Sendic, gracias por negarte a renunciar

El vicepresidente Raúl Sendic hace una parte de lo que debió hacer desde hace tiempo: defenderse. La parte de las aclaraciones sobre cada compra realizada con la tarjeta corporativa, las pérdidas de las cementeras y el costo de la megafiesta en la planta desulfurizadora todavía las debe. Todo lo relacionado con su gestión en Ancap parece un tsunami y Sendic tiene un salvavidas desinflado.

Mientras su grupo político se desmorona, en el Frente Amplio se pronuncia la palabra renuncia, algo que no está entre sus opciones. Sendic pretende que tooooodo se lea a través de una campaña mediática –de la derecha, claro– en su contra: un poco pobre para escudo protector.

Leo otra vez la versión taquigráfica del ministro de Economía, Danilo Astori, en la comisión investigadora parlamentaria y allí solo veo una didáctica explicación de los orígenes de las pérdidas de US$ 800 millones en la petrolera estatal. En todo caso, el jefe del equipo económico fue el que iluminó la pista para que despegara la tan burda conspiración. Pero resulta que Sendic es taquillero, es el más alto dignatario frentista en desgracia a raíz del manejo de dineros públicos bajo investigación judicial.

Además, alimenta la atención de los medios con vagas declaraciones, explicaciones a medias como la del título de licenciado que no tiene y promesas de demandar a las autoras del libro Sendic, la carrera del hijo pródigo. Nada mejor para promocionar el libro. Viviana Ruggiero y Patricia Madrid, agradecidas.

Todas estas circunstancias derrumbaron su popularidad, hicieron añicos a la lista 711 y destruyeron sus sueños presidenciales. La pregunta crucial es: ¿cuánto daña al Frente Amplio en su conjunto? A excepción del presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, que compró el argumento de la campaña maligna, y Tabaré Vázquez, no hubo mucha solidaridad con Sendic. Más bien la idea es despegarse para que sea él quien pague la cuenta. Hasta ahora es Sendic el que amortiza las cuotas y su sector el que pagó el pato, como antes lo hicieron con el caso Pluna el exministro de Economía Fernando Lorenzo, el expresidente del BROU Fernando Calloia y el grupo Asamblea Uruguay.

Si los que absorben el daño son únicamente Sendic y sus partidarios, su renuncia podría ser más perjudicial que beneficiosa. Ese sería un sacudón muy fuerte, el primero en la historia y con consecuencias institucionales que marcarían una segunda presidencia de Vázquez que no viene muy bien aspectada. ¿De qué hablaríamos los mortífagos si renunciara Sendic?

Quizá orientaríamos los cañones informativos hacia una presidencia que no despega, cuya agenda depende cuasi únicamente de la confirmación de la planta de UPM. O a las decisiones súbitas del mandatario y sin consulta con Economía, como el caso de permitir que los cincuentones pasen al BPS con un costo de US$ 200 millones anuales. También podríamos hurgar en la pequeña rebaja del gasoil, que horada la lucha contra el déficit y no festeja nadie, al igual que los US$ 62 millones de gasto destinados a la educación. Estaría bueno hurgar en el presunto nexo entre tupamaros y bandas delictivas o en el pronóstico de Ernesto Talvi en relación con que, si se mantiene el ritmo de endeudamiento, el grado inversor estaría en riesgo en 2020. Hay muchas cosas que saber, otras más que analizar.

Así que el gobierno y el Frente Amplio bien podrían agradecerle a Sendic: "Menos mal que te quedás".