Tras cosechar casi el 40% de los votos al Frente Amplio en octubre de 2019, podrían haber conseguido 17 bancas en Diputados, pero hoy solo cuentan con siete. La lectura política está en boca de los principales dirigentes de los sectores más moderados de la coalición de izquierda a la hora de proyectarse unidos de cara a la próxima carrera electoral de 2024.
Pero el ala que comprende a seregnistas, socialdemócratas, progresistas y otras agrupaciones llegó dividida a las urnas tras la implosión del Frente Líber Seregni (FLS) a mediados de ese año. El sublema había surgido 10 años antes a impulso del entonces candidato a vicepresidente Danilo Astori, pero dos comicios más tarde naufragó por desavenencias entre los sectores, que llegaron en listas dispersas al último domingo de octubre.
El propio exministro de Economía reconoció meses atrás a La Diaria que su sector se presentó "con una propuesta que evidentemente no reflejó las posibilidades y potencialidades políticas y electorales que tenía el seregnismo". "Ese es un punto que merece una autocrítica y sobre todo la búsqueda de un camino para superarlo”, manifestó en mayo.
Entre las agrupaciones Asamblea Uruguay, Fuerza Renovadora, Vertiente Artiguista, Plataforma, y otros sectores hay consenso en que retomar la unidad les sería ventajoso. De esta manera podrían consolidar, por un lado, un bloque fuerte entre otras corrientes ya marcadas a la interna del Frente Amplio (FA). Y por otro, podrían ampliar el espectro a la hora de definir una elección nacional.
"Para que el Frente Amplio tenga una anchura necesaria que le dé posibilidad de ser opción de gobierno, necesita una anchura tal que incluya un ala potente con los sectores seregnistas, socialdemócratas y progresistas", resumió en diálogo con El Observador el exdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Álvaro García, referente de Plataforma.
Las conversaciones están sobre la marcha desde hace meses, pero aún no hay certezas entre los dirigentes respecto a si la unidad valdrá también para las futuras elecciones internas del Frente Amplio, en las que se designará al nuevo presidente de la fuerza política. “Estamos trabajando para lograrlo cuanto antes, pero lo estratégico es estar unidos para 2024”, sostuvo el senador de Asamblea Uruguay, José Carlos Mahía, suplente de Astori en la Cámara Alta.
Lo que sí es seguro es que todos se inclinan hacia unas elecciones a padrón abierto que se celebren a fin de año después del Congreso de octubre. El diputado Gustavo Olmos de Fuerza Renovadora —sector que lidera el hoy senador Mario Bergara— señaló a El Observador que "la voluntad" es apoyar todos a un mismo candidato —o candidata— en caso de que las postulaciones sean múltiples. Eso no implica, aclaró, que vayan a lanzar a un aspirante de entre sus filas.
Desde la Vertiente Artiguista, sin embargo, entienden que lo ideal consistiría en tener un candidato de consenso en toda la coalición de izquierda. "Tiene que ser una persona que por su trayectoria, su principal identidad sea el Frente Amplio", dijo a El Observador el senador Eduardo Brenta. El exintendete Marcos Carámbula era el nombre que más consensos concitaba entre sectores, pero su declinación a ser candidato —una decisión que atribuyó a motivos familiares y de salud— obligó a barajar y dar de vuelta.
Brenta consideró que los comicios de la fuerza política y las elecciones nacionales en 2024 "no son temas que deban tratarse en conjunto", puesto que en la segunda el objetivo debería estar puesto en "reflejar la multiplicidad de miradas" del partido, en tanto la primera apunta a cosechar consensos. En la misma línea fue el exsenador Rafael Michelini, referente del Nuevo Espacio —que en su momento fue un pilar importante del ya disuelto FLS—, quien se limitó a declarar a El Observador que "la conducción (del Frente Amplio) no se rifa".
Su nombre era uno de los que se manejaba como posible candidato a la presidencia de la fuerza política, de acuerdo a lo informado por El País. Consultado sobre ese tema, indicó que no emitiría comentarios al respecto. Mientras tanto, a pesar de que su edad y su salud lo obligan a permanecer alejado físicamente, Astori sigue de cerca las conversaciones políticas.
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