La relación entre Chico Buarque de Hollanda y el fútbol no es nueva. Es reconocido su fanatismo por el club de fútbol Fluminense y también su pasión por organizar partidos en ocasión de ferias literarias. Lo que no se sabía hasta el momento es que el influyente músico y escritor carioca tenía un costado de su pasión reservado para un equipo uruguayo.
Quiso el destino y las agendas que Jorge Drexler, en su ruta hacia Montevideo para los conciertos de esta semana y la inauguración del estadio "Campeón del Siglo" de Peñarol, se encontrara en Río De Janeiro para jugar un partido con el creador de discos como
Almanaque y libros como
Budapest para aceptar la invitación de Buarque para jugar un partido de fútbol. Tras el encuentro, "Chico" estaba listo para posar con su camiseta como socio del club, obra y gracia del propio Drexler y su amigo Álvaro Tuzman, con quien el uruguayo se encuentra en estos momentos en
Brasil. Buarque ha jugado al fútbol con músicos de todo tipo, siendo muy recordadas
sus fotos con Bob Marley, listos para saltar al campo de juego.
Buarque evoca como pocos lo que es vivir un día cuando gana el equipo del que uno es hincha. Lo hace en la canción Bom tempo, en la que evoca un día de victorias de su adorado "Flu".
La visita a Buarque fue apenas uno de los encuentros de Drexler en Brasil con músicos célebres de ese país, algo que el uruguayo suele hacer cada vez que pasa por ese país. También cenó con
Caetano Veloso, a quien le dio a conocer a
Alfredo Zitarrosa tocándole una versión de
Zamba para vos armado de una guitarra. Carlinhos Brown, otro ídolo pop de Brasil, también compartió la cena de músicos.