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¿Seguirá Cuba viviendo a la sombra de Fidel Castro a pesar de su muerte?

Para muchos cubanos, crecen las preocupaciones por lo que viene a continuación
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27 de noviembre de 2016 a las 05:00
Por Nick Miroff, The Washington Post

Años atrás, la muerte de Fidel Castro pudo haber causado un shock a los habitantes de la isla que gobernó durante 47 años. Un golpe que podría haber llevado a una crisis de liderazgo ya que era lo que esperaban sus antiguos enemigos.

Pero cuando su muerte llegó, tranquila, en la noche del viernes a sus 90 años, Castro ya había retrocedido dentro de su vida pública y cotidiana en Cuba. Su fallecimiento fue una situación para la que los cubanos se han estado preparando desde hace tiempo ya que el exdictador no gozaba de buena salud y eso lo obligó a retirarse temporalmente en 2006.

La Habana estaba en su mayoría tranquila el sábado mientras los cubanos desayunaban con la noticia; hubo pocas manifestaciones visibles de duelo esa mismo mañana.

Sin embargo, la muerte de Castro marcará un punto de inflexión para los cubanos que crecieron escuchando sus discursos, viviendo bajo las restricciones morales y legales de su revolución socialista y sufriendo las consecuencias cuando se apartaron de la conformidad.

El legado de Castro parece que está en las manos de las generaciones más jóvenes de Cuba. Y así sienten ellos la responsabilidad.

"Es un ejemplo para todos los jóvenes", dijo Alejandro Pérez, de 21 años, estudiante universitario consultado a propósito de esta nota. "Seguiremos luchando por sus ideales", aseguró.

Pero la muerte de Castro llega en un momento que puede poner a prueba esa idea como nunca antes.
El presidente Barack Obama ha restablecido sus relaciones con Cuba y, de hecho, el primer vuelo comercial desde Estados Unidos a La Habana aterrizará el próximo lunes por primera vez en más de medio siglo. Los cubanos han acogido con entusiasmo el deshielo en las tensiones con Estados Unidos, un movimiento que también fue posible gracias a la desaparición de Fidel Castro del poder. No obstante muchos temen la posibilidad de que el presidente electo Donald Trump revierta las reformas políticas establecidas entre la isla y la mega potencia.

El sistema socialista que Castro ha declarado "irrevocable" le brinda a los cubanos acceso básico a la atención médica, la educación y alimentos, pero a fracasado durante décadas para proporcionarles suficientes ingresos para sobrevivir. Y la perspectiva económica del país va de mal en peor.

Raúl en el presente y futuro de Cuba

Castro perdió a su protegido político, el venezolano Hugo Chávez, quien murió de cáncer en 2013, y también fue el principal benefactor económico de la isla. Chávez envió miles de millones de dólares en envíos de petróleo, ayudando a Cuba a mantener las luces encendidas y los aire acondicionados funcionando, con suficiente margen como para que el gobierno reexporte el petróleo con ganancias. Pero hoy los precios del petróleo se han desplomado, dejando a Venezuela en una crisis económica. En Cuba, el crecimiento económico se ha estancado una vez más.

Los modestos pasos hacia la liberalización económica emprendidos por Raúl Castro han llevado a un auge en las pequeñas empresas, especialmente en los restaurantes y el rubro hotelero, pero la apertura ha perdido impulso. El gobierno ha mantenido a las firmas estadounidenses a distancia, a pesar de un aumento en el interés de los negocios estadounidenses en estrechar lazos con la isla, sobre todo luego de la intervención brindada por Obama.

En un discurso proclamado en abril, Raúl Castro bromeó diciendo que Cuba no era un estado de partido único: "Tenemos dos partidos aquí, al igual que en Estados Unidos", dijo. Y agregó: " El de Fidel y el mío. Fidel es el comunista, ustedes pueden llamar al mío como quieran."

Sus críticos no encontraron motivos para reírse y el diplomático cubano Carlos Alzugaray explicó que los integrantes de los círculos de poder herméticos de Cuba se identificaron más con Fidel que con su hermano menor.

Muchos de los movimientos de liberalización introducidos por Raúl Castro representan un rechazo implícito al rígido modelo económico dominado por el estado de su hermano mayor. "Raúl Castro tendrá ahora una mano más libre", dijo Alzugaray.

Muchos cubanos, especialmente jóvenes, han visto a Fidel Castro como un impedimento para el impulso de reformas dentro del mercado que podrían mejorar el nivel de vida de la población en la isla, así como un freno a generar relaciones más estrechas con Estados Unidos.

Para algunos de ellos, la muerte de Castro parece más nada un alivio.

"La gente aquí está muy cansada; él destruyó este lugar", dijo un estudiante universitario que caminaba a casa desde el mercado de La Habana el sábado, quien empezó a temblar cuando un periodista compartió la noticia. Se negó a dar su nombre por temor a que sus críticas pudieran llevar a represalias. "Creo que hay que mirar tanto lo bueno como lo malo, pero en su trayectoria había más de lo malo", dijo.

Castro nunca quiso que se le rindiera homenaje en Cuba. No hay calles o parques que se llamen por él. Eso seguramente cambiará ahora que ha muerto.

Su gobierno ha dividido a los cubanos por décadas, y clasificar su legado probablemente tomará muchos más que eso. Pocos esperan cambios rápidos. La realidad es que Cuba seguirá viviendo a la sombra de Castro mucho después de que él se haya ido.

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