Niños de la Ciudad Deportiva Luis Suárez en la inauguración

Nacional > NIÑOS, ¿A JUGAR?

La cláusula al club de Luis Suárez que deja a 16 niños sin competir en baby fútbol por dos años: equipos temen que les “canibalicen” la liga

La Liga Interbalnearia le puso una cláusula al equipo de Luis Suárez para poder competir que el nuevo cuadro de baby fútbol aceptó y hace que 16 niños queden afuera del club al que van
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23 de abril de 2023 a las 05:00

Hubo una sombrilla en la playa de Piriápolis en la que un niño no se movió de ahí abajo en los cuatro días que estuvo. *Diego (8) no quería salir de ese refugio. Ni el agua, ni la pelota, ni el insistente planteo de sus padres de que estaba en la playa, que tenía que jugar lo pudo convencer. Se resguardó otra vez ahí, adentro de sí mismo, al punto tal que los padres se asustaron, y empezaron a pensar en que un psicólogo los ayudara.

Lo que pasó fue que, de repente, se rompió eso que para él siempre había sido jugar: armar su equipo deportivo, agarrar la pelota, festejar un gol, abrazar a sus amigos que, con 8, siempre son los de toda la vida.

Son los que lo ayudaron a romper la timidez que parecía inquebrantable.

Alguien, en un equipo de baby fútbol, había sugerido que él no tenía lugar ahí. Y después fue peor: en el club deportivo al que iba también le dijeron que no podía competir en ese cuadro.

La Ciudad Deportiva que inauguró Luis Suárez —y que lleva su nombre— sacudió a los clubes de baby fútbol, que temen que la llegada del potente capital termine perjudicándolos. Su aterrizaje derivó en discusiones y acuerdos en los que los niños, ajenos al lenguaje y las reglas de adultos, quedaron de rehenes: ellos solo quieren jugar. 

El motivo que dejó a 16 niños sin campeonato de baby fútbol por dos años fue una condición impuesta al Deportivo Luis Suárez (DLS) por parte de la Liga Interbalnearia —en la que compiten unos 30 clubes infantiles de Ciudad de la Costa y Carrasco— para que pudiera empezar a participar de los campeonatos infantiles.

A Matías (11) también le pasó. El técnico le daba para adelante, le decía que tenía condiciones, y hasta llegó a jugar en el equipo de compañeros más grandes. Cuando llegó el momento de pasar a armar los equipos que competirían en la Liga, se desilusionó cuando supo que a él lo habían puesto en un equipo recreativo.

Lloró hasta la una y media de la madrugada. Nada pudo cortar su angustia.

El equipo que Matías armó para jugar, y que no pudo usar al comienzo del campeonato.

El Complejo Luis Suárez empezó a funcionar en 2018, y desde entonces muchos niños empezaron sus actividades deportivas ahí. Se hicieron amigos, armaron sus grupos de referencia. Durante estos cuatro años, como las actividades de fútbol que tenían eran solo recreativas, hubo niños que al mismo tiempo se anotaron en clubes de baby fútbol donde poder competir.

Esos son los niños a los que el fútbol los ilusiona, los que esperan el fin de semana para ir a la cancha. Los que siguen a los famosos y quieren, algún día, dar los mismos pasos. Para ellos, el fútbol con sus amigos es todo.

El problema empezó cuando el complejo de Luis Suárez armó su escuela de baby fútbol y, bajo el nombre Club Deportivo Luis Suárez, logró entrar en la Liga Interbalnearia, una liga respetada por su nivel de competitividad. Cuando algunos padres quisieron cambiar a sus hijos de equipo de baby fútbol para que compitieran por el club al que ya iban sus hijos —y por el que estaban apostando—, por lo bajo, empezaron a escuchar:

—Mirá que no lo vas a poder anotar en el DLS.

Cuando iban a buscar el pase al equipo de baby fútbol que querían dejar, otra vez:

—Yo te lo doy, pero mirá que no te lo van a aceptar.

A otros padres directamente les negaron el pase en el club de origen.

El quid de esta cuestión aparece en un acta de la asamblea de la Liga Interbalnearia que se realizó el 10 de mayo de 2022. En ese documento, al que accedió El Observador, la Liga hace mención al acuerdo que llegaron con los clubes que quieren ser parte del campeonato por primera vez.

“Toda  institución que solicite  ingreso a  la Liga tiene que ser con jugadores oriundos y no de pases que provengan de la propia Liga Interbalnearia de Baby Fútbol (LIBF). Además, una vez aceptado en la LIBF, la institución no podrá solicitar pases de otros clubes de la LIBF por 2 temporadas de actividad oficial que participe dicha institución”, describe el acta de la asamblea.

