Dos jerarcas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), sus directores en las áreas forestal y granjera, participaron en San Pablo (Brasil) en la "Primera Conferencia Internacional sobre el desarrollo del Bambú en los Países del Sur".
Carlos Faroppa, director general en la Dirección General Forestal (DGF), expuso sobre la estrategia (SENDA) que prevé desarrollar Uruguay para la producción de este recurso; "Uruguay ve una muy buena oportunidad para integrar al bambú dentro de su estrategia productiva", afirmó.
En esa instancia participó además el director general de la Dirección General de la Granja (Digegra), Nicolás Chiesa, dado que el MGAP comenzará a trabajar el recurso a través de ambas direcciones.
El fin, se explicó, es nuclear ambas visiones e involucrar a la producción familiar y al sector forestal, así como también a los empresarios del sector junto con la academia, para realizar los controles y evaluaciones pertinentes ante una especie exótica.
A pesar de su uso tradicional en artesanía, agricultura y construcción rural, en los últimos años países como Brasil, Argentina, Chile, Bolivia y Uruguay han mostrado un creciente interés en desarrollar políticas y promover el uso del bambú como recurso sostenible en la región.
La conferencia en Brasil sucedió con el objetivo de intercambiar experiencias, mejores prácticas y conocer los avances en el desarrollo del bambú para brindar orientación y la creación de una hoja de ruta para su crecimiento en los países suramericanos.
Faroppa repasó el contexto actual del bambú en Uruguay y el plan de trabajo para desarrollarlo en la producción familiar dado los beneficios de este cultivo. "Nos importan mucho las mesas público/privada y generar cierta gobernanza donde participen los interesados", dijo.
Uruguay ve una muy buena oportunidad para integrar al bambú dentro de su estrategia productiva tanto en sistemas de carne, construcción en madera, captura de carbono, etcétera.
"Lo primero que tenemos que hacer es extensión y, por eso, lo vamos a hacer entre dos direcciones del MGAP, yo tengo una visión forestal y Chiesa tiene una visión de los pequeños productores", expresó Faroppa.
“Aunque se desconoce la cantidad de hectáreas que hay del recurso en Uruguay, se sabe que las nativas están concentradas en zonas puntuales, pero que las naturalizadas están en todos los departamentos, sobre todo en zonas suburbanas asociadas a las quintas y predios familiares. Las especies naturalizadas son aquellas que fueron introducidas al país y ahora se han adaptado con mucho éxito, como las tacuaras”, informó.
El bambú tiene una de las tasas de crecimiento más altas del mundo: fija los suelos, previene la erosión y aumenta la fijación de hasta cuatro veces más de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera que otros árboles, con la capacidad de filtrar agua contaminada. Es conocido como “acero vegetal” por su resistencia a la torsión y compresión, única entre las maderas, gran durabilidad, alto poder calorífico y alta energía por unidad de peso. Todas estas cualidades le dan infinitos usos.
Dentro de los objetivos de desarrollo sostenible que se identifican con el bambú está la contribución con el fin de la pobreza, produce energía asequible y no contaminante y genera comunidades y ciudades sostenibles, producción y consumo responsable y contribuye en acciones por el clima.
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