El 27 de diciembre pasado, dos individuos en una motocicleta se dirigían a realizar disparos contra una escuela con el objetivo de generar conmoción, cuando se encontraron con una patrulla de la Policía de Acción Táctica y se enfrentaron en un tiroteo. Carlos Moreno y Alejandro Acosta habían recibido un pago de 100.000 pesos no solo por llevar a cabo el ataque a la escuela, sino también por dejar amenazas contra el gobernador Maximiliano Pullaro. Según la reconstrucción del fiscal Franco Carbone, el responsable de ordenar el atentado fue Francisco Riquelme, un narcotraficante del barrio Empalme Graneros, actualmente detenido en el penal federal de Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires.
Horas antes de su detención, se sospecha que los dos individuos, quienes habían recibido 100.000 pesos, dispararon contra la comisaría 19 de Rosario como parte de un plan para generar pánico y expresar descontento contra el gobernador. La comisaría fue atacada con una pistola calibre .380, el mismo calibre mencionado días antes por los detenidos al referirse a la llegada de un arma similar.
Tras la detención de los "soldaditos" narcos contratados para atacar y amenazar al gobernador, el fiscal Carbone descubrió, a través de peritajes en los teléfonos celulares, que el presunto autor intelectual de estos ataques y amenazas era Francisco Riquelme. Este individuo, vinculado a numerosos homicidios en Rosario, había contribuido a convertir el oeste de la ciudad en un escenario de guerra narco entre dos facciones.
Desde que asumió su cargo, Pullaro ha sido blanco de amenazas, especialmente después de reagrupar a presos de alto perfil en los penales santafesinos. Esto desencadenó respuestas inmediatas de grupos mafiosos, y la Justicia investiga si Riquelme también ordenó ataques previos contra Pullaro el 13 de diciembre. Ese día, hombres en moto dispararon contra la guardia del hospital de Emergencias y una sucursal del banco Macro, utilizando el mismo calibre de arma que se encontró en posesión de Moreno y Acosta.
Debido a estas amenazas, el fiscal solicitó restricciones para Riquelme en su lugar de detención, como visitas solo de familiares directos a través de un blindex y un control más estricto en las comunicaciones. Pullaro, después de evaluar las intimidaciones, decidió trasladar a su familia fuera de Rosario.
Rosario ha experimentado un aumento significativo de la violencia vinculada al narcotráfico, desafiando los límites imaginables. Las bandas narcos operan desde cárceles, provinciales y federales, y cualquier intento de desarticular estos grupos criminales se enfrenta a resistencia en forma de violencia en las calles. La situación ha llevado a un estado de normalización de este escenario inédito en Argentina.
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