Dos años, para un niño que se está formando en baby fútbol, pueden ser casi la mitad de su vida entera. O pueden ser sus últimos dos años de competencia en este tipo de campeonatos. El tiempo en la perspectiva de un niño puede sentirse infinito; la espera, una eternidad.

La medida adoptada por la Liga Interbalnearia, además, va más allá de lo que la Organización Nacional de Fútbol Infantil (ONFI), la institución reguladora del fútbol infantil, plantea en sus reglas de funcionamiento.

El primer cometido de la ONFI, según su reglamento, es “estimular la práctica del fútbol infantil en todo el territorio nacional, poniendo énfasis en  los aspectos sociales, educativos y recreativos sobre los competitivos”.

En el reglamento de registro y control de inscriptos de 2023, la ONFI establece que los jugadores quedan en calidad de libres una vez que se cumplen 180 días desde el último partido jugado. A partir de entonces pueden ir a cualquier otro club dentro de su liga. Con la condición establecida dentro de la Liga Interbalnearia, los niños podrán a partir de esos seis meses ir a cualquier club, salvo a los que se registraron este año, como es el caso del Deportivo Luis Suárez. Para ir al nuevo equipo de baby fútbol, deberán esperar dos años.

Uno de los niños que se quedó sin campeonato en 2023

Estos16 niños quieren competir en el club del que ya forman parte y en el que tienen a sus amigos.

Claro: podrían ir a otra liga, en otra ciudad de Canelones, más lejos de su zona de referencia. O, algunos —otros no— podrían quedarse en los equipos de baby fútbol que ya estaban anotados. Pero no va a ser adonde ellos sienten que es su lugar.

—Diego festejó su cumpleaños en el DLS. A la mayoría de los compañeros de la escuela les chocaba la mano. Cuando llegaban los del club, se abrazaban —contó a El Observador el padre de Diego, para tratar de explicar por qué no es lo mismo, por qué a los niños no les da igual ir a un club de baby fútbol en el cual no sienten pertenencia o elegir en el que sí tienen a quienes sienten sus pares.

En el club de baby fútbol al que Diego iba, el técnico le dijo a los padres que había muchos niños y que, por tanto, él casi no iba a jugar. Se iba a pasar en el banco. Por eso le sugirieron que buscara otro equipo donde el niño pudiera realmente ser parte.

En esa situación están otros dos compañeros del baby fútbol de Diego, que también buscan que los acepten en el club de Luis Suárez, al que ya asistían con actividades recreativas.

Hay un padre que, con el nombre de Eduardo Farías en su cuenta de Twitter, no se cansa de pelear por lo que cree el derecho de los niños. Increpó a la ONFI cada vez que la institución publicó algún contenido vinculado con el fútbol infantil. Al punto tal que el presidente de la organización, Eduardo Mosegui, le respondió:

—Hay 7 ligas en Canelones y 8 en Montevideo, y 200 clubes para optar. No es donde los padres caprichosamente quieran ir, y menos mentir con el argumento de que no les dejan jugar.

Farías le explicó:

—El error es pensar que es un capricho. Los niños ya concurrían a estas instituciones desde el año pasado, y antes también. Lo que se quiere es que puedan jugar en la liga por su club —y le dice, como si fuera un ruego, que es donde se sienten parte.

El intercambio solo fue a más. Farías le recalcaba que les están desconociendo los derechos de los de los niños, que se pasan por arriba de la Constitución y del reglamento de ONFI.

El presidente de la ONFI —que en los próximos días se votará su ingreso al Comité Ejecutivo de la AUF en representación del fútbol amateur— le respondía que no:

—No cobramos al grito ni bajo presión. En encandilamiento a veces no ayuda. Queremos muchos clubes nuevos que trabajen y formen, no que se nutran del trabajo de otras instituciones.

Farías no dio el brazo a torcer. Y Mosegui, engranado en la discusión desde hace varios tuits, intentó cortar en seco: 

—Ernesto, los clubes de Liga Interbalnearia deciden sus normas en asamblea y democráticamente, los padres al momento de fichar a sus niños las aceptan y después, por caprichos, generalmente quieren incumplir. ONFI respalda el derecho de sus asociadas a reglamentar en lo interno.

Varios de estos padres, aunque no todos, se están asesorando con abogados para que su reclamo tenga un lugar en la Justicia. 

