El peso de la economía de Cataluña

En tiempos de fuertes aires independentistas en Cataluña, la cuestión económica ha salido a flote para remarcar esa idea. Los catalanes son conocidos por su gran aporte a España desde ese punto de vista y también son reconocidos por su laboriosidad y por los buenos manejos de las finanzas, tanto a nivel de empresas como doméstico. Y sobre eso muchos se han aferrado para sacar bandera pro independencia, asegurando que todo iría mucho mejor y más aún en tiempos de crisis. Otros, en cambio, alertan sobre que todo no sería tan fácil y tan automático una vez que se logre la independencia –si es que así sucede– en 2017, como pretende la actual corriente independentista.

Cataluña, con 7,5 millones de habitantes, es la región más rica del país y genera en torno al 19% del PIB español. El PIB catalán aumentó en 2014 a 209.282 millones de euros, de acuerdo al Instituto de Estadística de Cataluña, lo que le permitió ubicarse en el puesto número 14 entre los países europeos, detrás de Dinamarca, y superando a naciones como Finlandia, Irlanda, Grecia, Portugal, República Checa, Rumania, Hungría y Eslovaquia. El desempleo en Cataluña se ubica alrededor del 17,5%, por debajo de la media nacional que se encuentra en torno al 24%.

Las empresas españoles exportaron el año pasado por más de 240.000 millones de euros, donde el 25% salió de Cataluña. Es una de las cifras que los partidarios de la secesión enfatizan para demostrar la competitividad de la economía catalana y su baja dependencia del resto de España, como señala un informe del sitio Cinco Días. Las firmas catalanas vendieron al resto de España en 2014 por 38.376 millones de euros, una cifra inferior a los 60.195 millones que coloca Cataluña en el extranjero. "En cualquier caso, los que se oponen a la secesión alertan de que el mercado interior resulta vital para las empresas y destacan que las compañías catalanas venden más a Aragón que a Francia", continuó ese reporte.

La idea de independencia no seduce a todo el mundo en Cataluña, en especial, a los empresarios de esa región autónoma. Estos han pedido al presidente español, Mariano Rajoy, que pusiera lo necesario para detener esa iniciativa. "Si esto no se para sería una verdadera tragedia económica", dijo el presidente de la Asociación de Empresarios de Cataluña, Josep Bou. "Lo que tenemos es una Cataluña dividida y enfrentada", añadió Bou. "Los empresarios están asustados porque puede acabar en "una Cataluña arruinada".

Antes de estas declaraciones, Bou había dicho que desde el inicio del proceso soberanista en Cataluña, en los últimos tres años, se han deslocalizado "casi mil empresas" en la región. "Los empresarios ya tenemos datos del daño que ha causado (el presidente catalán) Artur Mas y no queremos pensar lo que sería la independencia, la independencia sería un verdadero disparate", aseguró en agosto.

Bou resalta que la movida independentista ha provocado una desinversión extranjera, precisamente, en un 15,8% en el último tiempo. "El bono catalán se ha disparado un 40%", dijo.

En la misma línea, los bancos han manifestado la oposición a la emancipación de Cataluña. Las dos principales instituciones bancarias de la región autónoma, CaixaBank y Banco Sabadell, rechazaron en setiembre la idea de la independencia y amenazaron con "reconsiderar su implantación" en Cataluña. Además, llamaron a preservar el orden constitucional y la pertenencia a la zona euro.

En tanto, para el BBVA la consideración de una Cataluña separada de España "añade claramente incertidumbre política que, depende cómo se gestione, sí puede tener efectos económicos". "Cuanto funcionan las instituciones y más certeza hay en un Estado de Derecho con reglas del juego claras, más fácil es tomar decisiones de consumo e inversión y el proceso de Cataluña no es ajeno a esta decisión", agrega el BBVA.

Las economistas Antonia Monés y Montserrat Colldeforns escribieron una columna en El País de Madrid acerca de las consecuencias económicas que podría acarrear Cataluña si se va por las suyas. Indican que en base a un fuerte componente ideológico existe un "relato dominante" entre los catalanes sobre que la independencia los haría más prósperos. Pero "una evaluación seria, no ligera y tergiversada, de los costes económicos de la propuesta independentista lleva a unas conclusiones mucho menos optimistas", aseveran.

Antes de adentrarse en el análisis, Monés y Colldeforns recalcan que esa "versión dominante" afirma que los catalanes recuperarían los 16.000 millones de euros de déficit fiscal que, "administrados con gran excelencia, permitirían no solo cubrir sino mejorar todas nuestras necesidades: educación, I + D, infraestructuras, sanidad, servicios sociales".

"El problema es que este cálculo, muy discutido, no sirve para determinar cuánto dinero adicional tendrá la hacienda de la Cataluña independiente en sus primeros años, que son los críticos, y que la propia Generalidad reduce a 5.810 millones de euros. Todo ello en la hipótesis favorable de que haya buenos acuerdos", aseguran.

No rechazan que una Cataluña independiente sea viable económicamente pero ello no significa que la aventura tenga sus costes. Señalan que se abriría un proceso "muy complicado" que tendría por consecuencia primera salir de la Unión Europea y de la zona euro. Perdería además la asistencia del Banco Central Europeo.

Otro sector que se resentiría sería el financiero. "Como la crisis nos ha enseñado, los mercados financieros se pueden hundir rápidamente. Las entidades financieras con sede en Cataluña no pueden esperar a que se las lleve por delante el proceso independentista, y con él los ahorros de muchos catalanes. En paralelo, se complicará o se hará incluso imposible financiar las deudas. La deuda privada con la que se sostienen las familias y empresas catalanas", dicen Monés y Colldeforns.

Desde afuera de España se sigue con atención el proceso catalán. Y tampoco faltan las críticas, y de las más duras. El diario británico Financial Times publicó el jueves un duro editorial sobre el independentismo catalán al que tilda de "estupidez" y pide que Cataluña dé "un paso atrás para no desencadenar una profunda crisis".