El Banco Mundial espera un crecimiento del 1,4% del PIB en América Latina para 2023

Aunque se trata de cifras poco alentadoras, , el BM en enero había cifrado en 1,3% el crecimiento del PIB para este 2023, en una región de 600 millones de habitantes con un tercio bajo la línea de la pobreza.

No obstante, esa décima mayor al de tres meses atrás, según el BM se trata de algo “por debajo de lo esperado". Este pronóstico se debe, entre otros factores, al aumento de las tasas de interés de los bancos centrales para luchar contra la inflación y a la baja de los precios de las materias primas, según explicó en una rueda de prensa en Washington, el economista jefe del BM para Latinoamérica y el Caribe, William Maloney.

A pesar de que la región prácticamente se recuperó de la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, el crecimiento de los próximos años “será demasiado bajo como para traer una reducción significativa de la pobreza”, dijo Maloney.

América Latina “ha sido capaz de resistir hasta ahora la incertidumbre económica actual”. Sin embardo, la expectativa de inflación para el subcontinente se ubicará en un 5 % en 2023. Este escenario de aumento de los precios no incluye a Venezuela y a la Argentina, que viven procesos de altísimo crecimiento de los precios.

Según Maloney, un economista formado en las universidades de Berkeley y Harvard de los Estados Unidos y en la Universidad de los Andres de Colombia, "América Latina, por lo general, comercia menos de lo que debería, teniendo en cuenta la proximidad a sus socios y sus tratados de libre comercio. Deberíamos estar exportando mucho más".

A este escenario poco alentador se suma “una progresiva reducción de las inversiones extranjeras en la región”, dijo Maloney, quien atribuyó esa caída a “factores internacionales se encuentran factores estructurales que será difícil revertir, como la falta de educación superior y técnica o la falta de inversión en infraestructuras y servicios”.

La región tiene una tasa de inversión muy baja, de apenas un 3,5 % de su PIB en infraestructuras, mientras que en Asia o África se invierte alrededor del 7 %.

Según el responsable del BM para América Latina y el Caribe, también afecta el crecimiento la existencia de “instituciones políticamente inestables”. Eso, agrega, desalienta la integración regional y la llegada de inversiones internacionales en Latinoamérica. Maloney, en este punto, exceptúa a México, “que está cada vez más conectado a la economía de Estados Unidos”.

Su opinión es que “la tendencia al proteccionismo como respuesta al descontento con los resultados de los tratados de libre comercio” es perjudicial, y abogó por “un mayor esfuerzo político” para entrar en los mercados europeos y estadounidenses.

El BM ve dos oportunidades para avanzar en la integración regional. Una es la deslocalización de empresas y la otra es la producción de energía verde. Al respecto, dijo que el BM trabaja junto a algunos países latinoamericanos para impulsar el comercio de hidrógeno verde.

Citó los casos de Panamá y Chile, que están avanzado para convertirse en “importantes actores internacionales”.

En el ámbito de la deslocalización de empresas, el economista apuntó al ejemplo de Estados Unidos, que está orientado a nacionalizar la producción de productos estratégicos, como los microchips, “para contrarrestar la inestabilidad de las cadenas de suministros y la dependencia de China”.

El BM ve una oportunidad en este rubro atrayendo a esas empresas a Latinoamérica, “donde los salarios suelen ser más bajos”, aunque dice que esas inversiones deberían tener un efecto positivo en los países receptores.

Según Maloney, las dos oportunidades ponen de manifiesto la necesidad de que la región se integre en el resto del mundo. "Necesitamos los mercados y la tecnología, y necesitamos que nuestra gente vaya al extranjero para aprender todo lo que pueda y para construir redes de contactos", explicó.

No obstante estos dos puntos que considera “oportunidades, el organismo multilateral asegura que el crecimiento esperado es “demasiado bajo para lograr progresos significativos en la reducción de la pobreza” en el informe de 96 páginas dado a conocer el martes en Washington.

El documento asegura que “la reciente oleada de quiebras bancarias en Estados Unidos y Europa introduce incertidumbre adicional en torno a si los países avanzados moderarán las futuras alzas de las tasas de interés, la probabilidad de una recesión en el G-7 y la trayectoria de la inflación futura”.

De las cinco economías más grandes de la región, Chile tendrá el peor desempeño este año, con una contracción del PIB proyectada de una caída del 0,7%. México, Brasil, Colombia y Argentina crecerán 1,5%; 0,8%; 1,1%; y 0%, respectivamente. El limitado crecimiento se debe, en parte, a la elevada inflación que todavía aqueja a esta parte del mundo desde 2021.

A este panorama se suma, según el BM, un aumento del endeudamiento de los países de la región que, en promedio, subirá al 64.7% del PIB este año, levemente por debajo del 66,3% alcanzado en 2022.