Un astronauta poco convencional

En las desoladas planicies rojas de Marte, los humanos que allí trabajan y exploran dependen de sí mismos para sobrevivir. Los astronautas son solucionadores de problemas, se repite constantemente en la película Misión rescate.

Uno de estos astronautas, Mark Watney, experimenta uno de los peores problemas: tras una tormenta, es dado por muerto por sus compañeros y abandonado en el planeta rojo. Pero Watney está vivo y se enfrenta con la escasez de recursos, sobre todo de comida, y el hecho de que pasarán cuatro años hasta que otra misión tripulada de la NASA llegue al planeta.

Ambientada en el futuro cercano (la década de 2030, según los materiales promocionales del filme), Misión rescate es una adaptación de la novela El marciano, del estadounidense Andy Weir. Se trata de una película de alto presupuesto que no respeta las convenciones del cine de su género y del cine taquillero en general.

Uno de los responsables de esto es el guionista Drew Goddard, quien desarrolló esa tarea para las series Lost y Daredevil, así como para las películas Guerra Mundial Z y La cabaña en el bosque. El otro responsable es el veterano director Ridley Scott, que con esta película regresa a su mejor forma tras algunos filmes irregulares como Prometeo o Éxodo: dioses y reyes. Ambos construyen una película en la que los momentos de comedia se cruzan con los serios, con personajes que pasan de la desesperación a las risas sin escalas.

Scott y Goddard pueden hacer eso porque cuentan con un elenco estelar liderado por Matt Damon en el rol de Watney.

El personaje de Damon es realista y despierta empatía, a pesar de que se revela poco sobre su vida en la Tierra. Solo se sabe que sus padres viven y que tiene un título universitario en botánica. Esa formación científica le permite resolver los problemas que enfrenta en Marte, algo que hace sin posicionarse como un genio superhumano, sino como un "tipo común" que hace lo que puede con lo que tiene. Es un astronauta, pero no es la visión idealizada de esta tarea: duda, hace chistes, llora por su situación e interactúa con el público a través de un diario virtual.

Misión rescate ha sido calificada como "Naúfrago en el espacio", pero es mucho más que eso, en parte porque Watney está solo, pero no aislado. Sin entrar en demasiados detalles de la trama, el astronauta entra en contacto con la NASA, lo que se traduce en excelentes intercambios a lo largo de la película.

Durante sus dos horas y media de duración, el filme derrumba varios recursos habituales de las películas espaciales. No hay villanos ni astronautas saboteando la misión, no hay muertes trágicas por accidentes o fallos en el equipamiento, no hay melodrama innecesario y ni siquiera hay patriotismo. La Guerra Fría está lejos y ya no hay que ganarle a los rusos para llegar a la Luna. De hecho, la situación de Watney es seguida por todo el planeta y la agencia espacial china juega un papel muy importante en la trama colaborando con la NASA (algo que también puede ser un guiño a la influencia económica actual de China en Hollywood, más allá de que el papel de los asiáticos también está en la novela original).

Otro aspecto a destacar es el enorme lugar que tiene la ciencia en la película, algo no muy habitual en el cine. Si bien hay licencias artísticas (la tormenta como la que se lleva a Watney nunca podría suceder en la atmósfera marciana), hay elementos reales, como el hecho de que eventualmente se puedan cultivar alimentos en Marte. Para esto fue fundamental la colaboración de la NASA, que aportó datos e información con la finalidad de hacer más verídico el guión.

Misión rescate es divertida, atrapante, con la combinación justa de drama y comedia sin caer en excesos de mal gusto. Más que un filme de acción o ciencia ficción, es una película de aventuras en el espacio, con la calidad y el talento de los involucrados como para ser una de las mejores películas del 2015.