Dos de los gigantes bancarios a nivel mundial, Morgan Stanley y HSBC, han compartido recientemente informes que proyectan la evolución de la inflación en Argentina durante los próximos meses. Estas proyecciones resultan auspiciosas para el gobierno liderado por Javier Milei.
Actualmente, la tasa de inflación en Argentina se mantiene en los dos dígitos mensuales, habiendo alcanzado un pico del 25,5% el pasado diciembre. Se espera que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de este año supere al menos el 200%.
Esta dinámica de alta inflación se debe a la liberación de precios, el efecto arrastre de la devaluación ocurrida en diciembre, y las fuertes regulaciones macroeconómicas que generan inestabilidad e incertidumbre.
No obstante, el principal objetivo de Milei es la rápida eliminación de la inflación. Actualmente, la inflación está en descenso debido a la brusca caída del consumo, vinculada a la pérdida de poder adquisitivo.
Las proyecciones de Morgan Stanley son alentadoras para el sector liberal: según este banco, Argentina cerrará el año 2025 con una inflación del 31,6%, en contraste con el 207,7% estimado para este año.
Por su parte, el banco HSBC también comparte un pronóstico similar, aunque ligeramente más alto, situando la inflación en un 40%. Según esta entidad británica, la fuerte recesión derivada de la caída de los ingresos resultará en una “desinflación más temprana”.
En su último informe sobre Argentina, Morgan Stanley destaca “una mejora considerable de las cuentas fiscales y exteriores”. Sin embargo, se muestra más cauteloso respecto a la posibilidad de que Milei pueda aplicar su amplio programa de reformas, dada la necesidad de consenso con otros espacios políticos en el Congreso.
La dinámica inflacionaria proyectada para el año 2025 tiene un impacto directo en un aspecto que Javier Milei sigue de cerca: las elecciones legislativas de 2025. Para el líder liberal, una rápida desaceleración de los precios podría aumentar su popularidad y, por ende, sumar más legisladores de su espacio al Congreso, lo que facilitaría la aprobación de reformas profundas.
Sin embargo, en contraste con la disminución de la inflación, el informe también aborda el ajuste generalizado que está llevando a cabo el Gobierno. Este ajuste, que afecta directamente los ingresos, podría ser demasiado anticipado. Se prevé un recorte del 3,8% del PBI en 2024, lo que dejaría a Argentina con un superávit primario del 0,8% del PBI. No obstante, esta situación podría generar una crisis social si no se logra recomponer los ingresos.
El ajuste ejerce presión sobre una recesión que se profundiza y que, a su vez, actúa como ancla para la inflación. Morgan Stanley pronostica un aumento del 207% en el IPC para 2024 y un 31% para 2025, junto con una caída del nivel de actividad del -3,3% este año y una recuperación del 3,6% el próximo.
A pesar de estos datos, existen riesgos significativos en el camino hacia la reducción de la inflación que podrían hacer que esta sea más persistente. Por ejemplo, se destaca la importancia de la liquidación de la cosecha gruesa del agro, que comenzará pronto. Si los exportadores consideran conveniente el tipo de cambio para esta operación, será un punto clave para recomponer las reservas.
El informe también menciona una segunda ancla: el tipo de cambio oficial, que actualmente se actualiza con una corrección mensual de tan solo el 2%, muy por detrás de la inflación. Según la entidad, la política monetaria es probablemente adecuada para anclar las expectativas de inflación, ya que el bajo crawling peg regula el traslado a precios del oficial.
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