Asimismo, hallaron difícil determinar si los cambios experimentados en los niveles de metabolitos como el ascorbato regulan la función de las células madre, la regeneración de los tejidos y la supresión de los tumores.
Por tanto, se demostró que las personas con niveles bajos de ascorbato podrían tener un mayor riesgo de sufrir
cáncer y que los enfermos de leucemia tienden a padecer niveles más bajos de ascorbato que personas sanas.
El equipo de
investigación, liderado por Sean Morrison, desarrolló una técnica para analizar los perfiles metabólicos de células raras asiladas de tejidos y la utilizaron para estudiar las células madre hematopoyéticas en ratones y humanos. Allí observaron que cada tipo de célula tenía un perfil metabólico distintivo y que, tanto las células madre hematopoyéticas de humanos y ratones tenían niveles particularmente altos de ascorbato, que disminuían al diferenciarse las células.
Uno de los hallazgos fue que al contrario de los humanos que obtienen el ascorbato exclusivamente a través de la
dieta, los ratones pueden sintetizarlo en el hígado.
Los autores estudiaron ratones que habían sido programados para carecer de la capacidad de producir ascorbato y que, por ello, tenían que obtenerlo mediante la dieta para permanecer sanos. Según el artículo, esos roedores mostraron un número mayor de células madre hematopoyéticas y, junto con la mutación asociada a la leucemia, aceleraron la Leucemogénesis, en parte al afectar de forma negativa la función del gen Tet2 supresor del tumor.
De esta forma, concluyeron que la formación de la leucemia en esos animales puede reducirse si se administran niveles más altos de ascorbato.