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Tragedia europea

La crisis griega puso en vilo al viejo continente y activó los mecanismos y las presiones para salvar el euro; mientras gran parte de la población helena comenzó a caer en la pobreza
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05 de septiembre de 2015 a las 05:00

Incluso, frente al reciente referéndum, Merkel y otros líderes europeos aseguraban que la pregunta de la consulta no debía ser si se aceptaban los planes de austeridad o no, sino que se debía cuestionar si los griegos querían que su país continuara siendo parte del euro.

@pedrodutour

Ay, si Aristóteles viviera. Sentiría un profundo dolor por su amada patria helénica. Y si tuviera Twitter o Facebook, leeríamos sus hondas reflexiones en esas redes sociales y analizaríamos con pena las palabras filosóficas respecto a la crisis económica que sufre Grecia por estos días. Se apenaría al conocer que lo que sucede hoy en la cuna de la democracia viene de muchos años atrás. Se sonrojaría al saber que el país gastó más de lo que produjo, se escandalizaría al conocer que se falseó la contabilidad –algo que se descubrió en 2004– para ingresar en el euro. Ese resultó ser el inicio del viacrucis que terminará –o no– con el tercer rescate financiero que se encuentra en ciernes.

La crisis financiera global afectó más a Grecia que a otros países porque Grecia ha estado haciendo las cosas muy mal, más allá de las condiciones de austeridad que luego se le impusieron y que pueden ser tildadas de humillantes. Ya en abril de 2010, la Unión Europea (UE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) aprobaron para Grecia un plan de ayuda de 110.000 millones de euros y otro en julio de 2011 por 109.000 millones. Y ahora se negocia, pese al rechazo de la mayoría de la población, un tercer paquete de salvaguardia por 53.500 millones de euros.

En estos cinco años de recortes dictados por la troika (conformada por el FMI, el BCE y la Comisión Europea) y la poderosa Alemania perduraron y se agravaron los inconvenientes económicos. En los últimos meses ha pasado de todo: la imposición de un corralito –muy al estilo argentino de principios de la década de 2000–, el cierre de la bolsa griega y la exigencia de controles de capital. Además, por supuesto, se registraron manifestaciones callejeras que, en muchos casos, llegaron a los enfrentamientos con la Policía. El cuadro ha sido dramático.

El gobierno de izquierda de Alexis Tsipras, que ganó las elecciones de principios de año, ante tanta presión por proseguir las negociaciones y llegar a un acuerdo por un rescate que pusiera a salvo la moneda del bloque, cortó las conversaciones, rechazó los términos y anunció un referéndum para que el pueblo decidiera si continuar o no con las medidas de austeridad solicitadas por los líderes del euro. Ganó el "No" con el 61%, las presiones sobre Grecia se renovaron, y la troika –que no se daba por vencida pese al resultado en las urnas– impuso un ultimátum para que Atenas propusiera un plan.
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Grecia, que debió recurrir al corralito financiero y limitar los retiros bancarios a un máximo de 60 euros por día para detener la descapitalización de sus bancos, había empezado a quedarse sin dinero y acabó presentando un plan de salvaguardia que contempla gran parte de las demandas que la población rechazó con su voto.

Es así que pocos días después de la consulta popular, Grecia presentó un amplio paquete de reformas a cambio de ese tercer rescate. Entre las medidas está el compromiso de reducir el peso de las pensiones, el aumento del IVA al 23%, el recorte en el gasto militar en 300 millones de euros y el incremento del impuesto de sociedades del 26% al 28% en 2015.

El Parlamento griego aprobó el proyecto, los acreedores y el Eurogrupo también, con la solicitud de 7.000 millones de euros de crédito para que Grecia afronte las necesidades más urgentes y haga frente a los vencimientos de deuda. El Eurogrupo acordó además que es necesaria una reestructuración de la deuda. Atenas aceptó reformas más profundas y una mayor vigilancia. Tsipras remodeló el gobierno y con ello se va el polémico ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, quien aseguró que, finalmente, fracasarían las negociaciones.

Luego de pagar 4.200 millones de euros al BCE y 2.050 millones al FMI, con el crédito concedido por la UE, y saldar así la deuda acumulada, Grecia pidió formalmente al FMI a fines de julio su participación junto con las instituciones europeas en el tercer rescate. Esas conversaciones están en curso.