El miedo de que Luis Suárez les robe talentos

Cuando Sebastián Fuentes, en nombre del Deportivo Luis Suárez, se presentó en la asamblea de la Liga Interbalnearia el 6 de setiembre del año pasado para pedir el ingreso y explicar la propuesta, varios clubes plantearon sus dudas una vez que el delegado del nuevo club se retiró, según consta en el acta de la asamblea en poder de El Observador.

La discusión se dio con la tensión que puede implicar poner en juego millones y millones de dólares por pases de futbolistas que viven de su trabajo profesional.

De fondo estaba el miedo de que el DLS les canibalizara —esa palabra usaron— los equipos de baby fútbol.

City Park advirtió que en el futuro iba a tener problemas para formar a las categorías más chicas, y que su club ya lo estaba viviendo hoy.

Playa Honda se solidarizó con los clubes que iban a ser afectados por la llegada de los equipos de Luis Suárez a la liga.

El club América dudó si dar su voto negativo, y cómo proteger a los jugadores de la Interbalnearia.

El Polo fue el que intentó calmar los ánimos: hay población de jugadores para todos, dijo su representante.

El delegado de La Tahona dijo que, con la entrada de Luis Suárez a la liga, su club, que ya es chiquito, se iba a reducir todavía más: planteó su miedo la migración de jugadores hacia la propuesta de Suárez.

El club Náutico opinó que teniendo a los equipos de Luis Suárez en la liga los tienen controlados ya que si estuvieran en otra liga podrían canibalizar cualquier club.

Zona 3 coincidió: afuera de la Liga, el DLS puede arruinar cualquier club llevándose jugadores.

Relámpago también dijo que quería al Deportivo Luis Suárez controlado. Le  preocupaba  cómo  se  iba  a  frenar  una  posible  migración  de  jugadores, por la cercanía de la Ciudad Deportiva Luis Suárez.

La especulación sobre el vaciamiento de posibles talentos —los niños— solo quedó en eso, un miedo que no mostró por ahora efectos en la realidad. Dos posibles explicaciones: ninguno de los que está pidiendo el pase dentro de la liga compite a nivel de selección, por lo que entre ellos no hay por ahora aparentes promesas futbolísticas a punto de escapárseles. Además, el Deportivo Luis Suárez es casi tres veces más caro que el resto de los clubes de la Liga Interbalnearia: mientras que el costo mensual promedio de cualquier equipo ronda los $ 700, para ir al DLS hay que pagar más de $ 2 mil. El conjunto deportivo y los extras también son más caros que en el resto de los clubes.

Después del debate, 16 clubes votaron a favor del ingreso de DLS a la liga; cuatro votaron en contra y dos se abstuvieron.

En el Deportivo Luis Suárez entienden cuáles fueron las condiciones por las que pudieron incorporarse a la Liga y así lo dejaron plasmado en una de las asambleas. Ahora temen que, de insistir con las excepciones para estos 16 niños, los saquen del campeonato, lo que implicaría un daño para ellos con muchísimo más impacto: al complejo van más de 330 niños, según dijo Sebastián Fuentes en la asamblea de la Liga Interbalnearia cuando hizo la solicitud de ingreso.

Derechos formativos: los clubes de baby fútbol cobran por transferencias de profesionales

Los clubes de baby fútbol tienen un motivo para tener miedo y pelear, con uñas y dientes, contra el posible vaciamiento de su semillero: la plata que reciben por cada niño que formaron y triunfó en el exterior.

La regla de la FIFA es que por cada pase internacional, los clubes formativos del jugador —donde jugaron entre los 12 y los 23 años— cobren el 5% del monto del pase. Los equipos de baby fútbol —que van de los 6 a los 13 años del niño— morderían un pedacito de la torta por los últimos dos años del proceso de formación, lo que se traduce en una pequeña parte de ese 5%. Para un club de barrio, sin embargo, eso puede implicar un cambio importante en su economía.

Además, la ONFI tiene un reglamento interno en el que fijó que todos los clubes de baby fútbol en los que participó el futbolista profesional cobren una parte. De esa división también se benefician la ONFI, la liga en la que juega el club de baby fútbol formador y luego el propio club.

Y hay otro motivo para que los clubes de la Liga Interbalnearia se incomoden.

Según supo El Observador, el Deportivo Luis Suárez tiene entre sus aspiraciones a mediano y largo plazo llegar a convertirse en un equipo que compita en campeonatos de la Asociación Uruguaya de Fútbol. Lo que lo hace todavía más seductor para quienes se ilusionan con un futuro futbolero.  

Uno de los niños que se quedó sin campeonato en 2023.

Como sea, Martín (9) no entiende nada de esto.

