Nacional > Danilo Astori
Danilo Astori, un pilar indiscutido en el Frente Amplio con varios adversarios internos
"Tú tienes la conducción económica y tú la conducción política", les dijo, palabras más, palabras menos, el general Líber Seregni a Danilo Astori y a Tabaré Vázquez para poner fin a una década de rivalidad y sellar la victoria del Frente Amplio en 2004.
El contador timoneó la economía del ciclo de gobiernos progresistas pero nunca pudo imponerse en la interna frentista. “Astori no ha podido ser presidente de Uruguay solamente porque no ha logrado ser candidato del FA”, escribió el politólogo Adolfo Garcé en 2016.
Pilar indiscutido en la coalición de izquierdas, a punto tal de haber consolidado una corriente tras su apellido, el exministro de Economía y exvicepresidente falleció este viernes a sus 83 años y recogió elogios de todo el espectro político, incluidos los de varios compañeros con los que en vida se sacaba chispazos.
Astori saltó a la escena política como el culto delfín de Seregni que encabezó en 1989 todas las listas al Senado, y fueron los comunistas de la Democracia Avanzada a quienes tocó pagar la banca como la nómina más votada. "Pudo haber llegado con cualquiera, porque era una figura que representaba la envergadura o el calado del Frente", reflexiona el doctor en Ciencia Política, Jorge Lanzaro.
Consultado por El Observador respecto a si ese alcance fue acotándose con los años, el experto plantea: "Sin duda tenía contrincantes, otros que lo querían más y otros menos. Eso pasa con los grandes liderazgos, algunos tienen más grado de universalidad y otros son más competitivos. La figura de Seregni llegó a proyectarse por encima de todas las tiendas".
Astori fue el retador en la década del '90 del ascendente liderazgo de Tabaré Vázquez, el popular oncólogo de La Teja que anotó el primer triunfo electoral de la izquierda al asumir la Intendencia de Montevideo en 1990, con una paradójica coyuntura en que el contador –hoy referente la sensibilidad socialdemócrata en el Frente– aparecía como vocero de postulados aún setentistas y como defensor de la orgánica ante el impulso vazquista por consolidar alianzas más amplias que derivarían en la fundación del Encuentro Progresista.
Con la fundación de Asamblea Uruguay en 1994 y su consagración como primera fuerza con el 38% de los votos frentistas, el astorismo solía desafiar con frecuencia a las mayorías en la orgánica y en la bancada, sin morderse la lengua para exponer públicamente sus discrepancias con los compañeros. Así lo hizo ante la reforma de la seguridad social de 1995, proclive a negociar con el gobierno de Julio María Sanguinetti, y la reforma electoral que instauró el balotaje, a la que el FA se terminó oponiendo.
Astori confesó en agosto del 2002 que votó contra el salvataje financiero de la administración de Jorge Batlle por disciplina partidaria y Tabaré Vázquez le salió al cruce: "O acatan y se callan la boca, o se van".
Cuestionar ideas mayoritarias dentro del Frente Amplio le generó enemigos internos, pero el tiempo en más de una ocasión reivindicó su postura. "Tuvimos muchas diferencias, pero menos mal que él estaba", dijo Mujica este viernes.
Sendic, Mujica, Cosse, Murro, comunistas y PIT-CNT
El astorismo mantuvo una larga rivalidad con el MPP de José Mujica y acusó en ese tiempo los cuestionamientos de un Partido Socialista, conducido por Reinaldo Gargano, que a menudo buscó el punto medio entre ambos.
Pese a que Vázquez, ya en el gobierno, lo quiso como su sucesor y propuso a Mujica para que lo secundara en la fórmula, el popular líder terminó aliándose con los comunistas, cuya incidencia en las bases operó para que la precandidatura de Astori saliera tercera en el Congreso detrás de Mujica y de Marcos Carámbula.
El referente de Asamblea Uruguay siguió chocando con el exmandatario aún hasta el presente, habiendo sido socios en el gobierno. "El tema fiscal fue fundamental, se gastó mucho y se gastó mal (en el gobierno de Mujica)”, criticó el contador este año en el podcast de su colega Javier De Haedo, en una tónica que por su parte le ha valido reproches en el FA y en el actual oficialismo, bajo la premisa de que criticaba administraciones como si no hubiera formado parte de ellas.
