Sobre las 11 de la mañana, el taxista Enrique Gómez manejaba por la calle Rivadavia, en el barrio Goes. Al llegar a la esquina de Arenal Grande vio un cartel de "Gente en Obra", lo evitó y pisó el borde de un pozo, según relataron obreros que trabajaban en la zona. "Cuidado que hay un pozo", le gritaban, pero Gómez no tuvo tiempo de reaccionar.
Se quedó quieto y comenzó a sentir cómo se hundía, hasta tocar fondo, en un pozo de unos tres metros de profundidad. Gómez pudo salir solo con un dolor en uno de sus hombros, gracias a algunos obreros que se acercaron y lograron sacarlo por la puerta del acompañante, que quedó hacia arriba. Según relató a El Observador, venía a menos de 20 km/h y no vio ningún cartel que le advirtiera el tamaño de esa obra. Hace 20 años que trabaja como taxista para el mismo patrón.
El servicio de auxilio mecánico que tenía el taxi no contaba con una grúa para este tipo de casos. Por ese motivo, desde hacía casi cuatro horas que el taxista esperaba a que la empresa de auxilio consiguiera una grúa especial.
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