Voto en gallinero ajeno

Un muro cada vez más bajo y fácil de cruzar es lo que separa el voto de una porción importante de uruguayos hacia el Partido Colorado o el Partido Nacional. Son un grupo de votantes que bien pueden elegir a un candidato de un partido como de otro, pero siempre dentro de los partidos fundacionales. Así lo advierten analistas políticos desde hace años, pero ahora lo logró medir la consultora Equipos Mori.

Según el director de la empresa, Ignacio Zuasnabar, 15% del total de electores uruguayos se ubica en esa zona denominada “frontera”, capaz de apoyar a un colorado o a un blanco, sin escalas ni prejuicios. Saltan el muro sin problemas.

Son aproximadamente 25 mil, según Equipos. Para llegar a esa conclusión, la empresa tuvo en cuenta trabajos cualitativos y cuantitativos. Los primeros se repiten en las últimas elecciones y muestran a personas identificadas con uno u otro partido dispuestas a cruzarse según la simpatía a los candidatos. Pero a ello se suma evidencia cuantitativa, principalmente la realizada el domingo 1º de junio, cuando se desarrolló la elección interna.

Ese día, Equipos hizo una encuesta telefónica de 1.500 votantes. Entre las diversas consultas los encuestados dijeron cuándo habían decidido su voto y a quién pensaban elegir el último domingo de octubre, fecha marcada para la elección nacional de carácter obligatoria.

La medición revela que 10% de los consultados dijo haber cambiado su voto en la semana previa al día de la elección. Según dijo Zuasnabar a El Observador, 2,4% de los que votaron a Luis Lacalle Pou (Partido Nacional) confesaron que tenían pensado hacerlo por los colorados Pedro Bordaberry (2,1%) o José Amorín (0,3%).

Por lo tanto, si se cruza la cantidad de personas que asistieron a votar en la interna, se concluye que 23.753 colorados votaron al ganador de la interna blanca.

Como segundo elemento, los encuestadores de Equipos preguntaron a los que votaron en junio por Lacalle Pou a quién iban a votar en octubre. Según Zuasnabar, 1,1% admitió que lo haría por Bordaberry (Partido Colorado). Ello representa a 29.356 votantes, si se tiene en cuenta el total de habilitados.

El director de Equipos sacó varias conclusiones de ese estudio. En primer lugar aseguró que Lacalle Pou no ganó por los colorados que lo votaron el 1º de junio, sino que le permitió ampliar la ventaja sobre su rival, Jorge Larrañaga.

De todos modos le adjudica mucha importancia porque comprueba un comportamiento antes sospechado en esta porción de electores de “frontera”. “Son personas que se sienten cómodas votando a uno u otro partido, y lo dicen con sorprendente libertad”, dijo Zuasnabar a El Observador. “No lo hacen para interferir en otra interna, sino por preferencia de candidatos”, agregó.

De cara a octubre esta evidencia abre varias interrogantes, como por ejemplo si ese 15% de personas dispuestas a votar tanto a Lacalle Pou como a Bordaberry serán decisivos a la hora de elegir al rival de Tabaré Vázquez (Frente Amplio), el candidato favorito en todas las encuestas.

En la campaña pasada, Bordaberry se quejó de la estrategia de Luis Alberto Lacalle Herrera (candidato blanco de entonces) para atraer votantes colorados. “Lacalle apela al voto colorado para ganar la interna blanca. No me gustan que se metan en mi gallinero. Nosotros no estamos dispuestos a renunciar a nada para sacar un voto del gallinero de al lado”, dijo el líder colorado a El Observador en agosto de 2008.

Para el doctor en ciencia política Antonio Cardarello, la victoria de Lacalle Pou en la interna es una mala noticia para el Partido Colorado, ya que el diputado comparte electorado con Bordaberry. Por eso, comentó a El Observador, se deberá aguardar si esos colorados vuelven.

“Con Lacalle Pou, la tentación de colorados para votar al Partido Nacional es más grande”, dijo el docente de ciencia política.

En la mira
Las encuestas pronosticaron un final cerrado en la interna blanca antes del 1º de octubre, pero siempre con una ventaja a favor de Larrañaga. El resultado de la elección fue un duro revés para esas empresas, ya que la victoria de Lacalle Pou puso su trabajo en cuestión.

El colorado Amorín ha sido uno de los más críticos con las encuestadoras. Incluso presentó un proyecto de ley para regular su trabajo. Su queja tiene sustento desde cuando su desempeño electoral siempre es mejor al que indican las encuestas de intención de voto. “A las encuestadoras les falta un poco de humildad”, dijo Amorín a El Observador.

“Es obvio que son un instrumento que sirve, pero volvieron a fracasar estrepitosamente y condicionan elecciones”, agregó el líder del ala batllista. De todos modos, trabajará para que gente decepcionada del FA “vuelva al batllismo”, así como “Bordaberry buscará votantes de Lacalle Pou”, dijo. Para Zuasnabar los palos a las encuestadoras no deben ser “tantos ni tan pocos”.

“Las encuestas mostraron la foto lo mejor posible, en ese momento”, dijo. A su juicio, que 10% haya cambiado su voto una semana antes de la elección explica en parte la diferencia entre lo pronosticado y el resultado.