Mujica sostuvo este viernes, con "dolor", que "le había rogado" por una "charla" cuando "se fue al hospital", "porque quería descargar un poco" su "corazón". "Porque yo tuve que apoyarlo para que pudiera ser candidato a presidente en 2014 y no me pude pelear con mi gente. Estaba convencido y son esas cosas que le quedan a uno como un clavo adentro", sostuvo conmovido.
El viejo líder también le bajó el pulgar a una candidatura astorista para 2019, no sin nuevos roces en el infructuoso proceso.
Como ministro de Economía, Astori concentró también varios de los dardos del PIT-CNT y del Partido Comunista. El dirigente sindical Marcelo Abdala declaraba en noviembre de 2007: "Hay que tener en cuenta que el Estado es una hechura de las clases dominantes por más que hoy esté timoneado por la izquierda. El problema principal para nosotros que el Ministerio de Trabajo (entonces conducido por Eduardo Bonomi) queda envuelto en la telaraña de una política macroeconómica con la que discrepamos".
La central sindical trancaría en el tercer gobierno contra el ajuste fiscal anunciado por Astori en 2016, y el aumento en el IRPF de franjas bajas, y lograría modificarlo en alianza con varios sectores del oficialismo críticos con la propuesta.
Documentos del Partido Comunista hablaban en la primera administración frentista de una conducción económica del astorismo que "en líneas generales" replicaba "las mismas pautas del neoliberalismo", premisa reiterada por el sector en 2022, cuando acusó que el déficit en Ancap “respondió a una estrategia impuesta al ente por la visión económica predominante (expresada principalmente en el MEF), donde se limitó la posibilidad de inversiones genuinas en función de mantener los aportes a Rentas Generales, promoviendo el tomar deuda para cumplir con los planes de desarrollo a nivel país y en varias áreas de actividad, con amplias repercusiones sociales asociadas”.
Astori cuestionó la gestión personalista de Raúl Sendic en el ente y ambos mantuvieron una fuerte rivalidad. El exdirigente de la 711 acusó por ejemplo –en clara referencia a Astori– de "fantasmas" a "todos los que trajeron" al líder de Leadgate, Matías Campiani en procura de resucitar Pluna, cuya caída fue uno de los tragos más amargos del astorismo y terminó costando la condena a su ministro Fernando Lorenzo y su presidente en el BROU, Fernando Calloia.
El exministro de Economía se opuso desde un primer momento a que Sendic acompañara a Vázquez en la fórmula en 2014 y, cuatro años más tarde, sentenció que el renunciante vicepresidente era "una de las peores cosas que le ha pasado al FA en toda su historia". En 2014 también acusó que el salteño Andrés Lima, entonces diputado, se había sumado a la campaña de la 711 a cambio de "una suma de dinero".
Astori se sacó chispas en el segundo gobierno de Vázquez especialmente con el ministro de Trabajo, Ernesto Murro y con la titular de Industria, Carolina Cosse. Con el primero se cruzó por el costo fiscal que acarrearía el proyecto prometido por el presidente para solucionar el problema de los "cincuentones", a lo que el jerarca respondió que se hacía "mucho terrorismo de cifras". Murro también trancó cuando el ministro de Economía pidió en 2018 blindar la Rendición de Cuentas con un "espacio fiscal igual a cero": "Nos importa el déficit pero más la vida de la gente", le propinó.
Los roces con Cosse fueron en cambio cuando Astori mandó a parar la construcción del Antel Arena para revisar el presupuesto disponible para otras inversiones, una pulseada que terminó ganando la expresidenta de la telefónica estatal. "En esa discusión la verdad es que triunfó la tesis del presidente (Tabaré) Vázquez, que fue la de realizar el Antel Arena, seguramente con efectos negativos sobre otras posibilidades de inversión que el país tenía, una de las cuales está mostrando consecuencias en este momento, como es el caso del agua", dijo Astori este año en Periodistas.
El exministro también remarcó a la entonces ministra de Industria, una vez confesadas sus aspiraciones electorales, que debía renunciar: "La contradicción que hay que evitar es la que existe entre ser candidato y ser gobernante, porque yo puedo decir 'no estoy en campaña' pero al mismo ser ministro y eventual candidato a un cargo de responsabilidad".
