Yusuf Islam hoy

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Yusuf, Cat Stevens y los musulmanes no violentos

El artista inglés, convertido hace tres décadas a la religión mahometana, vuelve al ruedo para que el mundo vea a un musulmán ortodoxo, pacífico y no violento
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28 de enero de 2015 a las 17:07

Un chipriota de origen griego era dueño de un café en el West End de Londres cuando terminó la guerra y la capital inglesa se lamía todavía las heridas de los bombardeos. Era un raro, un poco alienígena.

Allí conoció a una mujer sueca, que buscaba su camino fuera de su país. ¿Sería una moza? ¿O una rubia alta cautivada por los rasgos mediterráneos del chipriota? ¿O ambas cosas? Vaya uno a saber. Se enamoraron, se casaron. En 1948 tuvieron un varón, al que bautizaron Steven Demetre Georgiu.

El niño tenía oído y mano para la música. Empezó a tocar el piano y lo hacía bien. Luego saltó a la guitarra y lo hacía muy bien. Pronto entendió que también podía cantar. Y que podría grabar discos y hacerse famoso como sus ídolos. Era un joven talentoso y con una virtud que parecía potenciarse en su juventud. Pero debía cambiarse el nombre. Por una casual combinación entre sus nombres de pilas y el apodo de una novieta llegó a la denominación Cat Stevens.

El resto es historia. A base de hermosas canciones el tipo se hizo archifamoso. Un día de 1976 estaba nadando de forma despreocupada en las playas de Malibú cuando se dio cuenta de que la corriente no lo dejaba volver a la orilla. Estaba en problemas, de verdad. Creyó que se ahogaría. Vió la muerte de cerca y entendió que no era nada, que toda la fama, el reconocimiento y la vida de estrella descansaba en la fragilidad de su cuerpo, que ahora era juguete de un océano irracional.

Entonces decidió que si por casualidad se salvaba debía rendirle agradecimiento eterno a Dios.

Según contó en una entrevista recientemente publicada por la revista Rolling Stone, en ese instante una ola lo acercó de nuevo a tierra firme. Y a los pocos días, como si fuera una predestinación, uno de sus hermanos le regaló un Corán.

Creyó que el círculo se cerraba y todo tenía coherencia. Comenzó la lectura del libro sagrado musulmán (en una época previa a los atentados terroristas y las guerras de religión) y descubrió un mundo desconocido y misterioso, que lo sedujo de forma integral. Esta vez se dejó sumergir en otro océano, mayor al que casi lo había tragado: el de la fe.

Entonces, para explicitar esta nueva etapa de su vida decidió volver a cambiarse el nombre y eligió Yusuf Islam, que ostenta desde 1978, cuando además dejó de componer y tocar música, porque va contra las normas de su nueva religión. Y no estuvo ajeno a la plémica durante sus años de silencio musical. Por ejemplo, en 1989 estuvo de acuerdo con la condena a muerte sobre el escritor Salman Rushdie, aunque luego se retractó.

Hacia 2005 dio atisbos de volver al panorama discográfico. Un año después y de a poco se fue reinsertando en la vida del músico otra vez: conferencias de prensa, giras, entrevistas y vuelta al estudio.

Ahora prepara para este año una gira por los Estados Unidos para promocionar su nuevo disco Tell ‘em I’m gone (“Díganles que me fui”). Luego de la serie de atentados posteriores a la masacre en la revista Charlie Hebdo, esta movida forma parte de su idea de mostrar que existen musulmanes cultores de la paz que pueden ayudar a cambiar la imagen de sus congéneres como una religión violenta y sangrienta. Uhhh baby, baby, it’s a wild world...

Es la primera gira por ese país desde 1976, cuando tocando en Los Ángeles se fue a bañar a Malibú. Esa es la pelea que hoy da Yusuf Islam, un hombre y un músico que viven desde hace 66 años bajo una piel camaleónica, educada y formada por diferentes orígenes.

Del niño de barrio londinense de padres extranjeros a la estrella pop que recorre el mundo y lo hace suyo a base de baladas profundas, al musulmán ortodoxo que en determinado momento decide regresar al escenario porque cree así ayudar a sus creencias, Yusuf/Stevens/Georgiu es alguien que por su carrera, su derrotero vital y sus grandes canciones merece que le pongamos la oreja.

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