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Báez Sosa “pidió clemencia”, pero recibió “una patada y otra más, y más”, dijo Burlando
El abogado de la familia de Fernando Báez Sosa, el joven argentino que fue golpeado hasta morir por ocho rugbiers a la salida del boliche Le Brique del balneario Villa Gesell en enero de 2020, aseguró que la víctima “levantó su mano desde el piso” cuando estaba siendo atacado y “pidió clemencia”.
“La respuesta fue una patada a la cabeza y otra más, y otra más”, aseveró ante el tribunal durante la etapa de alegatos del juicio. Según señaló el abogado, tal como consignó el portal El Cronista, los rugbiers “continuaban castigándolo”, pateándolo en “todo su cuerpo”.
De acuerdo con la declaración del letrado, los hoy imputados “esperaron el momento justo” en que se retiraron los efectivos policiales “así no tenían nada que los frene”, añadió el portal TN.
Burlando detalló cómo fue el momento de la golpiza. "Le impusieron un ataque por atrás y después todos juntos […] Golpearon a cada persona que quiso imponerse en su camino. ¿Cabe alguna duda a esta altura del debate si hubo o no intención de matar? ¿Se puede hablar de incidente o accidente? ¿Se puede hablar de una pelea? ¿Nunca fue amenazado o emboscado?", preguntó.
De acuerdo con el abogado, "la conquista era [el] trofeo" de los agresores. Por otro lado, expresó que “matar les dio hambre”, ya que luego de la golpiza se fueron a desayunar a un local de comida rápida, según profundizó El Cronista.
En tal sentido, Burlando enfatizó en que “todos, absolutamente todos participaron” del asesinato a Báez Sosa. “Fernando ha sido obra de una cacería humana […] Estaba indefenso”, manifestó.
Finalmente, tildó a los golpes que los imputados le asestaron a la víctima como “disparos de armas”: “Cada patada era un tiro, Fernando fue fusilado a golpes y patadas”, subrayó.
Tanto Burlando como los otros abogados, Fabián y Facundo Améndola, además de los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García solicitaron a la Justicia la prisión perpetua para los imputados.
