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Más horas de clase, menos matemática y más inglés: las claves del nuevo bachillerato liceal aprobado este jueves
Robert Silva concurrirá esta tarde a la Presidencia de la República para presentar su renuncia a la presidencia del máximo órgano ejecutivo de la educación pública y obligatoria. Pero antes de retirarse, en una sesión extraordinaria, participó de la aprobación de la malla curricular de bachillerato, como le dicen en la jerga pedagógica a la grilla con las asignaturas y las cargas horarias. O, para decirlo más sencillo, esa planilla que los estudiantes suelen imprimirse a comienzos de clase para saber cuántas horas tiene de cada materia.
Como había contado El Observador, el plan para el primer año de bachillerato ya había sido aprobado la semana pasada. Y entrará en vigencia a partir del próximo marzo.
Este jueves, en cambio, se terminó de resolver —con los votos de los consejeros políticos— la grilla para el segundo y tercer año de bachillerato (otrora conocido como quinto y sexto de liceo). A diferencia del primer año de bachillerato, esta malla regirá desde 2025.
Cuando se lo compara con el plan reformulación 2006, que es aquel que en la mayoría de los liceos desde hace casi dos décadas y lleva el nombre del año en que fue aprobado, la nueva malla curricular tiene más horas de clase, más carga de asignaturas en común (y por decantación menos especificidad), más inglés, menos matemática genérica y más opciones para que cada alumno elija su propia aventura educativa.
Segundo de bachillerato (5to de liceo)
Antes —antes de esta transformación— en quinto año de liceo los estudiantes tenían 18 horas de aula de materias en común (tronco que era el mismo sin importar la diversificación) y otras 16 horas de asignaturas específicas de su orientación. Cada semana, por tanto, contaban con 34 horas de clase.
Ahora —con la reforma aprobada— los estudiantes contarán con 23 horas de materias en común. Eso significa que algunas asignaturas que antes eran específicas y solo las tenían unos pocos, ahora las tendrán todos. Por ejemplo: Biología era solo para los de la opción Biológico o Humanístico, ahora corre para el universo completo. Lo mismo pasa con Comunicación Visual y Diseño (Dibujo en buen romance) que antes era exclusivo de Biológico y Científico, mientras que ahora es global.
Por fuera de las 23 horas en común, habrá otras 12 específicas según el énfasis que quiera explorar cada estudiante. Los de Ciencias y Tecnología tendrán materias de ciencias exactas o fácticas (como si fuera una combinación de Científico y Biológico), los de Ciencias Sociales tendrá más de asignaturas humanísticas (solo que habrá más Sociología que antes, pero menos Historia y Geografía). Y Creativo-Artístico contará con más estilo de arte.
Esta especificidad no penaliza al estudiante. ¿En qué sentido? Si el alumno luego quiere cursar un bachillerato que no se ajusta a aquello que seleccionó el año anterior, puede hacerlo sin necesidad de dar marcha atrás.
Si se cuenta el tronco común y la especificidad, habrá una hora más de clase por semana. Y por fuera de eso dos horas de talleres optativos.
Tercero de bachillerato
Puede decirse que recién en el último año de la enseñanza obligatoria se diversifica la elección. Incluso se podría sostener que para algunos estudiante habrá una opción que, paradójicamente, no implica una elección: el bachillerato común. Sucede que en vez de siete bachilleratos diversificados como antes, habrá cinco y uno de ellos será común. Te permite entrar a cualquier carrera de las universidades privadas y a más del 60% de las carreras de la Universidad de la República que no piden una opción diversificada.
Al igual que en segundo de bachillerato, crece la carga del tronco común: dos horas más. Una de ellas se le suma a Inglés y la otra a Filosofía.
Y pese a la diversidad, los estudiantes que se cambian a UTU pueden hacerlo sin tener que dar marcha atrás, tienen equivalencias.
