“Ten mucho cuidado Caperucita, y no te entretengas en el bosque”, le dijo la mamá a Caperucita Roja poco antes de que la niña se distrajera —y sea engañada— por el lobo de camino a la casa de su abuelita enferma. Blancanieves se fio de la reina malvada que le entregó la manzana envenenada, ¡y eso que los siete enanitos le pidieron que no le abriera la puerta a los desconocidos! Hänsel y Gretel confiaron en aquella anciana con cara amable, la misma que luego los encerró para que engordasen. La literatura infantil es insistente: ¡hay que cuidarse de los extraños! Pero los riesgos a los que se enfrentan a diario los niños y adolescentes, sobre todo en internet, no siempre provienen del contacto con los desconocidos. Al contrario.
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