Tiendas Kinko: una apuesta a la rapidez de compra

Un día se le ocurrió calcular cuánto dinero gastaba en esa tienda, y se dio cuenta que los montos se asimilaban mucho a las compras que realizaba en el supermercado. Pero esta pequeña tienda le daba algunas facilidades más: estaba cerca, era rápida y prolija. Tras un poco de investigación, vio que este formato era normal en todo el mundo y así se le ocurrió traerlo a Uruguay.

Fue así que el trabajo comenzó a principios de 2013 en conjunto con Nicolás Torres, un amigo de la infancia y Carlos Ravecca, su hermano y uno de los arquitectos del proyecto. Convencidos de que la idea prosperaría, lograron conformar un directorio con cinco personas-que oficiaron de inversores-entre los que se encuentran Franciso Ravecca, también hermano de Juan y CEO de Aguada Park, Esteban Pino, exdirector de Mosca y Ta Ta, y otros tres -relacionados con el retail- que prefirieron no ser nombrados. El sueño se hizo realidad y la primera sucursal de Kinko abrió en Benito Blanco y Gabriel Pereira en agosto.

Amigo del vecino

Uno de los lemas de Kinko es hacerle la vida más fácil a sus clientes. Para eso, tienen un horario de 8.00 a 24.00 horas, y servicio de delivery sin importar el monto de compra. Tras una inversión de U$S 2 millones, la idea es que la gente de la zona pueda encontrar allí todo lo que necesita sin necesidad de ir hasta el supermercado y perder tiempo haciendo colas interminables.

El segundo local está ubicado en Tomás Diago y Jaime Zudánez, y el tercero, que abrirá sus puertas el 21 de noviembre, en 26 de Marzo y Gabriel Pereira. En las tiendas se pueden encontrar productos tan variados como pan, lácteos, bebidas frías, snacks, fruta y hasta comida pronta envasada. Además hay juguetes, que pretenden sacar del “apuro”, y hasta una pequeña bodega.

De a poco las caras empiezan a ser siempre las mismas. Si bien el público objetivo varía según las horas, es frecuente ver señoras mayores por la mañana, parejas jóvenes durante todo el día y más a la noche la gente que del barrio que retorna al hogar luego de la jornada laboral.“Nos amoldamos al vecino. Hay una señora que es celíaca y por eso le traemos los productos especialmente para ella”, explicó el gerente general de la empresa, Juan Ravecca.

A puro color

La fachada del local llama la atención por sus colores. Estos, junto con el logo, están inspirados en las antiguas cortinas de tiras que las almacenes usaban para espantar a las moscas. “El nombre Kinko fue inspirado en el típico gallego almacenero del pueblo. Queremos generar la imagen de que le están comprando directamente al dueño que les da un servicio personalizado”, explicó Carlos Ravecca, uno de los arquitectos del proyecto.

Para facilitar y agilizar el proceso de compra, las góndolas del local son bajas por lo que se ven todos los productos desde la entrada, y la mercadería está presenta debajo de divertidos carteles: “para la tarde” encima de las galletitas, “para el apuro” encima de los congelados y “para la previa” encima de los snacks.

Seguir creciendo

El comienzo fue en Pocitos, pero el plan de expansión no tiene limitantes de barrio. “Los primeros tres locales están cerca y en el mismo barrio porque es la forma de imponer la presencia de la marca. En Pocitos la gente está más acostumbrada a este tipo de formatos pero el día de mañana puede ser en el Prado”, explicó el gerente comercial, Nicolás Torres. El objetivo es, para 2014, es llegar a abrir 30 locales.

Respecto a la competencia, la cadena Devoto abrió en Avenida Brasil y 26 de Marzo una tienda minorista bajo el nombre Frog Maxishop, según informó Infonegocios. Aunque el formato es similar, los dueños de Kinko consideran que sus clientes seguirán siendo fieles por un tema de cercanía. "Hay lugar para todos", concluyó Juan Ravecca