¿Podrá Podemos?

Puede sonar arrogante, y tal vez lo sea, pero desde el principio lo han tenido claro: se presentan a las elecciones generales para ganar y dicen saber cómo conseguirlo. “Nos mueve una enorme ilusión por el cambio. En España se ha abierto una oportunidad histórica.

Estamos en una de esas ocasiones excepcionales en la que podemos ganar y eso es lo que nos motiva. Vemos el fin del régimen del 78 con todas las estructuras que lleva consigo”, asegura a El Observador el líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien visitó Uruguay en una gira latinoamericana que incluyó Bolivia y Ecuador.

Pero vayamos por partes. De momento, Podemos ha logrado 1.250.000 votos -casi el 8% del sufragio- en las elecciones europeas del 25 de mayo cuando solo contaban con cinco meses de vida. Consiguieron cinco eurodiputados y, más importante aún, revolucionaron la escena política española. Tan solo una semana después de este resultado, el símbolo más visible del sistema que surgió con la Transición, el Rey Juan Carlos, abdicaba en su hijo por sorpresa. Tampoco fue casualidad la dimisión del que fuera secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba, o que a partir de ese 25 de mayo los partidos tradicionales -a los que Podemos denomina “casta”- empezaran a incorporar en su discurso el término “regeneración democrática”.

Tras la sorpresa electoral, los primeros análisis achacaron el éxito de Podemos a la habilidad mediática de su líder y a su continua presencia en televisión, pero la realidad es mucho más compleja. Para entenderlo es imprescindible hablar de la crisis económica y social que sufre España y del movimiento de los indignados -15M-. Si bien el 15M no entró en la batalla electoral -no ese era su objetivo- sí sirvió como herramienta de repolitización.

“Nos encontramos con un empeoramiento acelerado de las condiciones de vida de la gente y con una fuerte crisis de credibilidad de las élites tradicionales. Hay, por tanto, una fractura de los consensos que hasta entonces venían estructurando la sociedad española. En una situación anómala como esa, el 15M puso sobre la mesa varios puntos para un nuevo clima de época. Eso ayudó a que el enfado, el desconcierto y el miedo no tuvieran una expresión reaccionaria, como ocurrió en otros lugares de Europa, sino que recibió una lectura política que ofrecía una posible solución. Hizo de los dolores privados problemas colectivos”, explica Íñigo Errejón, cofundador y vocero del partido.

Una muestra de que la clase política española pasa por uno de sus momentos de mayor desprestigio son casos de corrupción como el último de las tarjetas de crédito opacas de Caja Madrid, que permitió a más de 80 directivos de esta entidad cargar 15 millones de euros en gastos personales a las cuentas de la caja. El escándalo involucra al Partido Popular (PP), PSOE e Izquierda Unida (IU) y ante una situación así, resulta más que comprensible que los ciudadanos a los que intentan convencer de que sigan confiando en ellos ya no lo hagan más. De hecho, Podemos suma votantes procedentes de todos los partidos: un 24,7% viene del PSOE, un 17,8% de IU y un 17,6% del PP, entre otros, según la última encuesta publicada por el sitio web eldiario.es.

Su campaña

Al descartar la opción de pedir créditos a los bancos, optaron por el crowdfunding, aportaciones ciudadanas a través de internet. Asumieron que su financiación iba a ser un termómetro del calor popular y que iban a tener tantos recursos como apoyo de los ciudadanos recibieran. Las cantidades que la gente aportaba se situaban en torno a los € 20, pero en conjunto fueron suficientes y “a cambio consiguieron un modelo de independencia económica y política”. Con el resto de las medidas de campaña, sostienen, solo fue necesario “poner en marcha lo que la gente ya hacía”.

La ciudadanía, explican, puso sus capacidades al servicio de la campaña de Podemos. No se trataba de profesionales de la política, sino que eran profesionales en sus respectivos sectores como ciudadanos, como militantes, como trabajadores que en un momento dado unieron sus habilidades para competir en unas elecciones.

Crearon su programa a través de los llamados “círculos” o unidades básicas de organización. Ahí es donde hasta el momento se han presentado y avalado las propuestas. Esos círculos no solo están en España, sino también en otros muchos países formados, principalmente, por jóvenes que han emigrado. En Montevideo por ejemplo también existe uno.

Críticas

Los ataques políticos por parte de los partidos tradicionales han sido constantes. Los tachan de populistas, demagogos y chavistas y ellos se defienden argumentado que eso es producto del nerviosismo. Pablo Iglesias asegura que las élites ya no tienen capacidad de convencer y que pretenden así asustar a los ciudadanos. “En los últimos años nunca habíamos visto una campaña del miedo como esta. Tanto el PP como el PSOE tienen los mismos argumentos, el mismo nerviosismo y eso es señal de que estamos avanzando en la buena dirección. Saben que si discutimos sobre los problemas que afectan a los españoles van a perder. Es normal que estén nerviosos, han vivido muy cómodos durante los últimos 30 años y puede que eso se termine pronto”, afirma Iglesias.

Otra de las críticas más recurrentes gira en torno al papel de Pablo Iglesias, porque la gente reclama liderazgos más horizontales y no líderes carismáticos. Desde el inicio, Podemos apostó por un perfil mediático que pudiera llegar a una mayoría y así reunir más votos, algo que consiguieron. Sin embargo, no pocos simpatizantes temen un hiperliderazgo por parte de Iglesias. Para que eso no ocurra, el propio grupo promotor introdujo cambios que permiten la revocación de cualquier cargo siempre que la propuesta sea promovida por el 1% del censo. También se les critica la escasa presencia pública que tienen las mujeres en Podemos, situación de la que son conscientes y que esperan revertir en la elaboración de las listas electorales.

Estructura

Su estructura no se concretará hasta mediados de noviembre, pero durante el pasado fin de semana en la Asamblea Ciudadana Sí se Puede, su primer gran encuentro, se debatieron algunas de las propuestas clave que marcarán su línea como partido. Medidas anticorrupción, reestructuración de la deuda, reforma integral en educación o universalización de la sanidad son algunas de sus resoluciones.

Pero si el camino recorrido por Podemos ha sido complicado, lo realmente difícil viene ahora porque saber ganar no es suficiente. Las elecciones generales en España se celebrarán en noviembre de 2015 y en estos meses Podemos tendrá que demostrar que está a la altura. El partido no solo tendrá que solucionar los retos para construirse como fuerza política y continuar la batalla comunicativa, sino también solucionar diferencias internas, incluir otros temas en su discurso, concretar un programa que a veces puede parecer idealista, no caer en una excesiva jerarquización y preservar los mecanismos de participación ciudadana. En definitiva, tendrá que saber cumplir con las expectativas que ha generado en una ciudadanía machacada durante una crisis que ya dura siete años.