Los que ni terminan de entender cómo funciona no saben cómo parar a Javier Milei.
El gobernador de Chubut, Ignacio Torres, supone que lo va a hacer amenazando con impedir que se distribuya el gas y el petróleo.
Es un error.
Lo único que hizo con su postura, fue polarizar más todavía, las diferencias entre él mismo, los gobernadores y el presidente. O, para decirlo de otra manera: ponerse del lado de “los malos”, según la perspectiva del Jefe de Estado.
Poco importa , en el medio de semejante polarización, que Torres argumente que él está haciendo un ajuste parecido al que viene haciendo la Nación. Tampoco importa que recuerde el desastre que dejó en su provincia el ex gobernador Mariano Arcioni. O que haya intentado llegar al presidente o el ministro de Economía, Luis Caputo, sin éxito. O que haya conseguido alinear detrás suyo a todos los gobernadores de la Patagonía, todos los de Juntos por el Cambio y que, incluso, haya logrado la solidaridad de los gobernadores de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y de La Rioja, Ricardo Quintela.
Ahora se quedó sin el pan y sin la torta. Sin los 13 mil millones de pesos que, dice, le corresponderían de la copartipación, si el Gobierno nacional hubiera aceptado su pedido de reestructurar la deuda del Fondo Fiduciario de Desarrollo Provincial, que, dicho sea de paso, alcanza a 120 mil millones de pesos. Y en una situación política muy complicada.
Tanto, que ni siquiera Mauricio Macri salió a respaldar su postura, a pesar de la reunión que mantuvieron el jueves, en la que Torres entendió que el ex presidente interdecería.
El vicegobernador de Chubut, Gustavo Menna, escribió en un hilo en la red social X (ex Twitter) que, a través del ministro de Economía de la provincia, Facundo Ball, le enviaron al gobierno nacional tres propuestas para reestructurar la deuda. En efecto, el último le llegó por mail al ministro del Interior, Guillermo Francos, el pasado jueves 22 de febrero.
Pero ayer Francos le respondió a través de su cuenta de X, recordando que le había contestado a Ball, “requieriéndole la documentación necesaria para avanzar con la operación de emisión solicitada, conforme a la normativa vigente. Estamos aguardando respuesta”. El ministro del Interior agregó: “Una vez que respondan, lo analizaremos y lo enviaremos al Ministerio de Economía como corresponde”. Francos adjuntó el intercambio de notas. Y encapsuló el asunto en un ida y vuelta técnico, circunscripto a la normativa vigente.
En cambio, Milei atacó, fuerte, a Torres, a través de las redes. Le dijo de todo. Entre otras cosas: “Pobre chico que no puede leer ni un contrato”.
Ni Torres, ni los demás mandatarios provinciales tienen una estrategia inteligente para mejorar la relación con la Nación y distribuir la carga del ajuste. Creyeron que se comían al Gobierno nacional crudo, cuando el ministro de Economía quitó el capítulo fiscal de la Ley Ómnibus.
Caputo dice que les había explicado que aceptarlo les hubiera permitido contar con recursos equivalentes al uno por ciento del PBI. Y que hubiesen podido adelantar la discusión sobre la nueva fórmula para pagar las jubilaciones.
Ahora, tanto el presidente como el ministro y el resto del gobierno explican que no volverán a enviar ninguna ley de Reforma del Estado si antes no les garantizan, por escrito, que no la van a desmembrar, como, según ellos, intentaron hacer, antes que la retiraran de Diputados.
Mientras, tanto, avanzan a toda marcha con la motosierra y a licuadora, y esperan lograr, en los próximos meses una considerable baja de la inflación, que les dé un poco más de aire y les permita mantener los actuales niveles de apoyo popular.
Macri espera lograr un mínimo entendimiento antes de poner en marcha el acuerdo con La Libertad Avanza. El jefe de gabinete Nicolás Posse y Guillermo Francos, también, pero parecen menos apurados que el ex presidente.
Milei y Macri hablan muy seguido. Sin embargo, el presidente parece haber puesto un freno a su entusiasmo inicial para concretar la fusión. Entiende que el PRO no está suficientemente ordenado para dar un paso de estas características. Y no solo por las diferencias entre Macri y Patricia Bulrich: también por lo que acaba de pasar con Torres y los gobernadores que firmaron junto a él.
¿Te imaginás lo que pasaría si Macri rompe con Milei? En principio, el que más perdería sería el ex presidente. Porque los seguidores de actual mandatario saldrían a atacarlo, tal como lo hicieron con Torres.
Todavía el agua no llegó al río, pero el futuro inmediato es incierto. Es que todavía no saben cómo detener a Milei.
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