Banco Mundial prevé que Uruguay crezca 1,8% en 2023 en medio de “sombrías” perspectivas regionales

El informe “El potencial de la integración – oportunidades en una economía global cambiante" fue presentado por el economista jefe para América Latina y el Caribe, William Maloney.

El documento indica que la región de América Latina y el Caribe demostró ser relativamente resiliente ante el aumento del estrés de la deuda, la inflación persistente y la incertidumbre en torno a la invasión rusa en Ucrania. Los niveles de ingreso y empleo, en general, se recuperaron tras la pandemia, la pobreza se redujo y los mercados siguen siendo moderadamente optimistas respecto al corto plazo.

Sin embargo, señala, los vientos en contra cobran impulso y las perspectivas para 2023 son mucho más sombrías que el año pasado. Advierte que la incertidumbre mundial aumenta, y si bien el mundo desearía poder dejar atrás el covid-19, persiste la amenaza de nuevas variantes y enfermedades. Por ese motivo, fortalecer la resiliencia, tanto en los frentes sanitario como macroeconómico, sigue siendo primordial, según el Banco Mundial.   

El reporte explica que la evolución de la economía mundial ofrece nuevas oportunidades y el imperativo de luchar contra el cambio climático le brinda a la región una nueva ventaja comparativa en capital solar, eólico, hidroeléctrico y natural.

No obstante, agrega, la región está reduciendo su nivel de integración, la intensidad del comercio en general se estancó, mientras que la inversión extranjera directa disminuyó en la mayoría de los países. En línea con eso, las proyecciones de crecimiento de América Latina y el Caribe han ido bajando progresivamente en los últimos en los últimos seis meses hasta situarse en 1,4%, con un aumento previsto hasta 2,4% en 2023.

En el desglose por países, Uruguay quedó en la mitad de la tabla en ese crecimiento. El Banco Mundial estima que la economía uruguaya tendrá una expansión de 1,8% en 2023. El guarismo está levemente por debajo de la proyección del equipo económico que la ubicó en 2%. Por encima de Uruguay están Paraguay con 4,8%, Ecuador con 3%, Bolivia con 2,7% y Perú con 2,4%. En sentido opuesto, la previsión de crecimiento de Colombia es de 1,1%, Brasil con 0,8%, Argentina no tendrá expansión (crecimiento cero) en el caso de Chile se espera un registro negativo de -0,7%.

Las proyecciones para Uruguay mejoran para 2024 y se ubican en 2,8% para luego volver a moderarse en 2025 a 2,4%.

El Banco Mundial expresa que la reducción de las tasas de crecimiento solo es parcialmente explicada por las restricciones monetarias. La expansión de2,3% prevista para 2024 es similar al nivel experimentado a lo largo de la década de 2010, previo a la crisis y la inflación, y no alcanza para alivianar la pobreza ni disipar las tensiones sociales.

Agrega que la región parece estar reduciendo un nivel de integración. A su vez, la exposición al comercio, medida según las exportaciones de mercaderías y servicios más importaciones respecto al PIB, sigue siendo una de las más bajas del mundo y en general se ha mantenido estancado a lo largo de las últimas dos décadas.

De manera más drástica, expone, la inversión extranjera directa hacia la región disminuyó tanto en términos absolutos como en proporción del creciente flujo hacia el mundo en desarrollo, disminuyendo de 16,4% en términos absolutos y 9,5 puntos porcentuales de participación en la inversión extranjera directa total a mercados emergentes desde 2010. En los últimos 10 años la inversión extranjera directa entrante a América del Sur cayó 9%.

Hacia adelante

El documento señala que la región posee un gran potencial, tanto en sus áreas tradicionales de ventaja comparativa como en ámbitos nuevos que surgen de la economía verde. Para el organismo internacional el desafío sigue siendo movilizar inversiones y conocimientos para aprovechar estas oportunidades y construir economías diversificadas y dinámicas.

Según su visión, muchas de las reformas necesarias abarcan temas que hace tiempo forman parte de la agenda y tienen un período prolongado de gestación, como reducir el riesgo sistémico, elevar el nivel y la calidad de la educación, invertir en infraestructura –tanto tradicional como digital- y garantizar la existencia de mercados financieros de correcto funcionamiento para aportar liquidez y diversificar los riesgos, entre otros.

A corto plazo destaca la necesidad de preservar los avances de tinte reputacional de los últimos veinte años en términos de estabilidad macro. En segundo lugar indica que los avances normativos en aduanas y transporte son, en principio, de bajo costo y podrían llevarse a cabo en poco tiempo.

El documento concluye que un enfoque integral tanto para las reformas de corto como de largo plazo podría empujar a la región hacia una participación renovada y más dinámica con la econom