición del edificio al constatarse un “riesgo actual de colapso de la estructura de hormigón” y que el “gravísimo nivel de corrosión de armaduras y otros materiales no garantizan el éxito de las reparaciones”.

El análisis de los documentos hecho por Norma Pérez Noble advierte que el ingeniero solo tomó fotos del exterior del edificio y no efectúo cateos ni pruebas a las estructuras para determinar el estado interno actual ni su resistencia.

Según explicaron autoridades de la ANV a El Observador, muchos apartamentos no están en condiciones para ser habitados por riesgo eléctrico y hacinamiento. Todas las unidades presentan humedades por azotea, por junta de paneles, por ductos o por pérdidas de otras viviendas.

A propósito, Homero Pérez Noble manifestó: “A nadie le gusta que le enchastren la memoria del viejo, que fue un pionero, ni que enchastren el nombre de la familia. Se ensució de una manera muy barata”.

Para Brian Rodríguez, vocero de los vecinos del CH 20, estos resultados demuestran que las autoridades tienen intereses comerciales en el predio y que han infundido “presión psicológica” entre sus habitantes para obligarlos a abandonar sus hogares (ver recuadro).

La semana pasada, 56 vecinos enviaron una carta a la presidenta de la ANV, Cristina Fynn, en la que se manifestaban “responsables” por el edificio declarado en estado ruinoso hasta la elaboración del informe de Ingeniería. Allí se explicitaba que para desvincularse de sus fincas no debían “existir dudas al respecto del colapso y de los estudios que posee el expediente”.

Desde el inicio los vecinos creen que el derrumbe del edificio dará lugar a un emprendimiento cinco estrellas y desde la ANV se les ha asegurado que el terreno de 1.200 metros cuadrados (y rodeado de predio municipal) no se verá afectado por ningún programa habitacional. “Es un compromiso”, había definido la presidenta. Y agregó: “Hacer allí viviendas sería tomarle el pelo a la gente. Se daría el mensaje de que hay que ‘sacar a los pobres’ de la rambla”. Para el cercano exgasómetro ya hay un proyecto inmobiliario aprobado con excepciones.

Pasos a seguir
Los resultados del esclerómetro serán remitidos a la brevedad al Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Francisco Beltrame, y a las autoridades de la ANV para que se detenga la relocalización.

El edil nacionalista Edison Casulo, por su parte, solicitará una sesión extraordinaria de la Junta Departamental de Montevideo para retirar la declaración de finca ruinosa y así “reparar la injusticia” que se cometió en contra de los familias. A su juicio, Fynn debe retirarse del cargo por el “avasallamiento” que se pretende hacer sobre los vecinos.

Además, una resolución del Tribunal de Cuentas sostiene que la ANV carece de potestades para proceder al realojo de los habitantes del complejo, un plan que significará un desembolso de US$ 3.831.724 por la compra de 50 viviendas en Montevideo.

Vecinos denuncian presión psicológica

De las 96 familias que viven en el CH 20, 53 regularizaron su situación ante la ANV; 28 tienen el trámite pendiente –sus ocupantes son parientes directos de los titulares– y 15 son intrusas. Brian Rodríguez, vocero de los vecinos, dijo a El Observador que ninguna está próxima a mudarse, a pesar que desde el organismo se ha comunicado que más del 50 % de las familias en situación regular ya encontró soluciones habitacionales. “Solo tienen casa vista en el mercado en el caso de que colapse el edificio”, explicó. No obstante, la prueba del esclerómetro desestima, a su juicio, que exista ese riesgo. “Han presionado psicológicamente a la gente, sobre todo a la gente mayor”, acusó. Y agregó: “Pero el edificio no colapsa ni en 50 años. Sí hay que ponerle revoque y pintura”. La ANV tasó los apartamentos en US$ 47.500 para un dormitorio, US$ 61.000 para dos dormitorios y US$ 78.000 para tres dormitorios.

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