HSBC tomó una decisión que pasó desapercibida para el gran público, camuflada entre las habituales noticias financieras de recortes y ajustes. El banco eliminó su programa de "Gerentes Internacionales", una institución con 160 años de antigüedad. La narrativa oficial es impecable: el nuevo CEO, Georges Elhedery, ahorra 1.500 millones de dólares y moderniza la estructura con la eliminación de roles que se habían vuelto "presuntuosos" y obsoletos.
Sin embargo, quedarse con el titular del ahorro es una ingenuidad. Lo que presenciamos no es una simple poda presupuestaria; es el desmantelamiento de la infraestructura humana para "pavimentar el camino" a la inteligencia artificial.
El mito del "Generalista" frente al algoritmo
El programa eliminado se basaba en la figura del "generalista", con ejecutivos bien pagados, beneficios diplomáticos y pensiones de oro, cuyo trabajo era rotar por el mundo para mantener la cultura del banco y conectar departamentos. Eran, en esencia, "middleware humano". En el siglo XX, las empresas necesitaban a estas personas para lubricar los engranajes de una multinacional. Hoy, esa función es el primer objetivo de la automatización.
La inteligencia artificial (IA) no necesita "embajadores culturales" ni intermediarios que viajen en clase ejecutiva para trasladar información de Londres a Hong Kong. Los sistemas actuales integran datos, estandarizan procesos y vigilan el cumplimiento normativo en tiempo real y a coste marginal cero. Eliminar a estos gerentes no es solo una cuestión de eliminar salarios altos; es la admisión tácita de que el valor que aportaban como la coordinación, es mejor gestionado por el software.
Una medida tímida ante un tsunami inevitable
Aunque la eliminación de este programa parece drástica para los tradicionalistas, en realidad es una medida tímida y tardía. El mercado financiero es un depredador que huele la ineficiencia a kilómetros. Los bancos que mantengan estructuras de gestión decorativas, basadas en la jerarquía y no en la utilidad técnica, serán castigados sin piedad en la bolsa.
Los inversores ya no compran historias de "tradición" o "prestigio"; compran márgenes operativos que solo la IA puede ofrecer. La competencia, desde las fintechs ágiles hasta los gigantes bancarios que han abrazado el "gran reemplazo" de forma más agresiva, acelera este proceso. Aquellos directivos que hoy celebran el ahorro de costos como un triunfo contable, mañana se darán cuenta de que solo estaban retirando los escombros para la llegada de la maquinaria pesada.
El verdadero mensaje: Nadie está a salvo
Este movimiento de HSBC es un aviso para navegantes. Se utiliza la excusa de la "actitud elitista" de estos gerentes para justificar su despido ante la opinión pública y la plantilla restante. Es más fácil decir "despedimos a estos snobs" que decir "estamos eliminando la capa de gestión porque un algoritmo lo hace mejor".
Es el enmascaramiento perfecto. Bajo la bandera de la austeridad y la igualdad interna, se introduce la lógica implacable de la eficiencia algorítmica. Hoy son los "Gerentes Internacionales" con sus subsidios de vivienda; mañana serán los analistas de riesgo, los gestores de cumplimiento y los mandos intermedios.
La señal es clara: la era del "generalista corporativo" llegó a su fin. El mercado no espera a que las instituciones se sientan cómodas con el cambio. El reemplazo es feroz, rápido y vendrá disfrazado de "reestructuración necesaria para reducir costes". Quien no sepa leer estos signos hoy, será el coste recortado de mañana.
Las cosas como son
Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.