Rendidos ante el ritmo

El fin del festival Primavera 0 quiso que sea casi en verano. Con un clima totalmente favorable para el baile al aire libre, los ingleses Hot Chip y The Chemical Brothers ofrecieron por primera vez en el país dos shows contundentes, que consiguieron su lugar en los mejores conciertos internacionales que se ofrecieron este año.

Con una base electrónica común, que luego se bifurca más a la canción pop en el caso de Hot Chip y al set orientado a crear una ambiente bailable de The Chemical Brothers, ambos grupos resultaron una buena dupla para compartir la noche.

El quinteto –devenido en septeto en vivo– eran sin dudas los desconocidos del cartel. Con un público en principio escaso para lo que luego fue el Velódromo, Hot Chip presentó los temas más fuertes de su último disco, Why Make Sense?.

A pesar de la fortaleza que su nombre impone en otros festivales internacionales, aquí se le dio, en principio, poco cariño. Poca gente bailaba mientras sonaban sus primeros (y enormes) hits: Huarache Lights, One Life Stand y Night & Day, algunos incluso, se mantuvieron petrificados a pesar de sus recorridas por el funk con Started Right o las derivaciones disco de Need You Now. A veces parece que los uruguayos solo bailan canciones que conocen.

Pero ya con el show acercándose a su final, Hot Chip logró hacer bailar a la gran parte del público con una excelente versión de su éxito de 2008 Ready for the Floor, con un final con percusiones reforzadas a seis manos y con la impecable baterista Sarah Jones comandando el ritmo de cadencias que recordaban a la samba, para luego rematar con I Feel Better y su espíritu caribeño mezclado con disco.

Fue un set de una hora que se sintió extremadamente corto pero potente, y que terminó con un homenaje a Bruce Springsteen versionando Dancing in the Dark con All My Friends de sus amigos LCD Soundsystem.

El guiño excéntrico que caracteriza a su música fue representado visualmente por el cantante Alexis Taylor, que lució una remera con la bandera de Uruguay, similar a las que aparecen en cualquier tienda de souvenirs céntrica.

Luego de un ajustado y festejado set del productor Daniel Anselmi –que además de su reconocido trabajo junto a artistas, es miembro del grupo Amnios–, pasadas las 23:15 horas Tom Rowlands y Ed Simons se colocaron en sus lugares. The Chemical Brothers se pararon dentro de una estructura semicircular repleta de sintetizadores, consolas e instrumentos varios, mientras los gritos y aplausos interrumpían la voz que suena en Tomorrow Never Knows: "Surrender to the void".

El show de The Chemical Brothers produce que su público se rinda, pero no al vacío sino al baile, al ritmo, a sus espectaculares visuales, a la experiencia comunal de una presentación de primer nivel.

El dúo se propuso empezar con un fuerte golpe en la nariz: Hey Boy Hey Girl, debutando los visuales que en ningún momento defraudaron y en todo momento conquistaban al punto de interrumpir el involuntario baile: luces y lásers que gracias al humo conformaban una suerte de pared luminosa que cubría buena parte del Velódromo, y videos de alta producción, sea con actores o con ilustraciones.

Sin embargo el encanto de su música se cortó sorpresivamente debido a un problema técnico en el generador de audio, que dejó al dúo en silencio. Tras unos minutos de incertidumbre –que parecieron largos pero en realidad fueron 5– los hermanos volvieron al escenario y consiguieron que su público transformara casi de inmediato la quietud en movimiento.

Así pasaron temas como Go, de su nuevo disco Born in the Echoes, o canciones más viejas como Star Guitar, Setting Sun y Elektrobank, que hicieron bailar incansablemente a un Velódromo ahora sí mucho más lleno y totalmente metido en el espectáculo.

Con una sólida y contundente presentación de 1 hora y 45 minutos y un final inmejorable con Galvanize y Block Rockin' Beat, The Chemical Brothers ostentó lo que son: artistas que dominan su materia, salen airosos de cualquier dificultad y dejan con ganas de seguir la noche, a pesar del cansancio y a pesar de que sea martes.