El ministro de Defensa, Javier García, informó este lunes que el gobierno decidió comprar dos patrullas océanicas al astillero español Cardama por 82,2 millones de euros.
"Van a permitir a la Armada Nacional retomar su misión esencial, consistente en la custodia de nuestra soberanía nacional en el mar, el cuidado de nuestros recursos naturales, evitar y reprimir cuando sea necesario actividades ilegales, y retomar el control sobre todo de nuestro espacio marítimo, cuestión que está muy limitada a partir del deterioro y la antigüedad que tienen los buques de la Armada", expresó el ministro según recoge Telemundo.
El primer buque estaría llegando en el primer trimestre de 2025 y el segundo sobre final de ese mismo año. Según dijo García, de las ocho ofertas recibidas está fue la más barata y la que podía entregar los buques con mayor rapidez. Además, es un cifra bastante menor que las recibidas en la primera licitación realizada.
Es que la compra de las OPV tuvo varias idas y vueltas desde que en diciembre de 2021 el presidente Luis Lacalle Pou anunció que se realizaría la compra. El proceso incluyó una licitación declarada desierta, el análisis de una oferta noruega que luego fue descartada, un nuevo llamado a precios pero también movidas diplomáticas chinas y quejas de algunos participantes del proceso.
El proceso que derivó en esta adjudicación comenzó en abril de este año, cuando uno de los ayudantes del comandante en jefe Jorge Wilson se comunicó telefónicamente con los representantes de los distintos astilleros para pedirles que presenten ofertas a partir de algunas directivas.
La informalidad del planteo sorprendió a algunos de los representantes, que pidieron recibir por escrito las pautas del nuevo procedimiento para poder discutir con la casa matriz el alcance de las ofertas.
Tras los contactos iniciales, que incluyeron algunas cartas enviadas por Wilson con especificaciones de las exigencias y reuniones tanto presenciales como virtuales con representantes de las empresas, se estableció que las propuestas debían ser entregadas al comando antes que terminara la tercera semana de mayo.
Con ese plazo sin vencerse, una visita encendió las alarmas entre los interesados. El subsecretario de Defensa, Rivera Elgue, junto al jefe de gabinete del comandante en jefe de la Armada, Jorge Wilson, el capitán de navío Marcelo da Silva, aprovecharon un viaje a España para visitar al astillero Cardama en Galicia, el que a la postre sería el adjudicatario.
Ese viaje causó desconcierto porque algunos representantes habían cursado otras invitaciones similares sin obtener respuestas por lo que sintieron que se estaba manifestando preferencia por uno de los participantes.
El 19 de mayo, cuando se venció el plazo, el comandante Wilson distribuyó las ofertas a los contralmirantes. Les pidió que las estudiaran personalmente -es decir sin conformar equipos de trabajo- y los convocó a una reunión el viernes 26 para discutir y dar sus opiniones.
Según reconstruyó El Observador, ese día quedó de manifiesto que había opiniones divididas, porque el comandante Wilson, el director de Material Naval Héctor Magliocca y el prefecto José Elizondo se inclinaron por Cardama, pero el jefe del Estado Mayor Gustavo Musso se expresó por Gondán (ubicó a Cardama en último lugar) mientras que Gustavo Luciani (director de Personal Naval), Diego Vizcay (comandante de Flota) y Miguel de Souza (director de Finanzas) no expresaron una preferencia clara.
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