"Yo empecé (a actuar) en la escuela primaria”, recordaba en 2009 en el ciclo de entrevistas del Instituto Nacional de Artes Escénicas, “A escena con los maestros”, la reconocida actriz uruguaya Dahd “Ducho” Sfeir. La artista falleció en la madrugada de este lunes a los 83 años, tras complicaciones generadas por una intervención quirúrgica.
Nacida en Montevideo en 1932 en el seno de una familia libanesa, Sfeir se consolidó como uno de los mayores referentes del teatro uruguayo, representando grandes clásicos del siglo XIX y XX a lo largo de su carrera. Era, según dijo a El Observador el periodista cultural Jaime Clara, una actriz “clásica, que tomaba el teatro con mucho rigor”. Estricta a la hora tanto de actuar como de armar sus personajes, también era abierta a incluir en sus obras temas tan populares como el tango, o a trabajar con actores jóvenes.
Para “Ducho”, hacer teatro era “indispensable, fundamental”, señaló Clara. Aunque su pasión ya se manifestaba en primaria y secundaria, la actriz se inició en la compañía independiente Club de Teatro, fundada por Antonio “Taco Larreta”, y tuvo luego un pasaje por la Escuela Municipal de Arte Dramático, dirigida por Margarita Xirgú. Es parte entonces, destacó Clara, de una generación “increíble” de actrices y actores de los que a veces “no somos conscientes, pero que tienen que quedar en la memoria de la gente”, como China Zorrilla, Estela Medina, Estela Castro o el propio Larreta.
"Ducho" Sfeir era una actriz “clásica, que tomaba el teatro con mucho rigor”. Jaime Clara sobre la actriz
Sin ser una figura masiva, “fue muy innovadora”, destacó Clara, quien fue el encargado de presentar la última obra de Sfeir, Conversaciones con Mamá, en el departamento de San José. Como protagonista, y junto a “Coco” Echagüe, “Ducho” se despidió del teatro en 2014 en una obra con la que retornó al escenario luego de estar muchos años apartada por problemas vinculados a su salud.
En su última etapa trabajó obras unipersonales. Uno de los últimos autores que Sfeir revivió a través de su voz fue Mario Benedetti, bajo la obra Benedetti, el poeta, el amigo, que representó en Madrid en 2010, poco después de la muerte del reconocido escritor uruguayo. También supo recitar a Idea Vilariño, sacándola de los libros para difundir así su obra. Exiliada junto a su marido, Carlos María Gutiérrez en Venezuela, Cuba y Suecia, Sfeir tuvo la oportunidad también de abrirse camino como actriz en otros países. Asimismo, recibió prestigiosos premios, como el Helen Ayes a Mejor actriz extranjera en Washington, varios Florencio Sánchez y una declaración de Ciudadanía Ilustre en Montevideo.
Estar cara a cara con el público era, para Sfeir, un privilegio del teatro: “El padecimiento, el sudor, el estar entregados lo provocamos en el público y estamos sintiendo juntos algo. Eso, cuando lo logramos, es una maravilla y nos pasa solo a los actores”, afirmaba la actriz al final de su carrera.
Además de desempeñarse como actriz, “Ducho” se encargó de difundir sus orígenes libaneses, de sus antepasados, a través, entre otras cosas de la gastronomía, contó Clara a El Observador. “Hubiera merecido un lugar destacado en alguna película”, afirmó el periodista.
Sus restos fueron velados en la mañana de este lunes en la empresa Martinelli.
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