El presidente ruso, Vladimir Putin, recibió este miércoles en el Kremlin al jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, luego de haber lamentado un deterioro de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Este encuentro, que no estaba programado en la visita del secretario de Estado estadounidense, se realizó en presencia del ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, con quien Tillerson ya se había reunido durante unas horas para hablar sobre Siria y otros temas candentes.
La reunión se produjo después de que el presidente ruso declarara que las relaciones entre ambas potencias estaban en peor situación que en la época de la presidencia de Barack Obama.
"Se puede decir que el grado de confianza en nuestras relaciones de trabajo, especialmente en el área militar, no ha mejorado sino que, al contrario, se ha deteriorado", declaró el dirigente ruso al canal Mir 24 en una entrevista difundida este miércoles.
Los responsables de ambos países se enfrentaron en declaraciones en los últimos días sobre el presunto ataque químico en la ciudad siria de Jan Sheijun, y luego del cambio de posición del presidente estadounidense al ordenar el primer bombardeo contra el ejército sirio desde el inicio del conflicto, hace ya seis años.
La visita de Tillerson a Rusia debe servir para asentar las bases de la "normalización" de las relaciones entre ambos países, prometida por Trump durante su campaña electoral.
Pero el presunto ataque químico en Jan Sheijun y el bombardeo estadounidense que lo siguió provocó nuevas tensiones entre ambas potencias.
Al inicio de la reunión, Lavrov afirmó que Rusia quiere comprender "las verdaderas intenciones" de Estados Unidos, para evitar una "repetición" del bombardeo estadounidense en Siria y trabajar en la creación de un "frente común contra el terrorismo", agregó.
Tillerson, por su parte, dijo querer un diálogo "abierto, franco y sincero", destinado a "aclarar más los objetivos e intereses comunes" y las "claras diferencias" en el planteamiento de los dos países sobre los principales temas.
Los responsables estadounidenses habían reiterado el martes en las críticas al fuerte apoyo de Rusia al presidente sirio Bashar al Asad.
El secretario de Defensa, Jim Mattis, estimó que no había "dudas" de que el régimen de Al Asad era el responsable del ataque químico del 4 de abril, que causó 87 muertos, incluidos decenas de niños, en la provincia rebelde de Idlib, en el noroeste de Siria.
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El presidente Putin, por su parte, repitió en una entrevista a la cadena de televisión MIR, emitida el martes por la noche, que no veía ningún elemento que probara la responsabilidad de Damasco.
Rusia mantiene una línea que exculpa al régimen sirio: hay que mirar hacia los rebeldes, ya que el ejército sirio desmanteló su arsenal de armas químicas bajo supervisión internacional.
Putin advirtió así sobre las "provocaciones" en preparación de los rebeldes, que utilizarían armas químicas para después poner en entredicho a Damasco.
Al mismo tiempo, Estados Unidos, Francia y Reino Unido presentaron en el Consejo de Seguridad de la ONU un nuevo proyecto de resolución, que pide la cooperación del régimen sirio en una investigación sobre el ataque. La votación está prevista para este miércoles.
Pero Moscú ya anticipó en la jornada que consideraba "inaceptable" el actual proyecto y que votaría "en contra si nuestros socios no escuchan nuestros llamados", declaró el viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Guennadi Gatilov, citado por la agencia de prensa Interfax.
Antes de la votación, la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, declaró que Estados Unidos estaba "dispuesto a colaborar para poner fin al conflicto".
La visita de Tillerson precede a un encuentro tripartito que tendrá lugar a finales de esta semana en Moscú, entre Lavrov y los jefes de la diplomacia siria, Walid Muallem, e iraní, Mohamad Javad Zarif.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, cerrará el 24 de abril esta serie de encuentros diplomáticos, en el que representará su primer viaje oficial a Rusia.
Sobre el terreno, se empezó a aplicar un acuerdo para evacuar cuatro ciudades sirias asediadas. Unas 30.000 personas deberían salir de dos localidades de la provincia de Idlib (noroeste) en manos del régimen, y de dos enclaves rebeldes asediados por las fuerzas gubernamentales en la provincia de Damasco.Inicio de sesión
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