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¿Son mejores los emprendimientos que reciben más inversión?

Hay empresas que, por su modelo de negocio, requieren de más capital. No pedir más de lo que se necesita es clave para no caer en la llamada "jaula de oro"
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24 de agosto de 2015 a las 09:16

Cerrar una ronda de financiación constituye un hito importante en la vida de una start up. El dinero permite invertir en el desarrollo de productos, en fichar al mejor talento o en acelerar el crecimiento de una compañía, pero no puede generar temas como la creatividad, el trabajo en equipo o las buenas relaciones comerciales. Hay cosas, simplemente, que el dinero no puede comprar.

Y, sin embargo, el capital recibido de inversores se emplea como métrica para valorar el potencial de una compañía. ¿Es éste un buen método? "La cantidad invertida es uno de los factores a considerar, pero no el único. Sí es verdad que un emprendedor que sepa captar inversión tiene más probabilidades que otro que no lo consiga, pero también juegan un papel muy relevante el equipo y el espacio, así como el modelo de negocio", opinó el fundador y presidente del fondo español DaD Rodolfo Carpintier, especializado en start up tecnológica.

"Vivimos en una sociedad donde parece que lo único importante para decidir si uno tiene éxito o no es el importe de la ronda (de inversión) y la valoración de la compañía. Esto deja de lado cosas como la visión, el mercado e, incluso, el momento de la start up. Y, además, nos mete en la trampa: lo importante no es buscar inversores y levantar una gran cantidad dinero, sino encontrar clientes y facturar mucho", coincide el cofundador de la plataforma de coinversión Startupxplore, Javier Megías.

¿Cuánto dinero se necesita?

En realidad, el simple hecho de cerrar una ronda de financiación no es relevante. Lo fundamental es qué consigue hacer el emprendedor con ese dinero. "Tan peligroso es a veces contar con poco dinero como tener demasiado", incide Carpintier.

En este sentido, los expertos recomiendan solicitar, en cada ronda, la cuantía necesaria para cumplir con los planes a corto plazo de la compañía. Recaudar demasiado puede tener tres consecuencias negativas: la tentación de derrocharlo o gastarlo demasiado deprisa; que el emprendedor diluya en exceso su participación en el accionariado, hasta el punto de que pueda perder el control de la empresa en una o dos rondas posteriores; e incluso comprometer una futura venta de la compañía (lo que algunos llaman "jaula de oro").

"Entrar en la espiral de rondas de financiación y con valoraciones excesivas puede acabar saliendo caro. Todo va bien mientras la valoración siga subiendo, pero por ejemplo si recibes una oferta de compra por la compañía por un importe inferior, algunos socios pueden negarse a vender o, si lo hacen, ejecutar cláusulas como la de liquidación preferente", explica Carlos Conti, socio de Inveready Technology Investment Group.

Modelos que 'queman'

Por otra parte, hay que tener en cuenta que no todas las start up son igual de intensivas en capital. Así, hay modelos que necesitan quemar mucho dinero para crecer al principio, como por ejemplo muchas de las de comercio electrónico. "Esto implica que para que el negocio funcione hay que gastar mucho dinero. Uno de los vicios del sector es pensar que una mayor ronda equivale a una mejor inversión, o que ampliar capital es intrínsecamente bueno", indica Conti.

"Montar un negocio que genera 100 de beneficio, es bueno si requiere 1 para montarlo, correcto si necesitas 80 para montarlo y malo si necesitas 150", explica Conti.

¿Y si tu rival levanta más capital?

Ver cómo un inversor apuesta por una empresa competidora puede suponer un duro golpe para el ánimo de un emprendedor. No obstante, una inversión en una start up rival puede significar que el sector en el que operas tiene buenas perspectivas de crecimiento. Asimismo, cuando se trata de un negocio innovador, el hecho de que exista una compañía abriendo camino puede resultar positivo para el conjunto de los competidores.

Tampoco se debe tirar la toalla si un venture capital renuncia a invertir en tu empresa. En realidad, una firma capaz de financiarse con recursos propios no necesitará de inversores externos, lo cual es un síntoma positivo, siempre y cuando no se comprometa el potencial de la compañía.

La prioridad, en cualquier caso, debe ser ofrecer un producto de calidad. Si tu producto es bueno y soluciona de forma eficaz una necesidad, tendrá más posibilidades de consolidarse en el mercado e, incluso, de que otra compañía quiera comprar la start up.

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