Causas de la tragedia griega

"La base de la crisis griega es una deuda de aproximadamente 320.000 millones de euros, que el país simplemente no está en condiciones de pagar", asevera un análisis realizado por la cadena británica BBC. Grecia gastó más de lo que producía durante muchos años –desde antes de la adopción del euro en 2001 y del abandono del dracma como moneda– y lo financió a base de préstamos, lo que llevó a esta nación a tener un déficit público y un endeudamiento muy por arriba de los límites acordados por los miembros de la zona euro.

A estos problemas, se suman escándalos de corrupción y evasión fiscal que provocaron un déficit muy superior al 3% del PIB contemplado entre las reglamentaciones de los que utilizan el euro. También, préstamos no declarados a la eurozona empujaron a que la deuda sobrepasara el 60% acordado como límite por los países de la moneda común y actualmente se calcula en 177% del PIB. "El problema, sin embargo, solo se volvió urgente cuando la crisis financiera global limitó el acceso griego al crédito, lo que motivó la intervención de los otros países de la eurozona temerosos del impacto de una cesación de pagos o default", añade el análisis de la BBC.

La falsificación de la contabilidad que pergeñaron los griegos para ingresar al euro continuó luego durante los gobiernos de la década pasada, como en las dos legislaturas comandadas por el primer ministro conservador Kostas Karamanlis. En 2009, con el gobierno socialista de Yorgos Papandreu, comenzaron a salir a la luz las alarmantes cifras: donde se decía que el déficit griego era del 3,7%, en realidad, alcanzaba el 12,7% de PIB. Esa falsificación se realizó con la emisión de deuda en otras divisas diferentes al euro; como las naciones que utilizan esta moneda no tienen obligación de reportar a Bruselas este tipo de movimiento, nadie pudo saber las cifras reales de los griegos.

De cualquier forma, muchos analistas económicos afirman que las medidas de austeridad requeridas en Grecia agravaron la situación, entre ellos el nobel de Economía, Joseph Stiglitz. "Las condiciones impuestas a Grecia son indignantes", dijo el economista estadounidense.

El primer rescate que recibió Grecia fue para que este país cumpliera sus compromisos con los acreedores, especialmente bancos privados de la región. El segundo paquete de ayuda también apuntó en la misma dirección y ambos trajeron de la mano un plan de austeridad totalmente impopular entre los griegos: recortes del gasto púbico, mayores impuestos y reformas al sistema de pensiones y al mercado laboral.

El arribo de Tsipras al gobierno se dio a base de un discurso en contra de la austeridad y, en ese sentido, el primer ministro buscó negociar mejores condiciones para el tercer rescate. Que se hayan cortado las negociaciones con la troika y que haya llamado a un referéndum para que el pueblo decidiera responde a esa postura. De cualquier modo, Grecia no tuvo más remedio que aceptar la gran mayoría de las condicionantes de sus socios europeos.

La austeridad impuesta a Grecia ha puesto a buen resguardo el euro, punto fundamental en todo esto; una salida helena de la eurozona acarrearía graves problemas financieros al resto de los países que manejan esa moneda. Y esa austeridad, como destacados economistas han predicho, ha llevado grandes penurias a la población.
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El desempleo en Grecia se encuentra en 26%, el más alto en toda la UE (entre los jóvenes es más del 60%), la economía del país se contrajo 25% desde el principio de los programas de austeridad —lo que expandió la necesidad de créditos externos para así acentuar un círculo vicioso— y ya son muchos los ciudadanos que ingresaron en la pobreza. Luego de los controles de capital impuestos a fines de junio se espera una caída de 4% del PIB griego, en lugar de la suba de 0,5% planeada.

A nivel financiero, el punto más crítico fue cuando a fines de junio Grecia ingresó en cesación de pagos al no abonar la deuda —que luego saldó con el crédito de urgencia del Eurogrupo— con el FMI. De ese modo, Grecia se convirtió en el primer país desarrollado en ingresar en mora con ese organismo internacional, además de que el impago heleno se convirtió en el más abultado en la historia del FMI.

Cuestiones políticas

En este complejo drama financiero hay un trasfondo político que se enmarca en las diferencias ideológicas entre Tsipras y la canciller alemana Angela Merkel. Algunos analistas señalaban que los principales líderes de la eurozona pretendían la caída de Tsipras para evitar que su posición antiausteridad contagie a otras naciones de la UE que usan el euro.

