El primer ministro japonés, Shinzo Abe, visitó este martes Pearl Harbor, en el archipiélago de Hawái, escenario hace 75 años de un ataque que sacudió a Estados Unidos, para demostrar "la fuerza inmensa de la reconciliación".
En un momento en el que Donald Trump, que accederá a la Casa Blanca el 20 de enero, multiplica las declaraciones contradictorias sobre sus futuras orientaciones diplomáticas, Abe y el presidente saliente
Barack Obama buscaron destacar la singularidad de la alianza entre Washington y Tokio.
Gestado durante meses en el más alto secreto, el ataque relámpago a Pearl Harbor duró apenas dos horas, provocó más de 2.400 muertos y precipitó la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Es la primera vez que un primer ministro japonés visita el memorial del "USS Arizona", construido a principios de los años 1960 en homenaje a los 1.177 estadounidenses que murieron cuando el acorazado fue abatido por la aviación nipona.
Abe y Obama viajaron en barco a este lugar simbólico consistente en una edificación de líneas depuradas, abierto al mar y al cielo, que fue erigido sobre los restos oxidados de la embarcación.
Al reunirse en Pearl Harbor, en medio del océano Pacífico, siete meses después del viaje de Obama a Hiroshima, los dos gobernantes buscaron rendir homenaje a las víctimas de dos eventos que marcaron el inicio y el fin del enfrentamiento entre Estados Unidos y el Japón imperial, y proclamar sus puntos de vista comunes.
Antes de Abe, tres jefes de gobierno de Japón visitaron Pearl Harbor en los años 1950, incluido su abuelo Nobusuke Kishi.
Empero, ninguno participó en homenajes a las víctimas en el lugar. En Honolulu, los memoriales son muchos pero el recuerdo de "el día de la infamia", como lo llamó el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, quedó registrado en los libros de historia.
"No creo que aquí exista un sentimiento de antipatía hacia los japoneses 75 años después del ataque", explicó Stanley Chang, que acaba de entrar al senado del estado de Hawái.
Un ataque fulminante y sorpresivo
El ataque se produjo el 7 de diciembre de 1941 al alba y fue una sorpresa total.
Los estadounidenses no habían visto acercarse a los siete portaaviones japoneses que llegaron a unos 400km de la isla hawaiana de Oahu y, al amanecer, 400
aviones despegaron en dos oleadas sucesivas destruyendo 21 buques de guerra estadounidenses, entre ellos ocho acorazados, y 328 aviones de combate.
El acorazado "USS Oklahoma", alcanzado por varios torpedos mientras estaba atracado en el puerto, volcó sobre uno de sus laterales, por lo que cientos de marinos fueron aprisionados en sus entrañas.
Al día siguiente, el Congreso estadounidense declaró la guerra a Japón y, tres días más tarde,
Alemania lo hizo con EEUU.