Lo único que sí sabe es que el campeonato empezó el fin de semana pasado y que él estuvo afuera. Al primer partido no fue a ver a sus amigos porque tuvo un cumpleaños. Otros niños que no pudieron entrar en el campeonato 2023 por las mismas razones igual estuvieron altentando a su equipo desde afuera.

—Perdieron, ¿sabés? —le dijo a Martín su papá, para ponerlo al tanto del resultado.

—Perdieron porque yo no pude ir —justificó Martín.

—No, no es solo que no podés ir, no vas a poder jugar por un tiempo. Estamos tratando de que sea lo más corto posible, pero no sabemos —intentó calmarlo el padre. Porque los fines de semanas siguientes no iba a haber un cumpleaños que lo distrajera.

—Sí, ya sé, ya me dijiste. ¿Pero entonces cuándo voy a poder jugar?

Algo parecido le pasó a Juan (10), que se había anotado en club de baby fútbol de la Liga Interbalnearia pero nunca llegó a motivarse ni a generar vínculos ahí. Cuando los padres supieron que el club al que iba y donde tenía a sus amigos iba a tener campeonato, todos se ilusionaron. ¿Por qué no puedo? La respuesta excede su capacidad de entender algo que para él es muy simple: solo pide jugar con sus amigos.

Diego también se lo pregunta y, por eso, el día que la asamblea de la Liga Interbalnearia iba a tratar su caso y el de dos de sus compañeros como una excepción —el club de origen le había advertido que ahí no tenían lugar— esperó despierto la noticia hasta casi la una de la mañana.

—¿Y?, ¿me van a dejan jugar o no? —le preguntó a su padre no bien lo vio cruzar la puerta el 28 de febrero en la madrugada.

Esa noche tampoco durmió de tanto llorar.

Ellos sí, aquellos no

Hubo, sin embargo, dos excepciones. Los clubes de la liga sí aceptaron que pudieran integrarse al Deportivo Luis Suárez los niños cuyo último partido había sido en la fecha 20 del campeonato 2022, que fue en agosto de ese año. También aceptaron pases para el nuevo club de baby fútbol de sobrinos e hijos de dirigentes de esa institución, según se establece en el acta de la asamblea de la Liga Interbalnearia del 27 de febrero.

¿Un capricho? El efecto Luis Suárez, la propuesta y la ilusión de los amigos

El presidente de la ONFI no ve más que un capricho de padres en el pedido de que a 16 niños los dejen integrarse al campeonato con el club al que van.

Para Diego, para Matías, para Martín o para Juan, es poder gritar los goles con sus amigos, es llegar el lunes a las prácticas y poder participar del comentario de lo que pasó el fin de semana, es no quedar por fuera de su grupo, con el que comparten, algunos, desde hace cuatro años.

Hay padres que ponen el foco en la propuesta y no en la figura detrás. Los que están hace más tiempo hablan del sentido de pertenencia, del lugar en el que sus niños se sienten bien, donde tienen sus amigos, donde festejan los cumpleaños, donde tienen confianza con los animadores porque los conocen de la colonia de vacaciones de verano.

Para otros, el hecho de que sea el equipo de Luis Suárez suma. El jugador es, sobre todo para los hinchas de Nacional más chiquitos, la ilusión de tenerlo un poquito más cerca, de aprender de él y de ilusionarse con llegar a ser —jugar— como él.

Durante la pandemia, cuando su proyecto deportivo todavía no participaba de ninguna liga de baby fútbol, Suárez mandaba videos para que los niños practicaran ejercicios en sus casas. Cuando empezó el campeonato 2023, les mandó un mensaje hablándoles directamente a ellos:

“El mensaje que yo les quiero dar es que disfruten, que no dejen de disfrutar, de compartir buenos momentos con sus compañeros dentro y fuera de la cancha. El compañerismo tiene que ser increíble ahí, entre todos ustedes. Intenten hacer todo lo mejor posible, yo sé que lo van a hacer”.

Hasta Suárez se emociona cuando les habla.

Hay 16 niños que, aunque lo intenten, no van a poder hacer todo lo mejor posible. Martín, que ya no tiene excusas que lo distraigan el fin de semana, va a ir a ver jugar al Deportivo Luis Suárez porque además, su hermana, que tiene 6, va a estar en la cancha. Como ella no estaba anotada en ningún otro club de la liga, pudo empezar el campeonato. ¿Por qué ella sí y yo no?

Martín no entiende —o prefiere no entender— pero por ahora no tendrá otra que acostumbrarse a prepararse para ir a la cancha y solo poder mirar al resto jugar desde el otro lado del alambrado.

 

*Los nombres de los niños son ficticios para proteger su identidad.

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