Una de las primeras fotos de Atlas en acción
Sebastián Auyanet

Sebastián Auyanet

Shuffle

Visiones solitarias de la música pop entre Montevideo y Shanghai

Rivero, Vaz Martins, Acosta y Vellozo: cuatro canciones y cuatro formas de hacer canciones sólidas con un afinadísimo sentido de la tendencia
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28 de noviembre de 2014 a las 00:00

¿Alguna vez le gustó una canción porque se sentía identificada con usted, con determinadas sensaciones que podían conformar un punto de vista? ¿Alguna vez decidió que ese lugar musical o escena tenían que ver con usted, que lo definían como consumidor cultural y hasta un poco como persona? ¿Alguna vez experimentó eso con bandas o artistas que no necesariamente eran masivas, bandas de su ciudad o su barrio?

Si no lo experimentó, déjeme decirle que es un fenómeno mucho más frecuente de lo que usted cree. Y en tiempos en los que las escenas están cada vez más fragmentadas, aparecen muchos circuitos –incluso en Montevideo- que atienden a quizá no más de 200 personas con visiones del mundo iguales o diferentes pero sí parecidas en lo musical, en lo cultural.

De algún modo, a mediados de los 2000 bandas como Orange o The Lucky Winners fueron parte de una forma de ver la música más contemporánea que lo que había en la vuelta en cuanto a música pop y rock, escena en la que el referente más visible era Astroboy. Me explico: a pesar de que las referencias estaban más cerca de sonidos “retro” (ah, qué de moda estaba decir "retro" en esa época) basados en el rock de guitarras y en los años 60. Este tipo de grupos de influencia británica y muchas veces tamizada por referentes históricos locales como los Mockers estaba respondiendo a una tendencia del momento y en ella era posible identificar nombres como The Strokes, Franz Ferdinand o Phoenix, por mencionar apenas algunos. No quiere decir que sonaban igual, sí que iban en un camino parecido. Por ejemplo, una paradoja era que si algo no tenían en común este tipo de bandas con sus colegas anglosajones era la masividad: la cosa sucedía en la escena de boliches de rock de la ciudad y no en los festivales masivos de la época, lo cual era otra muestra de que, de algún modo, estas bandas iban a contracorriente del sonido que definía al estallido musical del momento. Y ese deseo de algo que sonara un poco más a nuestro tiempo, ya marcado por la cantidad de cosas que podían escucharse desde el exterior (una sensación nueva en tiempos del arranque de los blogs de descarga gratuita y los servicios P2P) es lo que seguramente llevó a muchos a concurrir a aquellos conciertos de Astroboy y otras bandas afines y que llevó a que muchos fueran editados por sellos importantes como Koala o Bizarro.

Pero intentar interpretar la tendencia sonora del momento –algo que en Uruguay se suele castigar por lo bajo muchas veces, más aún si no homenajea o referencia a algún tiempo histórico musical relevante para Uruguay o a algún pope local- debe ser de las cosas más difíciles a la hora de hacer música. En la época post- Astroboy (una banda que sonaba al mismo tiempo a los Strokes y a Bowie, a Blur y a buena parte del llamado “rock de garaje” de los 2000s) Martín Rivero se recostó hacia un proyecto solista y más alejado de las claves rockeras llamado Estas cosas no son mías. Por aquellos años, el exbajista de esa banda Javier Vaz Martins incursionaba en los sintetizadores con su disco solista Visions y Emilio Acosta formaba Solitarios, con el propio Rivero.

Hoy, junto a un ex Orange -Pablo Vellozo- los tres conforman Atlas. Y Atlas no es otra cosa que un grupo que mantiene esa intención de sus integrantes de mirar ciertos rasgos de la contemporaneidad pop para interpretarlos y sacar canciones que saltan de estilos y recursos. En este caso son apenas cuatro los tracks de un EP que viaja entre diferentes registros. Y es interesante darse cuenta, pasado el tiempo, de que ya no solo Rivero, sino el grupo de músicos-amigos que suele moverse en su entorno continúa teniendo esa buena capacidad de ubicación para hacer pop rock actual.

