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Todo lo que esta campaña cambió

Impuso un nuevo estilo, desafió a los medios y hundió al Partido Republicano en una "guerra civil"
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06 de noviembre de 2016 a las 05:00
Por Lucía Cohen
Especial para El Observador desde Washington, DC

Mucho antes de que Donald Trump calificara a Hillary Clinton de ser una "mujer desagradable" y de que ella sugiriera que él era racista, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Franklin D. Roosevelt fueron denostados por sus contrincantes.

Pero la campaña de 2016 por la Casa Blanca aumentó la apuesta. "Hemos cruzado una línea, y es difícil retroceder", dijo a El Observador el director de la Facultad de Medios y Asuntos Públicos de la Universidad George Washington de la capital estadounidense, Frank Sesno.

Lo nuevo del candidato republicano Donald Trump es que amenazó normas políticas y constitucionales. "Cuando habla de endurecer las leyes de difamación y calumnia contra la prensa, de mandar a la demócrata Hillary Clinton a la cárcel en caso de ser el ganador, de no reconocer los resultados de la elección, y de que todo el sistema es fraudulento, está cuestionando el proceso político en sí. Y eso no lo habíamos visto en las campañas presidenciales modernas", agregó.

El factor que todo lo cambió fue Trump, un magnate inmobiliario que llevó la campaña como si fuera una nueva temporada del popular reality show "El Aprendiz", que condujo hasta el año pasado en la televisión de su país.

El desafío mediático

Trump llegó a la política e impuso las pautas del reality show. La campaña siguió esta lógica porque el candidato republicano es una estrella de este tipo de programas pero también porque los medios se concentraron en el entretenimiento y lo escandaloso.

"Esta elección se convirtió en un reality show con una estrella como Trump. Clinton es una candidata seria, bien preparada y experimentada con posiciones políticas meditadas. Esto no es lo suyo y claramente está incómoda", señaló el profesor emérito de Ciencia Política de la Universidad Northeastern de Boston, William Crotty.

Para el experto, esta elección cambió las campañas porque "validó el poder del 'candidato celebridad'" para el cual ni la experiencia, ni el conocimiento sobre política importan. "Un par de frases pegadizas, de una personalidad reconocida de la television son suficientes".

Desde que lanzó su campaña Trump reveló la maestría con que maneja los medios. Hasta marzo había obtenido US$ 1.898 millones en cobertura gratuita, una cifra más de seis veces superior que la que recibió el candidato republicano Ted Cruz, y más de dos veces y media mayor a la de Clinton.

"Esta campaña fue dramáticamente diferente. En primer lugar porque un candidato fue capaz de dominar los medios de modo inédito", indicó a El Observador Mark McKinnon, un asesor político que aconsejó a cinco candidatos a la Presidencia de Estados Unidos y que trabajó con el expresidente George W. Bush y el senador John McCain. Trump atrajo la atención con actos "que fueron como conciertos de rock" y aterrizó en la política siendo accesible a todos los medios. Pero además, Trump fue "el primer candidato presidencial que realmente entendió y usó el poder de las redes sociales", consideró.

Las usó para entusiasmar y dirigirse directamente a sus seguidores.

Para Kate Grossman, del Instituto de Política de la Universidad de Chicago, no hay duda de que Trump ignoró las normas de cómo conducir una campaña electoral y se manejó a través de la televisión que obtenía gratuitamente y las redes sociales.

Los medios se vieron desafiados por un candidato atípico. Al comienzo de la campaña, no lo tomaron en serio y lo cubrieron sin someterlo a examen dándole una enorme cantidad de minutos gratis. Recién tras las primarias fue visto como un contendiente, y comenzó a recibir una cobertura seria. Y en la última etapa "gran parte de los medios lo ve como un claro peligro", explicó Sesno.

Pero la crítica hacia Trump también fue considerada como una pérdida de la objetividad. Crotty, de la Universidad Northeastern, considera que hace tiempo que los medios son parciales. Mientras que Fox News es "conservador, de extrema derecha", "CNN ha sido la cadena de Hillary".

Según Crotty, el resto son corporaciones preocupadas por la estabilidad política y por eso tienen un sesgo a favor de Clinton. Trump, en cambio, representa "una amenaza desconocida e impredecible para el statu quo".

