Con poco menos del 40% que votaron anticipadamente, los finlandeses van a las urnas en unas elecciones legislativas en las que los partidos de centro derecha y antinmigración buscarán doblegar a la primera ministra socialdemócrata Sanna Marin. De hacerlo, este país nórdico se sumaría a la preocupante ola de nacionalismo que recorre Europa y que arrancó con el triunfo conservador en Suecia y el ultraderechista en Italia.
De este modo, el resultado de los comicios puede llegar a convertirse en una respuesta social a la entrada del país en la Alianza Atlántica (OTAN) luego de que Turquía diera luz verde al ingreso el jueves pasado.
El último sondeo publicado el jueves por la cadena pública Yle otorgaba el primer lugar al partido centroderechista Coalición Nacional, con su líder Petteri Orpo (19,8%); seguido muy de cerca por el ultraderechista y antinmigración Partido de los Finlandeses, liderado por Riikka Purra (19,5%), y el Partido Social Demócrata (SDP), de Marin (18,7%).
Juho Rahkonen, del Instituto de Investigación E2, dijo a la agencia AFP que "los sondeos muestran que la tendencia política más derechista en Finlandia está ganando fuerza".
En Finlandia, la formación con más apoyos entre los ocho principales partidos en el Parlamento suele reclamar el puesto de primer ministro y trata de formar gobierno, lo que les estaría dando el lugar de honor a la centroderecha.
Mientras las encuestas señalan a Sanna Marin, que asumió el cardo en 2019 con 34 años, como la primera ministra más popular del siglo en Finlandia, eso no le asegura la mayoría de diputados en el Parlamento. “Es excepcionalmente popular, pero también despierta mucha oposición. La división política se reforzó", dijo Rahkonen. Los que la celebran, lo hacen por la gestión desarrollada durante la pandemia y por el proceso de ingreso a la OTAN. Los detractores la tildan de inexperta y responsable del aumento de la deuda pública.
En Bulgaria, mientras tanto, se produce este domingo el récord europeo de ser la quinta votación, esta vez para renovar el Parlamento, en apenas dos años.
Este país de seis millones y medio de habitantes, dividido por la guerra en Ucrania y lejos de las esperanzas nacidas con la ola de manifestaciones anticorrupción en el verano de 2020, es el más pobre de la Unión Europea (UE) y está hundido en la crisis.
Desde la caída del ex primer ministro conservador Boiko Borisov, ocurrida en mayo de 2021 ante las acusaciones de ser "una piedra angular de los excesos mafiosos del país" y que llevaba una década en el poder, los partidos políticos búlgaros no consiguieron formar una coalición duradera y los gobiernos interinos se suceden uno tras otro. Para peor, el conflicto en Ucrania acentuó la situación crítica en una sociedad que siempre estuvo, tanto histórica como culturalmente, cerca de Moscú.
Este domingo se enfrentan dos grandes partidos: el conservador Gerb, de Boiko Borisov, y el reformista prooccidental, de Kiril Petkov, un empresario de 42 años que ya gobernó por unos pocos meses en 2022. Las encuestas hablan de un empate técnico, ya que ambos rondan los 25-26% de las intenciones de voto. De esa manera, formar una coalición estable parece poco probable.
Y si todo sucede como prevén las consultoras, Bulgaria tendrá otro gobierno interino, con propiedad de ser nombrado por el actual presidente Rumen Radev, otro feroz opositor al envío de ayuda a Ucrania.
Montenegro, por su parte, dirime este domingo la segunda vuelta de la elección presidencial. El balotaje se producirá entre el veterano mandatario saliente Milo Yukanovic, que domina la política del país desde hace décadas, y el joven economista de 36 años Jakov Milatovic.
El 19 de marzo pasado, la primera vuelta le dio el triunfo a Yukanovic, con el 35% de los votos, seguido por Milatovic con el 29%.
Pero ahora, los analistas políticos montenegrinos consideran favorito a Milatovic, ya que, según confirman, puede captar el voto de muchos electores que anhelan tiempos de cambios luego de las más de tres décadas que lleva Yukanovic (líder del Partido Democrático de los Socialistas, DPS) en el poder: como primer ministro entre 1991 y 1998 (con tan sólo 29 años), entre 2003 y 2006, entre 2008 y 2010 y entre 2012 y 2016, y como presidente entre 1998 y 2002 y en la actualidad (ya con 61 años) desde 2018.
Frente a la urna donde depositó su voto, Milatovic dijo a la agencia de noticias AFP estar absolutamente convencido de convertirse en el nuevo presidente del país: “Hoy los ciudadanos de Montenegro enviarán al actual presidente al pasado político".
El DPS de Yukanovic se encuentra en declive desde 2020, cuando sufrió una histórica derrota en las elecciones parlamentarias. Montenegro, desde entonces, atravesó distintas crisis y vio colapsar a dos Ejecutivos.
Desmembrada la antigua Yugoslavia, y luego de que Serbia se convirtiera en paria internacional, Yukanovic se acercó a Occidente y rompió vínculos con Belgrado. Fue el encargado de llevar adelante la declaración de la independencia montenegrina en 2006. Bajo su gobierno, el país ingresó a la OTAN, inició el proceso de negociación de adhesión a la Unión Europea y comenzó a distanciarse de Rusia.
Los analistas señalan que su mandato estuvo plagado de acusaciones de corrupción y vínculos con el crimen organizado, por lo cual el momento de Milatovic parece haber llegado en el balotaje de este domingo.
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