Todo bajo control

González, que vive solo, se libera con un clic de la tensión e incomodidad que supone llegar en la madrugada a su casa. Pero ya de paso le sirve para monitorear el producto que él mismo desarrolló junto a su socio Pablo Biagoni: un nuevo concepto de casas inteligentes que dio sus primeros pasos cuando ambos estaban terminando su carrera de ingeniería eléctrica en la Universidad de la República en 2008 y que hoy lleva el nombre de FoxyHouse.

“Estábamos buscando proyectos de fin de carrera y cuando Pablo comenzó a hablar de domótica yo no tenía ni idea. A raíz de que un profesor nos recomendó la tecnología Plc Bus, que permite implementar transmisión de comandos de control a través de la red eléctrica sin cableado, comenzamos a trabajar en mejorar el acceso a internet”, explicó González, quien se transformó en director comercial de la empresa.

González y Biagoni se recibieron en febrero de 2009 y, aunque estaban trabajando en empresas de telecomunicaciones, meses después decidieron renunciar a sus trabajos y “tirarse a la piscina”.

“Primero comenzó Pablo y yo me decidí un poco después. Tenía hacía tiempo la idea de formar una empresa y quería retomar el proyecto de fin de carrera”, relató González.

Cuando incursionaron en el mercado ya existían empresas de domótica. Sin embargo, ninguna ofrecía la tecnología Plc Bus, que permite aplicar la tecnología a una casa ya construida, sin necesidad de realizar modificaciones arquitectónicas y con una instalación sencilla, rápida y más accesible económicamente.

“Me reuní con arquitectos y constructores. Muchos habían usado esta tecnología y vieron que había un potencial que podíamos explotar”, contó González.

Gracias al apoyo de la Fundación Ricaldoni, a Ingenio del Latu y el asesoramiento de la Facultad de Economía en el plan de negocios, el proyecto universitario se fue convirtiendo en realidad.

“Estuvimos incubados en el programa Ingenio del Latu. Allí recibimos una oficina y tuvimos colaboración para el plan de negocios, asesoramiento legal y contable que la verdad fue fundamental para poder despegar”, relató el empresario de 26 años.

Biagoni agregó que gracias a ese apoyo que aún reciben de forma remota –ya que la oficina la trasladaron a su domicilio–, pudieron sortear uno de los mayores obstáculos: dejar de tener la visión de ingenieros y pasar a pensar en términos comerciales, ya que muchas veces la mejor solución técnica no es necesariamente la que se puede vender.

En 2010, los emprendedores asistieron a una actividad de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (Cuti) que marcó la historia de la empresa al entrar en contacto con el director de Netgate, Álvaro Lamé, quien vio el potencial del proyecto (ver nota en esta página). “En ese momento no teníamos financiamiento por lo cual la alianza no se pudo concretar pero en marzo de este año llegó la inversión que necesitábamos”, relató González.

El dinero vino de un inversor al que llegaron a través de amigos y conocidos luego de comprobar que para poder lanzar Foxy House necesitaban una inyección de capital.

“Empezamos trabajando de una manera un poco inmadura. Soñábamos que Juan sería el que ponía la plata y yo la solución técnica y que el dinero se iría generando con el crecimiento de la empresa. Fue un sueño que nos duró poco tiempo”, relató Biagoni. Agregó que conseguir financiamiento es otro de los grandes obstáculos.

El tercer socio e inversor, a quien prefirieron mantener en el anonimato, compró un kit de US$ 5000 y lo instaló en su casa y luego puso el capital para la consolidación de la empresa.

En julio de 2011 FoxyHouse firmó la alianza con Netgate que le da apoyo comercial y técnico y además alberga uno de los dos show rooms que muestra el funcionamiento de la tecnología.

El otro está instalado en JB Conceptos, una empresa de diseño con la cual establecieron una alianza para colaborar con clientes en proyectos integrales de diseño.

La empresa está integrada por cuatro personas pero contando los proveedores de servicios y productos llegan a emplear a 15 y la idea es seguir creciendo a medida que el producto se posicione. La campaña acaba de comenzar y, según González, la demanda ha sido muy buena, tanto a nivel de empresas como de hogares. “La empresa se está consolidando en el mercado local aprovechando todas las oportunidades, ya que es un momento clave. En cuanto estemos afianzados la idea es salir de fronteras”, dijo entusiasmado.

Ventajas

“La seguridad, la eficiencia energética y el confort son los pilares de la empresa”, según González.

El sistema ofrece la simulación de presencia al encenderse las luces aleatoriamente y mover persianas para aparentar que hay gente. El usuario puede asegurarse desde internet que la alarma esté activada. Si se dispara se podrá saber el motivo y desactivarla. A través del control inalámbrico se puede encender toda la iluminación con solo un botón.

En cuanto al consumo energético, con el control de aire acondicionado y losa radiante se calcula un ahorro de hasta 30%.

El confort es otro de los aspectos destacables: una casa puede recibir a su dueño con la temperatura y la iluminación adecuadas.

“Con un smartphone se puede controlar todo el entretenimiento del hogar en un solo aparato”, ejemplificó González. Esto se hace con la aplicación FoxyHouse Remote para teléfonos o tablets Android, que además cuenta con accesos rápidos a secuencias ya configuradas, de modo que simplemente presionando un botón del celular, pueden ordenarse varias acciones al mismo tiempo.

Por ejemplo, presionando un botón “llego en 15” se pueden encender algunas luces y el aire acondicionado del dormitorio.

Lamé: “Hay una actitud más allá del producto”

“La gente que se anima es la que me provoca apoyar y ayudar’, manifestó el director de Netgate y presidente de la Cuti, Álvaro Lamé, a la hora de resumir el porqué de su apoyo al emprendimiento de FoxyHouse.

Cuando Lamé conoció a González y Biagoni percibió el potencial del proyecto, ya que lograba concretar un producto innovador con costos accesibles, una barrera que a su entender no siempre es fácil de sortear. El gancho con Netgate vino por el lado de relacionar el manejo de las herramientas del sistema con Internet.

Además, para Lamé la actitud de los jóvenes de arriesgarse a apostar a su idea fue fundamental a la hora de tomar la decisión.

“La verdad siempre trato de ayudar, tanto desde la empresa como desde Cuti, cuando veo jóvenes que se animan a hacer cosas .Hay una cabeza y una actitud de emprendedores que Juan y Pablo tienen que va más allá del producto que desarrollaron”, explicó Lamé, quien confiesa que ser emprendedor no es una tarea fácil.

“Pero se puede y la verdad que uno conversando con gente joven –y teniendo en cuenta lo que me tocó vivir a mi al fundar Netgate hace 15 años– puedo decir que es un camino en el que se sufre y hay momento difíciles y las cosas a veces no salen como uno las piensa, pero eso al final también fortalece y permite crecer”, afirmó el empresario.