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Plebiscitos y referéndums como armas electorales

Para ponerle el broche de oro a esta horda de referéndums/plebiscitos, esta semana se conoció la propuesta del sector Ciudadanos del Partido Colorado para cambiar la Constitución
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14 de abril de 2024 a las 05:00

Ya sabíamos desde hace tiempo que 2024 sería un año intenso desde el punto de vista electoral, con un escenario en el que la oposición busca volver al gobierno, la coalición permanece bastante unida y los líderes históricos ya no solo no se presentan sino que han perdido buena parte de su peso a la hora de elegir precandidatos y mover a los votantes. Pero pocos podíamos suponer que además de elegir candidatos (en las internas y, seguramente, en las dos instancias de las Nacionales) deberíamos decidir sobre el sistema de seguridad social, los allanamientos nocturnos, los intereses sobre una deuda y la forma de cobrar, los contratos con el Estado, y más.

Para ponerle el broche de oro a esta horda de referéndums/plebiscitos, esta semana se conoció la propuesta del sector Ciudadanos del Partido Colorado para cambiar la Constitución y, de esta manera, lograr que a las intendencias por fin dejen de ingresar funcionarios a dedo, para empezar a hacerlo por concurso o sorteo.

Los uruguayos tenemos cierto orgullo con esto de los referéndums y plebiscitos, porque pensamos que son una buena señal de salud democrática y un ejercicio de ciudadanía que ha definido temas muy importantes en nuestra historia. La cuestión es ¿cuántos referéndums y plebiscitos son muchos referéndums y plebiscitos en una sola elección y cómo afecta la cantidad de consultas la calidad del voto? 

Ya es suficientemente complicado para un ciudadano responsable elegir entre partidos y candidatos, intentando informarse sobre sus frecuentemente desperdigadas o inexistentes propuestas, como para sumarle tantos temas que deberíamos entender a conciencia a la hora de votar. No es para nada sencillo medir las consecuencias de temas tan complejos y diversos como la edad de retiro y el destino de las AFAPs, hasta cómo legislar sobre intereses de deuda y cómo se debe cobrar a los deudores, por mencionar solo dos de los seis sobre los podríamos tener que votar.

Ya es bastante complicado entrar al cuarto secreto y poner la lista del candidato y de diputados y senadores, para luego agregarle todo el resto de los papelitos de colores de estas consultas. Al final lo que termina primando es la fe ciega en el rumbo que elija un candidato. Si el señor X o la señora Z deciden apoyar alguna de estas consultas, entonces seguramente su campaña incluirá la papeleta correspondiente en los sobres con listas que recubren las calles en los últimos días de campaña. De esta manera, el orgullo por tanta democracia directa (ilusoriamente directa) se podría convertir en un voto inconsciente y hasta manipulado. Y de salud democrática pasamos a la inconsciencia ciudadana.

La legislación uruguaya habilita dos tipos de consultas. En un plebiscito los votantes deben decidir si se aprueba o no un proyecto de reforma constitucional, para lo cual se requiere al menos 50%+1 de los votos emitidos y solamente existen hojas de votación por el "SÍ". El referéndum sirve para otra cosa: para que los uruguayos puedan votar a favor o en contra de una ley previamente aprobada, por lo cual hay papeletas por"SÍ" y "NO". En este caso los votos en blanco son contabilizados como "NO"​ y se necesita que los votos por "SÍ" superen el 50%+1 de total, sin que se contabilicen los anulados. Tantos los plebiscitos como los referéndums son de voto obligatorio.

Entre 1917 y 1980 (63 años) hubo 14 consultas. Entre 1989 y 2002 (23 años) hubo 16. Y todavía no sumé las de este año.

La nueva propuesta de Ciudadanos se dio a conocer luego de la inesperada muerte del senador Adrián Peña, quien había presentado un proyecto de ley sobre el tema, que había sido rechazado en el Senado. Su sector decidió entonces, algo intempestivamente y sin consultar al resto del Partido Colorado, que utilizará el sistema de enmienda constitucional, para lo cual deberá conseguir dos quintos del total de votos de la Asamblea General (52 firmas de 129 legisladores), para que se convierta en un plebiscito.

El problema no es que uno u otro tema no sean lógicos, razonables y hasta deseables, sino que plantear todas estas consultas al mismo tiempo puede llevar o al inmovilismo, con lo cual fracasarán en masa, o al voto inconsciente, que hará que se apruebe casi cualquier cosa sin entendimiento real de lo que supone lo que se vota.

El último domingo de octubre los uruguayos tal vez debamos decidir sobre: 

  1. si la Policía puede hacer allanamientos nocturnos con la autorización de un juez. Este plebiscito ya se habilitó por la vía parlamentaria.
  2. si se da marcha atrás con la reforma de la seguridad social, no solo en lo que es la edad de retiro, que volvería a los 60 años, sino también si deben existir o borrar de un plumazo a las AFAPs, además de equiparar las jubilaciones con el salario mínimo nacional. El Pit Cnt está a pocas firmas de llegar a las que se exigen para habilitar este plebiscito.
  3. si se topean los intereses máximos de los préstamos y se prohíbe la prisión ante potenciales deudas que contraiga una persona, una consulta que es impulsada por Cabildo Abierto bajo la denominación “deuda justa”. En este caso hay dudas de que se llegue a las firmas.
  4. si pueden o no seguir ingresando funcionarios a dedo en las intendencias. Es casi seguro que Ciudadanos conseguirá los votos en el Parlamento que necesita para habilitar la consulta. 

Además, habrá que ver qué pasa con la iniciativa impulsada originalmente por el exdiputado de Cabildo Abierto, Eduardo Lust, sobre la fiscalía general y los mecanismos para la elección del fiscal general. Así como habrá que esperar por la consulta impulsada por el Movimiento Uruguay Soberano sobre contratos del Estado con empresas privadas, que busca que sean validados por dos quintos de las Cámaras de Senadores y Diputados, para evitar acuerdos secretos. 

De confirmarse cinco de estas seis propuestas, 2024 podría ser el año con más consultas en la historia de Uruguay, luego de las cuatro que se votaron en 1966, todas para reformar la Constitución.

La pregunta es por qué tantas consultas populares. ¿Porque los partidos políticos no están logrando los consensos internos y externos para que estos temas sean discutidos y decididos en el Parlamento? ¿Porque el sistema político está en un momento de cambio que irremediablemente supone cierta inestabilidad, lo que deriva en que, por ejemplo, el Pit Cnt termine convocando un plebiscito al que el 99% de los candidatos de todos los partidos no apoya porque afectará gravemente las cuentas nacionales?

En el fondo subyace una tentación de populismo disfrazado de democracia, que más que enriquecernos terminará empobreciendo el sistema del que tanto nos enorgullecemos. Es muy lindo desear que haya buenas jubilaciones y que estén atadas al salario mínimo nacional, pero hay que hacer las cuentas y preguntarse de dónde saldrá ese dinero que hoy no tenemos. ¿Saldrá tal vez de lo que ahora se destina o debería destinarse para combatir de verdad la pobreza infantil, el rango de edad que en Uruguay es más pobre?. ¿Cuántos jubilados son pobres? El 2%. Ojo con las ilusiones de la democracia.

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