Una nueva edición de la principal muestra de la ganadería uruguaya pone en escena el trabajo de los cabañeros uruguayos, que ya comenzó a apreciarse en el ruedo principal y que tendrá su máxima expresión a partir del lunes cuando se cumplan los campeonatos de las principales razas.
Durante 12 días miles de uruguayos desfilarán por el predio de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en el Prado de Montevideo, donde encontrarán múltiples atractivos para un paseo familiar. Pero la Expo Prado es la máxima expresión de la producción genética del país.
Detrás de ejemplares imponentes a los ojos del público, con llamativos tamaños, elegante andar y cuidados extremos de los cabañeros, hay un esfuerzo y pruebas a superar antes de las competencias.
Por ejemplo, hay un componente fuerte de adaptación de los animales a un ambiente que no es el habitual y que les puede provocar pérdidas de peso de hasta 50 kilos en tan solo tres o cuatro días de estadía en el Prado.
Los primeros días de la exposición son los más complicados. En primer lugar, por los efectos del transporte, en muchos casos desde puntos muy distantes a Montevideo.
Los animales extrañan su medio y pasan a estar encerrados en un lugar, cuando por lo general "están en un piquete en el campo, a cielo abierto", explicó a El Observador Patricio Cortabarría, de La Ceferina, una cabaña de la raza Hereford.
Los reproductores que llegan al Prado demoran un poco en comer y también extrañan el agua de Montevideo, que suele ser distinta a la que se provee en el campo. Son días en que se trabaja intentando que los animales se adapten y recuperen el peso perdido durante el viaje.
La pérdida de hasta 50 kilos en el peso del animal significa "mucha ventaja a la hora de participar" en los campeonatos, explicó a El Observador Rodrigo Fernández, de Frigorífico Modelo y San Salvador, cabañas de Aberdeen Angus y Hereford.
Lo que podrán ver los visitantes este fin de semana es una labor de preparación de los animales en los galpones o al aire libre. Son los últimos retoques estéticos, aunque la verdadera genética va por dentro.
Amaro Carlos Nadal, reconocido criador de Merilín, trabajó el viernes en forma intensa con sus hijos en la preparación de los carneros con los que competirá.
Sabe que la genética se construye paso a paso y es acumulativa. En ovinos se puede afinar la lana, tratando de no perder peso del vellón. Se pueden elegir y trabajar otras características para la producción de carne. Pero nada de eso es para ansiosos, porque un resultado se puede ver recién a los dos años.
Todos llegan al Prado con la expectativa de tener el Gran Campeón, pero solo uno lo logrará en cada raza. Sin embargo, todos saben también que nadie es profeta en el Prado y hay que rendir examen cada año.
US$ 15,8 millones
Fue el monto que alcanzó la zafra de reproductores vacunos de carne en 2015 por la venta de 5.508 toros a un promedio de US$ 2.866
"La genética no es para ansiosos".
Amaro Carlos Nadal
Criador de Merilín
"Un animal puede perder hasta 50 kilos al llegar al Prado, y es mucha ventaja a la hora de competir".
Rodrigo Fernández
criador de Hereford y Angus
"Los reproductores deben acostumbrarse a los cambios de ambiente, agua y alimentación en Montevideo".
Patricio Cortabarría
Criador de Hereford
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