Lo cosmopolita y lo global es un tema que sobrevuela el concepto Atlas, al menos si no nos metemos de lleno en la sencillez de las letras. Introduce Rivero desde Shanghai, donde vive desde hace unos meses: "A estas canciones las compusimos antes de que yo me viniera a vivir acá, pero el disco lo grabamos en una atmósfera de cambio, al menos para mí. Fue en un fin de semana en el estudio de Juan Campodónico con la producción de Mariano Esaín, que fue quien produjo los discos de Astroboy. Pero el disco lo terminamos cuando yo estaba acá: el arte de tapa, la mezcla y el master son cosas que hicimos a distancia y para mí esa etapa quedó influenciada por Shanghai. De hecho la tapa del disco es una autopista de Shanghai. La sacó Kuan Zhu, un amigo Chino, que saca unas fotos increíbles".

En Atlas, dice Rivero, cada músico tiene su espacio aunque este a veces sea rotativo. "Antes creía que tenía que hacer música de una forma y ser de una sola forma; lo que pasa es que cuando hicimos Astroboy tenía 19 años, éramos bastante jóvenes. Pero fui conociendo a otros artistas y otras maneras de componer. En 2008 con Emilio hicimos Solitarios (en este link se pueden escuchar aquellas canciones) y ahí empezamos a componer de una forma distinta a la que yo estaba acostumbrado. Ese fue el primer cambio en mi acercamiento a la música post Astroboy. Más de 'parcería' como hacen los brasileros", explica Rivero. Por allí, asegura el ocasional cantante de Campo, ser parte de un proyecto con Campodónico más basado en la electrónica y sonidos latinoamericanos fue una buena forma de sacudirse prejuicios e inseguridades.

Dicho todo esto, ¿puede realmente reconocerse una serie de influencias visibles en Atlas? Como siempre, las influencias son a veces sutiles o incluso involuntarias: en Dreamer hay un dejo innegable a (el cantente de los Strokes) Julian Casablancas (o a The Cars, influencia directa suya) en colaboración con Daft Punk, una suerte de canción con futurismo y decadencia. Responde el cantante: "Sí, claro que hay similitudes. Yo creo que Julian Casablancas es un genio de las melodías y es un músico de ahora. Estamos condicionados por la época en la que nos toca vivir y yo hago un tipo de música como la de él y él hace un tipo de música como la mía. Crecimos en los años 80 con la televisión, mirando los mismos dibujitos y escuchando la misma música. Pero lo mismo pasó en otras épocas, Donovan y Bob Dylan, The Beatles y The Beach Boys... siempre hay una influencia. La música es un reflejo de la época y tiene el sonido de la época pero los contenidos son distintos".

Hay también cierta lectura de la música "disco" (otro de los géneros más "revividos" del 2014 dentro de la música anglo) en Move on: "En mi caso, las cosas más ‘disco’ vienen de la etapa en que hicimos Solitarios. Queríamos hacer música bailable y compusimos muchas canciones de ese estilo pero Move On surgió mucho después, a partir de otra base de Javier. La canción era distinta hasta que vimos que tenía que ser un house, con todos los "clichés" del género. Desde que dejó de existir Astroboy, Javier empezó a investigar y a hacer música con sintetizadores, lo que terminó en Visions (el disco se puede escuchar entero aquí). Tiene un costado de producción artística impresionante y poder contar con alguien así, que le mandás una canción despojada y te la devuelve con mil arreglos e ideas, es inspirador. Lo mismo pasa con Emilio, solo que Emilio esta vez se enfocó menos en la producción y más en la composición y las voces".

En la charla virtual con Atlas quedaba apenas pasar por una canción con las guitarras al frente: Mal día, una canción muy emparentable a Rivero que sin embargo tiene poco que ver con él: "Esta canción la compuso y la canta Emilio. Yo hago la otra voz más aguda. Es una de las canciones en español (en general) que más me gusta. Es de las primeras que tocamos como banda y desde la primera vez salió perfecta. Emilio es uno de los secretos mejor guardados de la música uruguaya, un compositor y productor increíble con una voz muy particular para el rock. Mal día la tiene hace años en la vuelta. Siempre me gustó para hacerla y estaba en los demos suyos para Solitarios, pero creo que antes yo, que era el que tenía que cantar, me sentía muy joven para decir 'Querida mía' en una canción. ¡Ahora ya no tengo ese problema!".

El EP de Atlas se escucha íntegro en este link.

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