Nacional > OPINIÓN
Tabaré Vázquez levantó el centro y Mujica tiene el arco libre
Las primeras afirmaciones en esta campaña electoral por parte del candidato oficialista Tabaré Vázquez tuvieron dos características en relación a la educación: escasa autocrítica ante la difícil situación y la realización de promesas concretas.
Cuando en campaña electoral el candidato oficialista hace promesas hay una reacción tradicional de sus adversarios que dice más o menos así: “Su partido está en el gobierno, ¿por qué en lugar de prometer no lo hace ahora?”.
Ese cuestionamiento no es tan lineal ya que la promesa puede tener que ver con un tema que su propio partido en el gobierno no tuvo en cuenta al armar el programa de la administración en curso y no está en condiciones de aplicarlo en el último año de gestión u otros obstáculos por el estilo.
Pero tratándose de ideas sobre educación, este gobierno no puede alegar no estar preparado para absorber cualquier buena idea que surja, y menos si surge de su propio candidato, ya que al comenzar la gestión fue el presidente Mujica el que dijo que uno de los pilares de su gestión sería “educación, educación y otra vez educación”.
Una de las promesas que Vázquez hizo durante el lanzamiento de su campaña fue que llegaría al 6% del PBI como presupuesto para la educación. Su hombre de confianza en materia económica, Danilo Astori, se ha opuesto a establecer partidas fijas y preestablecidas atadas a la evolución del PBI.
Nadie podrá pedirle a Mujica que aplique ya esta promesa de Vázquez porque eso es imposible: el presupuesto no se puede modificar el último año y ya está asignado.
La otra promesa Vázquez no la hizo en el acto de campaña sino en el programa televisivo En la Mira de VTV. Allí dijo que no puede ocurrir más, como ocurrió el año pasado, que los estudiantes pierdan más de 20 días de clases por paros gremiales.
Si bien se pierden más clases por faltas docentes que por paros, Vázquez dijo que está dispuesto a decretar la esencialidad del servicio de educación si es necesario para que los estudiantes no pierdan un día de clases.
Esa idea no solo no está en el programa del Frente sino que implica, si es que se cumple, un escenario muy tenso si los gremios educativos se siguen comportando como hasta ahora.
En breve comienzan las clases; el último año lectivo dentro de un gobierno que prometió educación al cubo y cuyos resultados están a la vista. Y esta promesa de Vázquez sí que la puede empezar a implementar Mujica si quiere en 2014.
En este último año el gobierno se puede despedir con una clara señal de que le importa más la suerte de los alumnos que los reclamos corporativos de los gremios.
En el último año Mujica puede tomarle la idea a Vázquez, a su candidato, y lograr que los más pobres entre los pobres no puedan ser manoseados más como hasta ahora porque estamos en un país que no ha definido políticamente que la educación es un servicio esencial.
¿Hay que cambiar la ley? Mujica tiene la mayoría. Si llega a ganar, Vázquez quizás no la tenga. Ahora es el momento de tan trascendente paso.
Vázquez prometió que, para la izquierda, la educación será considerada un servicio esencial en Uruguay. Si está de acuerdo con esto, a Mujica le queda un año por delante no solo para prepararle el terreno al que supuestamente será su sucesor sino para introducir un cambio que quizás en lo concreto no aporte mucho, pero en lo conceptual sería una señal de que en Uruguay primero está el derecho a estudiar de quienes habitan en la noche de la pobreza, y que luego vienen otros derechos sectoriales que en modo alguno pueden atentar contra el primero, como ocurrió reiteradamente hasta ahora ante la pasividad de todos.
