Una clase para las calificadoras

“Duro”. Así fue como un funcionario de un organismo internacional calificó el discurso del ministro de Economía, Fernando Lorenzo, en una conferencia al margen de la Reunión Anual de las Asambleas de Gobernadores del Banco Inter- americano de Desarrollo (BID). “Intenso”, fue el calificativo que mejor encontró el representante de un fondo de inversión de EEUU.

Lo que empezó siendo una exposición de rigor sobre Uruguay y sus logros recientes en materia económica para un público de inversores, funcionarios de organismos, calificadores y expertos, se convirtió en una clase práctica para las agencias de rating de cómo deberían hacer su trabajo en Uruguay, impartida por el propio secretario de Estado. Lorenzo empezó por caracterizar a Uruguay, destacar el actual auge económico, identificar su correlato en el mercado laboral, resaltar los logros en materia social. Habló del aumento de la productividad, de la fortaleza del sistema financiero y de la calidad de las instituciones.

Y luego empezó a deslizar algunas sutilezas. “A veces escuchamos preocupación por detalles minúsculos que algunos observan, como el nivel de exposición de los bancos en moneda extranjera”. Una alusión indiscutible a las calificadoras de riesgo. Dijo que si bien es alto, hay que considerar quiénes son los usuarios del sistema. Sostuvo que el escaso nivel de inclusión hace que los activos dentro del sistema bancario pertenezcan a “actores muy bien cubiertos” y eso reduzca su riesgo. “Hay que mirar lo que hay detrás de las variables”, deslizó.

Respecto al déficit fiscal, tan cuestionado por las calificadoras, sostuvo –aún sin nombrarlas–, que de ese modo se financia la cobertura del país en materia de reservas. Tomar prestado y, al mismo tiempo, tener dinero líquido implica pagar intereses muy altos. “El costo de ese exceso de prudencia es más de un punto del producto”, explicó. “Leer el déficit fiscal de forma lineal es nuevamente analizar mal la realidad de la economía”, enfatizó. Comparó el vencimiento de la deuda uruguaya e ironizó: “Ojalá alguno de los países que hoy enfrentan dificultades financieras tuvieran una duración de la deuda como la de Uruguay”. Y en seguida, el garrotazo: “A veces se mira solo el monto de la deuda, cuando la forma en que vence es tanto o más importante”.

Luego la alusión a las calificadoras se hizo más directa. “Las tres agencias nos ubican a un escalón del grado inversor”. Y luego cambió el tono de voz para mostrar por completo su indignación: “Es increíble. Y no solo nosotros (por el gobierno), sino los uruguayos no lo logran entender”.

Según el ministro, Uruguay debería estar no solo un escalón por encima de lo que marcan las calificadoras de riesgo y ubicarse así en la frontera del grado inversor, con un pie adentro; sino que debería estar “cómodamente” en el investment grade. Pero no solo lo dice él, señaló, lo dice el mercado –que valora los títulos uruguayos del mismo modo que los de países que gozan del reconocimiento de las agencias de riesgo–, y también expertos locales y observadores internacionales.

Desde su asiento, los representantes de Standard & Poor’s y otras agencias escuchaban al ministro decir: “Si ocupáramos nuestro tiempo en atender algunas de las observaciones de las calificadoras sobre las fragilidades para obtener el grado inversor, estaríamos usando muy mal nuestro tiempo”. Y remarcó: “Los asuntos importantes tienen muy poco que ver con esas observaciones”.

Habló de energía, de infraestructura, de educación para el trabajo. Sostuvo que la participación público-privada es una herramienta para el desarrollo; que la extensión de la fibra óptica será un salto excepcional en materia de comunicación. “Estos son los verdaderos desafíos”, enfatizó.

“Uno, que ha trabajado en docencia, puede decir que lo peor que puede hacer es poner una nota a un estudiante y que no entienda por qué. Es un desestímulo para el alumno”, reflexionó. “Como responsable político no puedo dar lugar a las preocupaciones que se plantean y ocuparme al mismo tiempo del desarrollo del país”, concluyó.