El Congreso volverá a ser en los próximos días el centro de atracción del universo político. Más allá de las expectativas que despierta el discurso de Javier Milei para inaugurar el periodo de sesiones ordinarias el próximo 1 de marzo, en un horario insólito, las miradas empiezan a posarse sobre el Senado y la posibilidad que durante los primeros días del mes de marzo el mega DNU 70/2023 sea tratado en el recinto.
La vicepresidenta de la Nación, Victoria Villaruel, por ahora actuó como dique de contención para la avanzada opositora sobre el mega DNU dictado por Javier Milei. Hizo caso omiso del pedido de convocatoria a sesión impulsado por el peronismo y logró darle un poco más de vida a la vigencia del decreto desregulatorio. Pero el fin de semana, en el medio de los cruces entre el Poder Ejecutivo y el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, los legisladores que responden a los mandatarios provinciales presentaros su propio pedido de para que el texto sea tratado en el recinto.
La cuenta es sencilla y preocupa al oficialismo. Si los gobernadores van por el rechazo, el DNU quedará a tiro de derogación. Al peronismo le faltan apenas cuatro votos para consolidar una mayoría en el Senado que le baje el pulgar al decreto. En el escenario actual el peso de los gobernadores en la cámara alta en determinante. Así las cosas, la suma de gobernadores más el peronismo permite prescindir de los representantes del UCR y el PRO para conseguir la mitad más uno de votos del Senado.
En los pasillos del Congreso se da como un hecho que habrá sesión la semana próxima. Sin embargo, aún no hay confirmación oficial.
El escenario que parece dibujar una nueva derrota parlamentaria, en este caso en el Senado, para el oficialismo, es seguido con atención desde la Cámara baja. La norma que regula el tratamiento de los DNU señala que para avanzar en su derogación, el instrumento debe ser rechazo por las dos cámaras. En ese marco, Diputados se comienza a erigir como el último bastión del oficialismo para defender el DNU.
Ante la posibilidad cierta de que la oposición junte los 37 votos necesarios para rechazar el DNU en la cámara alta, el oficialismo ya hace las cuentas en diputados. El antecedente de la ley ómnibus comienza a sobrevolar el recinto. Los movimientos de la UCR en la votación del articulado de la mega ley del Ejecutivo anticipan que no le será fácil al presidente de la Cámara baja, Martín Menem, construir una mayoría que le permita blindar al mega DNU.
“Acá no hay margen para trabajar, tampoco hay gente con la cintura necesaria”, explica a El Observador uno de los legisladores más experimentados del bloque que comanda Miguel Ángel Pichetto en diputados y agrega: “el que puede mover el telón es Mauricio Macri, como pasó con (Osvaldo) Jaldo”.
La referencia a los movimientos del gobernador de Tucumán, cada vez más cerca de Milei, se explican por su interna provincial con Juan Manzur pero también por los movimientos del macrismo que gana espacio en el gobierno local. Ni más ni menos con un acuerdo que contempla la transacción más vieja de la política: manejos de caja a cambio de gobernabilidad. Algo que Milei, por ahora, no parece estar dispuesto a poner en práctica.
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