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Aprueban el nuevo plan de bachillerato para liceos y UTU: ¿qué cambia?
En la mañana de este martes, en una sesión extraordinaria, el Codicen aprobó el nuevo plan para el primer año de bachillerato en liceos y UTU. Empezará a regir desde 2024 y contó con el voto favorable de los consejeros políticos (no así de los representantes de los docentes).
Pese a las críticas de las asambleas docentes —en Secundaria solo dos liceos en 300 apoyaron esta transformación—, el documento aprobado mantiene la lógica del borrador que se había puesto en discusión en agosto. Solo que, en su versión final, incorpora algunos cambios para los liceos (UTU conserva lo previsto en el documento preliminar de agosto).
Nombres y cargas
La Asociación de Profesores de Física había cuestionado que la asignatura sea “sustituida” por Física y Robótica. Los docentes habían advertido que “no existen casos exitosos en el mundo” que demuestren que la robótica pueda ser parte de una materia de ciencia básica, y que si bien los fundamentos de la Física se usan para la construcción de robots (como en casi toda construcción) no es el foco pedagógico en esa etapa de aprendizaje.
Adriana Aristimuño, uno de los cerebros detrás de la reforma, había justificado la incorporación de la robótica como mecanismo de “actualización” y para que una asignatura que, a veces, es árida pueda dictarse desde las competencias y en base a proyectos.
Pero la visión del colectivo se impuso y Física seguirá siendo Física, a secas. “Si bien se reconoce la potencialidad de la robótica para aplicar y construir los conocimientos de la Física (…), se considera que no es el único camino a través del cual se pueden lograr estas metas”, justificó la inspección de la asignatura y coincidió la Dirección de Secundaria.
¿Qué pasa con Astronomía y Filosofía?
Astronomía era otra de las asignaturas que levantó polvareda en la discusión del plan original. La crítica de que esta materia pasase a ser optativa llevó incluso al reclamo de premios Nobel. Secundaria tomó las críticas y estableció que, si bien deja de ser parte de la alfabetización básica y común, todos los liceos tendrán Ciencias del Espacio y Tecnologías Aplicadas (ese será el nombre). El objetivo ahora ya no pasa por conocer los objetos del universo, sino valerse de las tecnologías para la investigación espacial (imágenes satelitales, por ejemplo). De ahí que se trabaje en proyectos junto a los nuevos laboratorios de Ciencias del Espacio. Por eso se transforman los 62 observatorios astronómicos actuales y se incorporan otros 23 nuevos.
Filosofía tiene una justificación ahora, por iniciativa de su inspección, que apunta a la criticidad de los estudiantes, mientras que Historia da importancia a la formación intelectual.
El cambio de Educación Física y Lengua
Deporte o Educación Física pasa a llamarse Conciencia Corporal dado “un nuevo enfoque teórico práctico”.
El consejero político Juan Gabito quiso que los nombres de las asignaturas sean más sencillos, y que coincidan con la disciplina en que están formados los docentes que las dictan: Geografía en vez de Territorio, Ambiente y Sociedad; o Historia en lugar de Educación en Patrimonio; o Lógica en lugar de Argumentación y Debate. Pero sus planteos no contaron con el apoyo del resto de consejeros.
Sí tuvo éxito en que Lengua y Cultural Literaria cambie por Lengua y Literatura.
En cuanto a las cargas horarias, en la versión original Ciencias de la Vida tenía dos horas por semana. Ahora se llamará Biología y contará con tres horas.
¿Qué hay más allá de nombres y cargas? Como había contado El Observador en esta nota, la reforma implica una mayor flexibilidad para quienes cambian de subsistema (o de orientación en el fin del bachillerato). A través de nivelaciones o equivalencias, por ejemplo, los alumnos no tienen que volver atrás cuando cambia de trayecto. Además existe una baja de lo propedéutico para dar paso al saber hacer y trabajar en base a proyectos.