Cuando volvieron a negociar las partes para un nuevo rescate, a mediados de julio y luego del referéndum, los líderes europeos establecieron que el acuerdo suponía la entrada en vigor inmediata de reformas profundas para Grecia, entre ellas la puesta en marcha de un fondo fiduciario a través del cual se privatizará algunos activos públicos helenos. Este instrumento —que fue muy discutido por Merkel y criticado por Tsipras— permitirá recapitalizar los bancos, lograr una reducción del 25% de la deuda (medida en el PBI, lo que facilitará el descenso si el país logra crecer) y otro 25% a inversión productiva.

Este tire y afloje heleno-germano erosionó la determinante relación entre Alemania y Francia, un vínculo que es conveniente mantener en buenos términos por su peso para todo el bloque. Un análisis de El País de Madrid aseguró que Francia se declaró moderadamente satisfecha por el acuerdo alcanzado con Grecia "porque se aleja la amenaza de la salida del euro", pero también asumió que las drásticas condiciones impuestas a este país "han ido más lejos que lo deseado por París", y que la grave crisis griega erosionó el eje franco-alemán.

La posición alemana ha sido ayudar a Grecia a través de rescates financieros que tendría que pagar a largo plazo. Alemania ha estado siempre de acuerdo con mantener en el euro al país heleno, pero en 2012 esta confianza empezó a debilitarse hasta el punto de rumorearse de que Merkel intentó persuadir a Atenas de convocar un referéndum para votar si Grecia debía permanecer o no en el euro.

La posibilidad de una salida de Grecia del euro, conocida como Grexit (Greece más exit), se planteó durante los momentos más críticos de la negociación —algunos llegaron a amenazar a Atenas con esto si no se avenía a las condiciones de la troika—, aunque nadie sabe a ciencia cierta qué sucedería si los helenos abandonan la moneda común. No existen antecedentes al respecto y, además, no hay legislación que indique que un país del bloque deba ser expulsado por ingresar en default. Lo que podría obligar a Grecia empezar a imprimir dracmas, es que el BCE le detenga por completo el crédito, cosa que por el momento no contempla el banco europeo.

"Y una Grecia insolvente implicaría importantes pérdidas de dinero para varios países europeos. Además, también está el riesgo de un contagio político. Efectivamente, si la salida del euro se muestra como una opción viable —e incluso beneficiosa para Grecia— otras naciones podrían verse tentadas a seguir el ejemplo. Y eso podría poner en riesgo a la misma UE, que ha puesto a la moneda común en el centro de su proyecto de integración", concluye el informe de la BBC.

Ay, si Aristóteles viviera. Quizá reflexionaría sobre una de sus frases célebres: "Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes". Quizá a Grecia —y a Europa también— le han faltado las dos cosas: buenos gobernantes y buenas leyes.

Cifras

90.400 millones de euros

El BCE mantuvo a fines de julio sin cambios el techo de liquidez de los créditos de emergencia a los bancos griegos, que se sitúa en torno a 90.400 millones de euros.

4% de retroceso en el PIB

Grecia registrará este año previsiblemente un retroceso del PIB de entre 2% y 4%. Además, según el informe semestral que elaboran los expertos de la Oficina de Presupuestos del Parlamento, el Estado registrará un déficit primario del 1%.

8.176 millones de euros

La salida de depósitos privados sufrida por los bancos griegos en junio fue de 8.176 millones de euros, 122% más que en el mes anterior, según datos del BCE.

Superávit primario

Grecia registró un superávit primario de 1.884 millones de euros en el primer semestre del año, fruto de una fuerte reducción del gasto público, según datos del Ministerio de Finanzas.

25,6% de desempleo

El desempleo afectó en abril al 25,6% de la población activa, según cifras oficiales.

Datos de Grecia

Población: 10,7 millones de habitantes.
Área: 131.957 kilómetros cuadrados.
PIB: 284 mil millones de dólares.
PIB per cápita: 25.900 dólares.
Desempleo entre los jóvenes de entre 15 y 24 años: 55,3%.
Edad media: 43,5 años.

Tasa de natalidad: 8,66 cada 1.000 habitantes (192 en el mundo).

Fuente: CIA Factbook

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