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Reciclar la historia
Por Agustina Amorós
Declarado monumento histórico, el Palacio Serratosa fue construido en 1897 por Pedro Sartori. En sus orígenes, fue diseñado como vivienda unipersonal para el médico Antonio Serratosa, pero en sus más de cien años de historia la propiedad funcionó también como academia de danza, gimnasio e incluso como discoteca. Para adaptarse a cada propuesta, el edificio sufrió varias intervenciones según las necesidades arbitrarias de cada momento, olvidando por completo su preservación.
En abril de 2013 el estudio de arquitectos Graetz Núñez emprendió la restauración del edificio a cargo de los arquitectos Paolo Bonavota, Mariana Cohe y Fabián Graetz. La obra original contaba con detalles arquitectónicos de gran valor histórico: molduras aplicadas, cornisas de yesería y dos paredes con decoraciones al estuco, un revestimiento cuyo acabado genera una pared lisa y brillante como un mármol pulido. Se trata de un trabajo considerado testimonial y, lastimosamente, fue encontrado en pésimas condiciones. "Se observaron por debajo del enduido. Fue necesario retirar también sectores de relleno de canaletas de eléctrica y roturas realizadas con mortero de mezcla y cemento pórtland. También se llevó a cabo limpieza en seco y microabrasión húmeda para retirar manchas superficiales y restos de cola orgánica", relata el arquitecto Fabián Graetz. Una vez realizada la consolidación integral de los paños estucados, se trabajó en la recomposición de la lectura decorativa original, respetando tanto la forma como el cromatismo. El revestimiento final no afecta en ningún caso las marcas y las huellas del paso natural del tiempo, mantiene craquelados, pequeñas fisuras y diferencias de color.
Trabajo delicado
Las molduras y cornisas de yesería debieron ser restauradas con mucha precisión. Las piezas remanentes permitieron la duplicación exacta. Para el tratamiento de molduras deterioradas o faltantes fue necesario tomar moldes in situ sobre prototipos en buen estado y reconstruir piezas nuevas en taller. En casos de pequeños faltantes o roturas se construyeron mediante técnica escultórica. La restauración y la puesta en valor de estos elementos estuvo a cargo de Emilio Ferrari y Jorge Lezica.
En paralelo con la restauración del edificio histórico —que abarcó distintas etapas de gran complejidad— se trabajó en la ampliación de la propiedad, con el fin de incorporar dos plantas sobre el nivel de la antigua azotea. La propuesta de los arquitectos consistió en que la nueva intervención conviviera con el edificio patrimonial sin interferir en su valor formal y unitario y, a su vez, que no renunciara a definir claramente sus contextos temporales. Concluye Graetz: "El nuevo volumen, de apariencia corpórea, permite la readecuación funcional mientras que potencia la importancia del patio central que la tipología edilicia determina. La claraboya que otorga iluminación cenital a este mismo patio, se rediseña y reubica en el nivel de la nueva azotea, dejando un espacio en múltiple altura que, junto con el tratamiento material de sus paredes laterales, reinterpreta y refuerza las cualidades propias del espacio".
Tiempo y espacio
Espacio Serratosa propone un lugar de trabajo cooperativo donde combatir la soledad de aquellos trabajadores freelance y emprendedores. La consigna es ofrecer un espacio cómodo con internet y servicios de utilidad para el ámbito laboral. La propuesta cuenta también con Margat, un café bistró ubicado debajo del entrepiso de la planta baja que se articula con el trabajo del cowork. Características contemporáneas como la propuesta de interiorismo, el equipamiento seleccionado para las oficinas y el diseño de los cerramientos dialogan perfectamente con la restauración del edifico histórico. El contraste entre la arquitectura historicista y la contemporánea hace un todo armónico e innovador.
