Es el lunes antes de realizar dos shows agotados en La Trastienda y
Christian Cary de La Triple Nelson está ocupado en ajustar milimétricamente cada segundo del espectáculo. Porque esta vez, para la presentación de su último
disco,
La sed, la banda tocará con metrónomo.
"En las presentaciones de disco es casi la única vez que tocamos con metrónomo. Es lo mismo que hacemos en el estudio para poder grabar y que quede todo bien", cuenta el guitarrista a El Observador. La razón esta vez es logística: tres de los cuatro invitados para los shows no podrán estar presentes. "Los vamos a meter de una manera distinta", afirma, sin querer dar más detalles.
La sed, el sexto disco de la banda, fue creado de manera diferente que sus antecesores. La banda, supo grabar en estudios portátiles instalados en La Paloma o Punta del Diablo, o fuera del país, en Buenos Aires. Pero a instancia de su ingeniero de sonido, Ariel Lavigna, el trío decidió grabar por primera vez en Montevideo, e instalarse en el Estudio Vivace. La razón para optar irse para afuera era simple: nada mejor que tener la playa al lado una vez que terminaban de grabar. "Y tratar de alejarnos de los problemas diarios que tienen todas las personas que tienen familia, todas esas cosas que si estás acá las terminás haciendo", explica Cary.
En el estudio Vivace, la banda grabó en vivo, los cuatro juntos: Manuel Contreras, el tecladista "invitado fijo", ahora es parte del sonido de La Triple. "Se puede decir que consolidamos el sonido con el teclado, incluso metimos piano", afirma Cary. "Le dio un color buenísimo. Ya desde que tocamos con la Filarmónica nos cambió todo el sonido en la oreja. Aquel sonido de trío pelado se cambió, y ahora estamos haciendo que Manuel haga de esos 100 músicos".
Asimismo, el disco tiene una "maduración", según afirma Cary: algunos de los temas del disco (Xili, Paysandú) no cuentan con los clásicos solos a los que el guitarrista tiene acostumbrados a sus fanáticos. "Cuando armamos la lista de temas me joroban: si ponemos Llego a casa y dos más y ya está una hora de show. En vivo me gusta tocar mucho, pero he aprendido con los años que hay canciones que piden solos y hay canciones que no piden más nada que la voz, una melodía y la guitarra. Hice eso, dejé llevar las canciones para el lugar que pedían", cuenta.
Voz bluesera
Saber cómo cantar bien, y llegar a esas alturas características de Cary, es algo que aprendió de adolescente: cantaba en el coro del liceo y allí aprendió a cómo colocar la voz, calentarla e impostarla. Esas herramientas las sigue usando hasta hoy –cuando se acuerda–, con el fin de no forzar la garganta. "Yo siempre canto desde un lugar fuerte porque el
blues pide eso", justifica.
Sin embargo, para este disco Cary intentó encontrar nuevos matices para su voz. "Hubo una búsqueda de cantar no tan arriba como canto siempre sino buscar otras tonalidades. Tanto en Xili como en Tu nombre sobre mi nombre (versión de Luis Alberto Spinetta) encontré otro yo en la voz", afirma. "Una tonalidad donde no tuviera que forzar tanto la voz y cantar más libre".