Manini contra todos: el fantasma de la fractura recorre la coalición

“La relación con Manini es terminal”, “si lo bancamos es por necesidad”; “el peor enemigo de Manini es Manini”, “esto ya se terminó”, fueron algunas de las frases dedicadas desde dentro de la coalición de gobierno. Todas ellas en off, por aquello de no echar más leña a un fuego que ya se divisa a la legua.

“Tenemos que tragarnos sapos y culebras”, dijo el senador blanco Jorge Gandini en una reunión de bancada nacionalista en donde se decidió guardar silencio ante la arremetida.

La etapa “terminal” de la relación de Manini con blancos y colorados comenzó el domingo 2 cuando el líder de Cabildo aprovechó un informe del programa Santo y Seña de canal 4 para arremeter con saña contra socios, adversarios y periodistas a través de un mensaje de WhatsApp dirigido a algunos militantes, particularmente a un grupo de paracaidistas de las Fuerzas Armadas.

El informe tenía que ver con irregularidades cometidas en la adjudicación de viviendas durante la administración de la renunciante Irene Moreira, esposa de Manini. En conocimiento del contenido del programa televisivo, el ex comandante en jefe del Ejército apuntó primero contra los periodistas a quienes involucró en una ofensiva contra él, su esposa y todo Cabildo. Enseguida agregó que todo lo hacían “siguiendo un plan dispuesto desde Torre Ejecutiva”.

Y siguió: "Se suben al carro algunos frentistas como (Sebastián) Sabini, y sin aparecer, blancos y colorados, empeñados en demostrar que Cabildo es tan corrupto como ellos".

Carente de toda sutileza, Manini culminó su mensaje de esta manera”. “Es tremenda la hipocresía y el cinismo. Parece que los centenares de ingresos sin concurso a militantes blancos o colorados (y a frentistas) en ministerios e intendencias, los permisos de importación en la granja, los beneficios de todo tipo incluyendo y viviendas a nivel intendencias a militantes partidarios, y tantas otras acciones que vemos todos los días, están permitidos. Si quedamos callados es otorgarle la razón a estos canallas, y eso va directamente contra Cabildo Abierto",

“La relación con Manini es terminal”, “si lo bancamos es por necesidad”; “el peor enemigo de Manini es Manini”, “esto ya se terminó”, fueron algunas de las frases dedicadas desde dentro de la coalición de gobierno.

El tono severamente confrontativo de Manini sorprendió a blancos y colorados pese a estar acostumbrados a las diferencias que ha expresado dentro del gobierno al abordar temas tan trascendentes como la reforma de la seguridad social y la forestación. Ni siquiera la declaración de Cabildo contra la gestión del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, impulsada junto al Frente Amplio en la reciente interpelación, ni el anuncio de la campaña de recolección de firmas para plebiscitar el perdón de las deudas de miles de uruguayos, cayó tan pesada en blancos y colorados como este WhatsApp dominguero para militantes.

“Lo que dice en privado es lo que piensa. Piensa que somos todos corruptos”, dijo a El Observador un parlamentario nacionalista.

La creciente ofensiva de Manini hacia sus socios se da de bruces con una estrategia electoral tendiente a abarcar un grupo de votantes más amplio. Por el contrario, parece dedicada a un núcleo duro militante y a la familia castrense que forma parte de la columna vertebral de Cabildo.

Las encuestas que le adjudican un techo del 4% y un piso de 2% no son precisamente un aval para esa estrategia que se profundiza a medida que se acercan las elecciones.

Dirigentes blancos del interior aseguran que muchos militantes que en los comicios pasados migraron a Cabildo están volviendo a su lugar de origen espantados por la violencia discursiva de Manini y por las desinteligencias internas del partido que en octubre de 2019 se quedó con el 11% de los sufragios.

Para completar el enrarecido clima interno de Cabildo, el ministro de Vivienda, Raúl Lozano, le pidió la renuncia al director general de esa cartera, Jorge Ceretta. “No estábamos satisfechos con lo que era su desempeño”, dijo el ministro acerca de la gestión de su correligionario quien abandonó el cargo.

Además Lozano se mostró distante de los dichos de Manini sobre la supuesta maniobra urdida desde la Torre Ejecutiva. “Muy cómodo (con esos dichos) no estoy”, dijo.

La aparente deriva de Cabildo provoca sensaciones encontradas entre sus socios. Mientras muchos dirigentes blancos y colorados se entusiasman con nutrirse con una sangría de votos cabildantes, muchos otros se preguntan cómo harán para explicar a los uruguayos que es posible ofrecer un nuevo gobierno de coalición tras los comicios de 2024.

Dirigentes blancos del interior aseguran que muchos militantes que en los comicios pasados migraron a Cabildo están volviendo a su lugar de origen espantados por la violencia discursiva de Manini y por las desinteligencias internas del partido que en octubre de 2019 se quedó con el 11% de los sufragios.

Suponen que, en una hipótesis de mínima, Manini logrará rescatar su banca en octubre. Y luego le resultará complicado invitar a votar en un balotaje al representante de uno de esos partidos en los que, a su juicio, campea la corrupción.

Pero lo cierto es que el líder de Cabildo no tiene miras de matizar sus constantes críticas a blancos y colorados e incluso ha buscado despegarse de la crisis del agua salada – “es de una negligencia escandalosa”, dijo- reclamando, entre otras cosas, que OSE no cobre el consumo mientras el agua no sea potable.

El ministro Lozano sostuvo que, mediante una intervención divina, es posible que la coalición llegue entera a las elecciones de 2024: “Vamos a llegar, Dios mediante, al final del período de gobierno”, dijo.

Es probable que los finísimos hilos que aún ligan a Cabildo Abierto con sus socios soporten un tirón más para no exponer al oficialismo a una fractura definitiva que sería demasiado traumática. Pero, tras el afiladísimo WhatsApp de Manini, la permanencia en pie de la coalición ya se parece a un milagro.