La actitud de los periodistas en esta elección también genera desacuerdos. Aunque Grossman coincide en que los medios inicialmente le hicieron el camino fácil a Trump, opina que eso cambió porque se lo merece. "Es el candidato republicano a presidente de los Estados Unidos. Eso requiere un intenso escrutinio y no hay duda de que Hillary Clinton también recibió una estricta supervisión en su campaña y durante su vida política".

En la misma línea, Sesno recuerda que la tarea del periodismo es hacer que los poderosos respondan por sus dichos o acciones. "Si Donald Trump está diciendo en un video que va a manosear mujeres y acosarlas sexualmente, el trabajo de los medios es hacer que responda por eso".

El síntoma de la crisis

Donald Trump tuvo el mayor porcentaje de oposición a la candidatura desde 1976 con un 30,2% de los delegados que no lo apoyaron. Dentro del Partido Republicano se creó el movimiento "Nunca Trump", y el candidato a la Presidencia de ese bando en 2012, Mitt Romney, hizo de la oposición al magnate su bandera.

Los escándalos y denuncias contra Trump no le impidieron obtener el respaldo de sus copartidarios, pero la revelación del video de 2005 en que se lo escucha jactándose de poder abusar de las mujeres por ser una estrella le costó una pérdida de apoyo significativa.

Una de las mayores consecuencias fue el anuncio de la máxima autoridad republicana, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, de que no haría más campaña por él y que dejaría de defenderlo.

"Donald Trump quebró completamente el Viejo Gran Partido (GOP por su sigla en inglés) y su recuperación llevará años", observó McKinnon, exasesor de Bush.

El candidato potenció la división al cuestionar ideales básicos de sus correligionarios y compatriotas. Desestimar el heroísmo de John McCain por haber sido capturado, atacar a la familia de un estadounidense musulmán que murió en la guerra de Irak, y afirmar que el proceso político es fraudulento son solo algunos ejemplos de ello.

"Donald Trump no respeta el partido, nunca trabajó en él, ni en la esfera pública, ni ha sido electo, entonces su posición es 'prendamos fuego la casa' ya que forma parte del sistema corrupto que no funciona", dijo Sesno.

Esta actitud se revela en la frase que Trump usa en sus actos acompañado por el coro de sus seguidores: "Iremos a Washington y drenaremos el pantano", en referencia a la promesa del candidato de limpiar el sistema corrupto que domina la política en la capital.

Una de las grandes interrogantes de esta elección es entonces el futuro del partido, cuya fractura no solo se debe al candidato, sino que es mucho más profunda y responde a la desconexión con su base.

Para el experto en partidos políticos y elecciones estadounidenses, William Crotty, Trump se aprovechó de un partido político que lleva décadas en declive, "que premia la riqueza extrema pero que, en términos de políticas, ignora a su base". Lo extraño, señaló, es que el partido reconoció su crisis y realizó un informe luego de las elecciones de 2012 pidiendo más inclusión y un mayor enfoque hacia los latinos, pero "fue ignorado y el partido se encuentra en una 'guerra civil' que no será resuelta en esta elección". Qué tendrá que hacer para recuperarse es un enigma.

Este martes, el mundo entero sabrá si la lógica del reality show, la promesa de volver a un pasado dorado y de "drenar el pantano" triunfan ante la propuesta de ver a la primera mujer presidenta, una candidata con larga experiencia en política pero envuelta en demasiados escándalos. En cualquiera de los dos casos, el resultado será histórico. Las consecuencias de que Trump haya legitimado los extremismos seguirán presentes. Y los mails prometen seguir quitándole el sueño a Clinton.

Escándalos, Assange y el FBI

La cantidad de escándalos y su cercanía a la elección son inéditos. Solo 11 días antes de las elecciones, el director del FBI, James Comey, envió una carta al Congreso afirmando que podría o no haber información significativa en el caso de los correos de Hillary Clinton. Y ese fue solo el último de los episodios sin precedentes de una elección que, según el asesor político Mark McKinnon, "estuvo dominada en varios aspectos por un individuo nacido en Australia, que practica el ciberterrorismo a través de una organización en Islandia, fue acusado en Suecia y está infundiendo el miedo en el corazón de la candidata demócrata": el fundador de WikiLeaks, Julian Assange.

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